"Un pueblo Pastor responsable de la vida de nuestra sociedad"

En el marco de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, presidió la Celebración Eucarística de este IV Domingo de Pascua, Fiesta del Buen Pastor. También estuvo presente el padre Luigi Norabuena, responsable de la Comisión de Vocaciones Sacerdotales y Religiosas.

Durante su homilía, Monseñor Castillo reflexionó sobre las dimensiones pastorales de todos los que ocupan hoy roles importantes en la dirección del mundo y la vida de nuestra sociedad: «Somos también un pueblo pastor que, organizado desde sus propias vocaciones, sabe que su misión es riesgosa y carga con los problemas de los demás en los hospitales, en las calles, en el servicio cotidiano, en el cuidado de las familias, en la ayuda social, enseñando a todo el pueblo a vivir en forma ordenada dado que no hemos sido habituados a algo tan duro y difícil como es la restricción de nuestras relaciones por el aislamiento social».

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Pastores que puedan suscitar una esperanza dentro de la vida del mundo

«Hoy es un día fundamental para la constitución de nuestra Iglesia, es una jornada de oración y es una jornada mundial porque toda la Iglesia pide a Dios que envíe obreros a su cosecha, es decir, envíe pastores que puedan guiar y orientar la vida de la Iglesia y suscitar una esperanza dentro de la vida del mundo», comentó al inicio.

En esta situación de pandemia hemos sido testigos de muchos pastores que dan la vida por sus ovejas, manifiesta el Arzobispo de Lima, hasta el punto de «agotarse completamente por su servicio y ayuda, pero también hemos visto que esos pastores no solamente son los sacerdotes, las religiosas, los Obispos que ayudan al pueblo, sino que tenemos un pueblo también pastor».

El pueblo pastor que menciona Monseñor Castillo también nos enseña hábitos de disciplina para vivir de forma ordenada y «no de acuerdo al capricho personal», sino de acuerdo a la vocación: «por eso es que se hace una jornada de oración por las vocaciones, porque la vocación es algo que nos da Dios, es un llamado que nace desde lo más profundo del ser porque Dios nos creó para ser imagen suya, para ser sus hijos y para destinarnos a una misión que solamente Él conoce y que nosotros podemos discernir para encontrar cuál es nuestro camino» – agregó.

El Buen Pastor mira cara a cara a sus ovejas

Refiriéndose al Evangelio de Juan (10,1-10) de este IV Domingo de Pascua, el Arzobispo de Lima explicó que el verdadero pastor «no es una persona que está escondiéndose y entra por el muro como un asaltante», sino es alguien que «mira cara a cara a sus ovejas y las conoce, va comprendiendo sus problemas, les habla, las escucha, conoce sus nombres y las lleva a pastar en lugares tranquilos».

Como dice el Papa Francisco, el Pastor se pone delante de su rebaño para defenderlo, en el medio para acompañarlo y detrás para dejar que las ovejas tomen iniciativas – «no es un manipulador, el Pastor es un promotor – aclara Monseñor Carlos Castillo – es promotor como Jesús lo fue con sus discípulos, escuchándolos, conociéndolos y suscitando en ellos la capacidad de seguir adelante y de crecer humanamente».

No se es pastor de la noche a la mañana, se camina progresivamente escuchando la voz del Señor, pidiendo perdón por las restricciones que hacemos a la acción del Señor y aprendiendo poco a poco en nuevas situaciones a hacerlo. Nadie nace pastor, el ser pastor es una vocación que está inscrita en el corazón de cada persona, pero poco a poco hay que ir formando esa vocación para crecer en ella, y lo que Dios ha depositado desde el seno de nuestra madre, pueda crecer y hacer posible que todos nosotros tengamos esperanza

Seamos pastores responsables de la vida de nuestra sociedad

«Hoy hay formas muy peligrosas de aparecer como Pastor porque tenemos diferentes medios de comunicación que permiten engañar – recuerda el Arzobispo de Lima – esa voz que susurra y apremia para que las cosas salgan rápido sin pensar, esa voz del maligno como llama el Papa Francisco, obliga a la premura, presiona, condiciona y manda, no propone sino que impone».

La vocación del Pastor, por una parte es una vocación a la vida eclesial y a la construcción de la Iglesia para el servicio de todos los pueblos y esperanza de la humanidad, afirma el Primado del Perú, pero «eso no quiere decir que no haya dimensiones pastorales de todos los que ocupan hoy roles importantes en la dirección del mundo, y esta Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones implica también que aquellas vocaciones dirigenciales que existen en la sociedad, desde los padres de familia hasta los jefes de los pueblos, de las organizaciones populares, los alcaldes, los presidentes, los jefes de instituciones, tienen que comprender que hay una dimensión pastoral que no podemos dejar de lado, que consiste en no manipular, no imponer, no actuar bajo los propios intereses sino llevar a las personas al interés común».

Todos debemos cuidarnos los unos a los otros como pastores, hacernos responsables todos de la vida de nuestra sociedad y de la comunidad cristiana, pidiendo cosas que no expongan al contagio, sino que más bien nos liberen del contagio, realizando las cosas en forma sumamente ordenada

«En este día de las vocaciones pedimos para que la vocación misma emerja de cada uno de nosotros y hagamos caso al misterio profundo que tenemos en nuestro ser, que estamos hechos para servir y nacimos para los demás, nacimos gracias a otros que nos dieron la vida, nacimos del Padre, y por lo tanto, debemos ser responsables los unos de los otros» – subrayó el Arzobispo de Lima.

«Dejémonos suscitar por la delicadeza del Señor que nos guía con paciencia, que nos corrige, tengamos la humildad de reconocer nuestra resistencia a escuchar la voz más profunda que Dios nos dirige, y dejémonos llevar por su Palabra para poder cumplir la misión que tenemos. Como me dijo un alumno una vez: Jesús es el arengador del Reino, el que alienta, propone, suscita y siempre mantiene la esperanza, y es eso lo que necesitamos en este momento en nuestra patria, la arenga del Señor. Vamos adelante en medio de la dificultad, sigamos hasta el fin, porque Dios nos ama y Dios no nos abandona», concluyó.