«El Papa ha aprendido a conocer a Jesús a través de los pobres, de la gente sencilla de los pueblos, apreciándolos, porque él ve en la historia la presencia de Dios», ha recordado el Cardenal Carlos Castillo en entrevista concedida al diario La Nación. El arzobispo de Lima reflexionó sobre el camino sinodal que la Iglesia Universal viene recorriendo de la mano de Francisco en estos doce años.

Este 13 de marzo, el Papa Francisco celebra doce años desde su elección como papa. Si bien lo hace desde el hospital Gemelli, donde permanece internado hace un mes, continúa al frente de la barca de Pedro con «una conciencia muy grande de que la responsabilidad que se le ha dado, por obra del Espíritu Santo, es para toda la vida», así lo ha manifestado nuestro Cardenal Castillo.
“Solamente algo muy extremo podría convertirse en una decisión de renunciar, pero eso no está pasando», reiteró el Primado del Perú que, al ser consultado sobre las reflexiones que ha dejado estos doce años de pontificado, comentó:
«Si hay algo que realmente sorprende en el Papa, gratamente, es lo transparente que es para mostrarnos a Jesús. El Papa ha significado, para mucha gente, un modo de acceder a Jesús sumamente concreto y sencillo; de tal manera que, poniéndose en calidad de amigo, de persona cercana, de su forma de hablar, de su sencillez, de su espiritualidad, de su imaginación, esas intuiciones enormes que tiene de su visión grande de futuro, nos muestra un tipo de apertura que, inmediatamente, sientes que Jesús está muy cerca. Francisco es un testigo. Y la sorpresa más grande de todo lo que ha hecho en este tiempo es que son doce años en donde hemos vuelto a conocer a Jesús», destacó.
La identificación con Jesús es, para el arzobispo de Lima, uno de los aspectos más influyentes en la vida de Francisco: «No teme mostrar sus fragilidades. El Santo Padre, a través de sus propias fragilidades, nos muestra la debilidad y, simultáneamente, la fuerza extraordinaria de amor de Jesús. Creo que esto genera en nosotros esa apertura a seguir contemplando la historia, a seguir caminando. Yo, en particular, tengo que agradecer su amistad sencilla, su transparencia tan grande para mostrarnos la presencia del Señor, que nos ama gratuitamente sin herir y, por lo tanto, llena de esperanza a la humanidad».
Los que mejor comprenden a Francisco, curiosamente, son las personas lejanas, porque viven en la periferia. La gente pobre, los ateos, las personas que están medio perdidas, sienten en él un consuelo.


El Cardenal Castillo valoró la capacidad del Papa de ‘sinodalizar’ todo, de encontrarse, de hablar y promover la palabra de todos. «La palabra, finalmente, es el símbolo que nos salva: conversando arreglamos las cosas. La sabiduría del Papa es expresión transparente de la presencia de Dios en su vida. Él nos ha recordado que Dios no nos abandona y que hay una esperanza real que está haciéndose cada vez más fuerte y se plasmará en un mundo realmente marcado por el amor y la belleza».
Estamos ante un Papa que, incluso enfermo, ha demostrado que tiene una gran capacidad de trabajo. Él está dirigiendo desde el lugar que él ideó para la Iglesia, vista como un hospital de campaña. Francisco nos está dirigiendo desde el hospital de campaña. Es un símbolo.
Esta mañana, en entrevista para un medio local peruano, el arzobispo de Lima afirmó que «la sinodalidad es irreversible» y, en ese camino avanzado, «estamos enfilados con el Papa porque es el camino del Evangelio». Oponerse a la sinodalidad – precisó – es rechazar todo lo que juntos hemos caminado durante años, desde el Concilio Vaticano II hasta el día de hoy.
Gracias al Papa, la Iglesia está fortalecida en sus bases y el pueblo sencillo ha acogido con enorme alegría esta búsqueda de una forma nueva de ser Iglesia.