Iglesia de Lima celebró Ordenación Episcopal de Monseñor Cornejo

Este viernes 28 de mayo, Monseñor Guillermo Antonio Cornejo Monzón fue ordenado como Obispo Auxiliar de nuestra Arquidiócesis. Acompañado de su mamá, hermanos, familiares y amigos de la diócesis hermana de Lurín, Guillermo Cornejo expresó su agradecimiento al Santo Padre por esta nueva misión encomendada y reiteró su compromiso pastoral con la Iglesia de Lima: «Nunca me imaginé estar en esta situación, nunca lo busqué. Siempre me sentí orgulloso de ser un ‘curita’ de barrio que caminaba por los cerros. Y por eso, hoy día siento que el Señor me pide mucha misericordia, mucha sencillez y mucha humildad», reflexionó.

La Celebración Eucarística de la Ordenación Episcopal de Guillermo Cornejo fue presidida por el Arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo. También estuvo presente el Nuncio Apostólico en el Perú, Monseñor Nicola Girasoli, y los obispos auxiliares: Monseñor Rodríguez, Monseñor Elías y Monseñor Salaverry.

Homilía de Monseñor Carlos Castillo – Leer transcripción.

Durante su homilía, Monseñor Castillo destacó el camino pastoral que ha venido realizando Guillermo Cornejo desde que empezó como seminarista hasta que fue ordenado sacerdote por el Cardenal Vargas Alzamora: «fuiste a la Parroquia La Anunciación, allí en las alturas de Villa María del Triunfo. Y para todos fue una enorme alegría porque fuiste con una apertura y una fuerza que a todos nos deslumbró, sobre todo porque fuiste como un párroco misionero», señaló.

Guillermo, hoy vienes a traernos la frescura de haber vivido íntima y hondamente con los pequeños de nuestra Patria, no solamente con los de la diócesis de Lurín, sino también con los encarcelados, las personas que más sufren y a las cuales tú les has sabido llevar.

Y refiriéndose al trabajo pastoral de Monseñor Cornejo en las cárceles de nuestra ciudad, el Arzobispo afirmó que en Lima hay prisioneros de todo tipo: «desde los que están en las cárceles hasta los prisioneros de ideologías, de prejuicios, de maltratos, de desesperaciones, de encerramientos».

Monseñor Carlos dijo que la reciedumbre y la poesía son dos virtudes presentes en la vida de Monseñor Cornejo: «la fortaleza la entiendo bien, porque tu padre viene de Cerro de Pasco, y tú tienes esa sangre cerreña en las venas. Y es lo que estamos tratando de hacer en nuestra Arquidiócesis: una Iglesia que salga del corazón, de lo que vibra la gente, del Espíritu Santo que mora en nuestro pueblo y cuya sangre desencadena como los ríos profundos de una Patria que tiene mucho más que decir que la simple contradicción y pelea».

«Hay bases humanas en nuestra tradición que han sido santificadas por el Espíritu, que están clamando por realizarse. Eso decía Arguedas: ‘El Perú es un país impaciente por realizarse’. Y podríamos decir como cristianos ‘impacientes’ por realizar la inspiración del Espíritu Santo’. Pero que está atravesado por la superficialidad y la frivolidad que Lima supo crear en las mentes y en la historia. Hemos superficializado la santidad y hemos hecho una Iglesia de adorno, una Iglesia de enredo», afirmó el Arzobispo de Lima.

Ahora que te ordenamos, quisiéramos – como dice Arguedas – que esta ceremonia ‘sea palpitación’ y no una fantochada. Y por eso, querido amigo, después de más de 30 años de servicio sacerdotal, permíteme la alegría y el honor de ordenarte Pastor, para que hagamos lo que hizo Jesús: dar nuestra vida para que el país sea uno y para que la Iglesia sea una.

«Que este ministerio pastoral que nos corresponde a todos, pero especialmente a quienes tenemos la responsabilidad de orientar a nuestro pueblo con nuestra vida, te dé a ti también la posibilidad de unirnos en esta misión con tranquilidad y hondura», recalcó el Primado del Perú.

Y dirigiéndose a Monseñor Cornejo, el Arzobispo agregó: «Te pido el enorme favor de ayudarnos desde tu comprensión viva del sentir y del dolor de la gente, nos puedas comunicar a quienes nos hemos apartado o no tenemos esa experiencia, para aprender a comprenderla y a vivirla. Te pedimos que nos ayudes, porque lo necesitamos a gritos, porque en el último tiempo estamos confundiendo las cosas, porque nuestra única misión es evangelizar, no hay otra».

Te pido de corazón que, con toda la experiencia que nos traes, con tu trejez, con tu reciedumbre, con tu delicadeza y con tu poesía, nos des a todos luz y esperanza.

Por su parte, el Nuncio Apostólico en el Perú, Monseñor Nicola Girasoli, aseguró que con este nuevo nombramiento del Papa Francisco, la Arquidiócesis de Lima contará con cuatro pilares que acompañarán el ministerio de nuestro Arzobispo: «esto me recuerda a la imagen bíblica de los cuatro evangelistas», dijo emocionado.

«Con los cuatros auxiliares, bajo la guía de Monseñor Carlos, continúen en esta visión de Iglesia que acompaña, que sale y que une con el vínculo del amor y de la paz», reiteró el Nuncio.

Monseñor Guillermo Cornejo: «Construyamos juntos una Iglesia fraterna».

Llegado su turno, Monseñor Cornejo agradeció, de manera especial, al Santo Padre por esta nueva misión encomendada: «con todo su esfuerzo, su trabajo y su actitud, el Papa ha traído una renovación a nuestra Iglesia». También tuvo palabras de agradecimiento a Monseñor Castillo y los obispos auxiliares que lo acompañarán: «Voy a aprender mucho de todos ustedes y vamos a salir adelante juntos, porque nuestro pueblo peruano lo necesita», indicó.

Cuando entré al seminario siempre tuve claro que yo quería estar con todas las personas, pero especialmente con los humildes y los sencillos. Por eso mi lema es: “lo que hiciste con mis hermanos más pequeños, lo hiciste conmigo”

Tras haber enfrentado un largo proceso de recuperación a causa del Covid-19, el Obispo Auxiliar de Lima comentó que esta dura experiencia le ha servido para entender las circunstancias por las que pasan miles de enfermos en los hospitales: «agradezco a todos por sus oraciones y por ese gran cariño. He vivido momentos difíciles con fe con esperanza y caridad, estoy muy feliz».

Construyamos juntos una Iglesia fraterna, una Iglesia solidaria, unida, más humana. Tenemos que comprometernos de corazón a seguir trabajando por nuestra Iglesia.