El pasado domingo, nuestro obispo auxiliar de Lima, Monseñor Guillermo Elías Millares, presidió la Celebración Eucarística de toma de posesión del Pbro. Mario Yépez Barrientos CM., como nuevo párroco de la Parroquia San Vicente de Paul, en el distrito de Surquillo.
Al inicio de su Homilía, monseñor Elías resaltó el crecimiento del padre Mario, quién, desde su niñez, ha participado de dicha comunidad parroquial: “Estimado padre Mario, qué alegría poder compartir contigo y con esta importante comunidad este día histórico para ti y también para la comunidad. Me comentabas que fuiste acólito aquí, que fuiste catequista aquí, y ahora serás el párroco aquí, qué momento tan hermoso para ti, pero también para la comunidad que vive un proceso de madurez en la fe, porque un miembro de ustedes preside ahora su comunidad”.
Comentando el Evangelio de San Juan (11,3-7.17.20-27.33b-45), que relata el pasaje de la resurrección de Lázaro, nuestro obispo auxiliar señaló que Jesús, al enterarse de la muerte de su amigo, decide volver y, si bien, no regresa de inmediato a Judea, decide hacerlo, sin temor a arriesgar su vida.
Asimismo, continuando con su reflexión, Elías indicó que Jesús, como Hijo de Dios, sabía de su misión en este mundo, pero también, como humano, compartía sus penas con sus amigos: “Jesús también es uno de nosotros, amigo de los suyos, comparte sus penas, llora con ellos incluso. Las hermanas consideran que la muerte de Lázaro es definitiva, pero Jesús se mantiene firme, da gracias al Padre, sabe que lo escucha y grita: “Lázaro, sal afuera”, poniendo de pie al que estaba tendido, desata al que estaba ligado y da vida al que estaba muerto. Esto es definitivamente una experiencia fundamental para tenerla en cuenta en nuestra vida de fe, esa es la obra del espíritu en nosotros”.
De esta manera, con la resurrección de Lázaro, nuestro obispo auxiliar nos invitó también a dar vida a nuestros hermanos y a nuestra sociedad, sobre todo, en estos tiempos, donde la muerte nos rodea constantemente: “Nosotros también estamos llamados a dar vida en una realidad como la que viven tantos en nuestra ciudad marcada por la muerte, no solo del no nacido, sino muchas formas de muerte que hay en nuestro país y ciudad. Por ello, debemos defender ese derecho humano primordial, que es el derecho a la vida”.
Finalmente, dirigiéndose al padre Mario nuevamente, monseñor Elías lo felicitó y motivó a preservar la vida de la comunidad de San Vicente de Paul, siguiendo el ejemplo de Cristo: “Y, en medio de esta situación, el Señor ha querido que tú, Mario, con alegría, en el momento de tu vida presbiteral y religiosa, puedas presidir aquella comunidad en la que empezaste tu vida pastoral como niño, como joven y ahora como adulto, se te pide dirigir y provocar la vida. Tendrás que repetir, como Jesús, sal afuera, a tantos que están ocultos, metidos en su postergación, en su soledad, que aún requiere vida para otros”.