Cardenal Castillo: Dejémonos reconciliar por Dios. Somos herederos de su amor

Este domingo IV de Cuaresma, la imagen del Señor de Muruhuay llegó a Lima y fue recibida con profundo amor por los fieles tarmeños y toda la comunidad que reconoce, en su historia, el signo del amor gratuito de Dios. En una emotiva homilía pronunciada por el Cardenal Carlos Castillo, se reflexionó sobre la Parábola del Hijo Pródigo (Lc 15, 1-3.11-32), un llamado profundo a vivir la fe desde el amor incondicional del Padre.

El arzobispo de Lima recordó que «todos somos hijos de Dios, herederos de su amor» y, por lo tanto, tenemos la misión de vivir en hermandad y no destruirnos. Para ello, es necesario superar las actitudes de condena hacia los demás. Esto no solo endurece el rostro de la Iglesia, sino que nos aleja de todo lo que nos enseñó Jesús: cercanía con el pobre, acompañamiento, escucha y perdón.

Leer transcripción de homilía del Cardenal Castillo

En ese sentido, la Parábola del Hijo Pródigo revela también que, cuando nos dejamos penetrar por el amor del Padre, podemos responder a los problemas con una actitud de misericordia. Esto no sucedió con el hermano mayor, «que se creía con una serie de derechos» y, motivado por los celos, mostró una actitud de reproche al padre.

«Esto también pasa hoy con los sectores más antiguos de la fe cristiana, que nos dicen que no debemos celebrar moviéndonos tanto ni bailemos, ni cantemos, sino que quieren una misa en latín que ni entienden, siquiera. Y, sin embargo, se cree la “divina pomada”. Esos hermanos también están llamados a sentirse amados de Dios y a cambiar, a acoger ese amor generoso que el Señor nos tiene», reflexionó el arzobispo.

Además de la vía de la corrección, está, sobre todo, la vía del ancho corazón de Dios que Él nos enseña con su amor desbordante.

A través de esta parábola, el Señor quiere que construyamos una Iglesia abierta y alegre, donde todos puedan ser bienvenidos. «Con el concurso de todos podemos ayudar con ideas nuevas, proyectando un nuevo mundo para esta sociedad que se está cayendo a pedazos. Es posible reconstruir este mundo sobre bases de amor fundamentales», reiteró el Prelado.

El Señor de Muruhuay: fe que nace del pueblo

La presencia de la sagrada imagen del Señor de Muruhuay en la Catedral de Lima fue un signo visible de esa fe que nace del pueblo sencillo. Así lo sostuvo el Cardenal Castillo: “Con la visita del Señor de Muruhuay a nuestra Catedral, sentimos la presencia del amor infinito del Señor que nos hermana”.

La Eucaristía contó con la presencia del obispo de la diócesis de Tarma, Monseñor Timoteo Solórzano.

AD9I8054