Cientos de fieles llegaron hasta los exteriores de la Basílica Catedral de Lima para vivir la celebración del Domingo de Ramos, oficiada por el Cardenal Carlos Castillo y los obispos auxiliares. El Primado del Perú recordó que Jesús es un Rey diferente que opta por el camino del servicio y la sencillez para solidarizarse con todos los humillados de la tierra:
«En esta Semana Santa hemos de llevar una vida que tenga compasión, humanidad y sensibilidad por el Otro. Por eso, vamos a unirnos a todos los que sufren, a todas las víctimas de las extorsiones y negligencias que ocurren en nuestro país», expresó el Prelado.
Durante estos días, todas las parroquias de Lima se convertirán en centros de acopio para compartir donaciones de víveres no perecibles y apoyar a las madres de las ollas comunes.
Durante la Bendición de Ramos, el Arzobispo Castillo explicó que Jesús es un Rey que gobierna desde el corazón de las personas para promover a los más sencillos y los últimos de la tierra: «El Señor va adelante de sus discípulos, camino a Jerusalén. Y, si va adelante, es porque tiene una misión: mostrar el rostro de Dios que es amor y fuerza inagotable para todos los pueblos».
Jesús instaló, en el corazón de todos, una manera de vivir la fe cristiana a partir del hermanamiento. Sin la hermandad de nuestro pueblo, sin el encuentro solidario entre todos nosotros, evadimos lo humano y todo sigue igual.
En el momento de la homilía, el Cardenal Castillo explicó que la Semana Santa nos permite «profundizar en el acontecimiento de la entrega generosa de Jesús que, siendo inocente, viene de parte de Dios para anunciar que en el mundo podemos vivir de su Reino de amor, justicia y paz».
Sin embargo, este camino de esperanza «es confundido permanentemente por quienes pretenden imponer el poder, la fuerza y la fama para servirse de la gente: «Para corregir eso en la humanidad, el Señor no toma el poder ni se hace un rey católico o un presidente católico, sino que transparenta el amor de Dios por sus hijos».
El arzobispo de Lima sostuvo que, aunque han pasado más de veinte siglos de la llegada de Jesús, todavía nos cuesta entender que la fe cristiana «es la revelación de Dios mismo que nos transmite su divinidad a través de su amor, a todos, especialmente, a los últimos y los más pobres».
El Prelado hizo un llamado a superar ese modo de entender el catolicismo como una élite que desprecia a los pecadores y a los que «no cumplen las normas». Estas personas – precisó – han construido su catolicismo en base a sus intereses personales, ambiciones y egoísmos. Y aclaró: «Ser católico es obedecer la voluntad de Dios, que es hacer la justicia. No se puede ser santo si estamos separados del mundo», acotó.
Hay cristianos que no ven más allá de sí mismo, no ven el conjunto y se encierran en su bien propio, en su agenda propia. Eso solo nos destruye a todos. Sin agenda común no se puede construir paz, amistad y hermanamiento.
El Cardenal Castillo también se dirigió a aquellos cristianos que solo se preocupan en salvar su alma: «Si empezamos a pensar en forma individualista, hay un espiritualismo individualista que no quiere la salvación de todos». Y cuestionó: «¿miro a los ojos a los demás? ¿comparto con ellos sus problemas?».
Esta Semana Santa está dedicada a ayudar a nuestras hermanas de las ollas comunes. Todavía hay hambre en la ciudad y, si queremos caminar como Jesús, tenemos que ser capaces de ver las raíces de nuestros problemas.
La Eucaristía de este Domingo de Ramos contó con la presencia de los obispos auxiliares de Lima: Monseñor Ricardo Rodríguez, Monseñor Juan José Salaverry, y Monseñor Guillermo Cornejo.
A vísperas del Domingo de Ramos, la Basílica Catedral de Lima recibió la visita de las sagradas imágenes del Señor del Santuario de Santa Catalina y el Señor del Santuario de Santa Catalina.