«Hoy, el Señor nos invita a examinar nuestro corazón y dejarnos transformar por su amor misericordioso para tener actitudes y tomar decisiones inspiradas en el bien común», es la reflexión que nos deja Monseñor Javier Salinas, obispo auxiliar emérito de Valencia en la Eucaristía de este domingo celebrada en Catedral de Lima.
Monseñor Salinas inició su homilía recordando que, a lo largo de la historia, el Señor ha querido revelarnos que Dios es un Padre misericordioso que acompaña a la humanidad en sus tribulaciones, especialmente, con aquellos que el mundo considera excluidos: «Son dichosos los pobres, los mansos, los que están heridos, los que luchan por la justicia», agregó.
Comentando el Evangelio de hoy (Lc 6, 39-45), Javier Salinas explicó que el Señor quiere invitarnos a examinar nuestro corazón y mente, que son el centro de nuestras decisiones. Esta exhortación se da en un momento de gran dificultad para el mundo, en donde la Palabra de Dios es necesaria para inspirar las soluciones más adecuadas y justas.
Para transformar nuestro corazón, por tanto, es necesario vivir un cristianismo crítico que sea coherente con nuestras acciones: «No basta con criticar, también debemos preguntarnos qué puedo hacer yo para mejorar el mundo», reflexionó.
Sin perdón ni misericordia, no podemos centrarnos en lo más fundamental: regresar al corazón, a nuestras actitudes más hondas, porque de ahí es donde salen todas nuestras decisiones.
En otro momento, el obispo auxiliar emérito de Valencia recalcó que, cuando nos acercamos a la Eucaristía, estamos dejando que el Señor nos transforme. Su alimento y su cuerpo son la fuente de esperanza que nos impulsa a vivir en comunión con Él y las necesidades de nuestro pueblo.
La misa del domingo VIII del Tiempo Ordinario fue ofrecida en especial intención por nuestro Cardenal Carlos Castillo, en su sexto aniversario de ordenación episcopal.
