Señor de los Milagros ya peregrina por las calles y barrios de Lima

Cientos de miles de personas se congregaron en los exteriores del Santuario de Las Nazarenas para acompañar en procesión al Señor de los Milagros. La Santa Misa fue oficiada por el cardenal electo, Monseñor Carlos Castillo, que compartió el saludo y la bendición del Papa Francisco a todo el pueblo peruano: «Que el Señor nos de la gracia de mantenernos en unidad», ha expresado Su Santidad.

En su homilía, el arzobispo de Lima manifestó que el paso del Cristo Moreno nos recuerda que el Señor no olvida nadie: «No solo pasa por los hospitales, calles, plazas y barrios populares, también pasa a visitar a los poderosos y los invita a renunciar a su cerrazón y vanidad», reflexionó.

Aún no amanecía y miles de personas aguardaban con gran fervor la salida de la imagen del Cristo Moreno. Al promediar las seis de la mañana, la efigie del Señor de los Milagros se asomó por las puertas del Santuario de Las Nazarenas y fue llevada entre hombros por los miembros de la Hermandad.

Este año, la Eucaristía por el segundo recorrido procesional se celebra en un contexto muy especial: el sicariato y la extorsión están azotando a nuestro pueblo trabajador. Por eso, las primeras palabras de Monseñor Castillo fueron de cercanía y solidaridad: «Esta mañana venimos a orar por nuestro país que se desangra. Nuestro Señor de los Milagros es la fuerza del Perú», indicó el Prelado.

La emotiva celebración estuvo marcada por dos gestos importantes: flores y pañuelos blancos como signo de la pacificación que deseamos para nuestro país; y un mensaje del Santo Padre que nos recuerda la importancia de la unidad de la Iglesia en medio de la diversidad: «Que seamos uno, es un desafío. Es un desafío para cada uno de nosotros, una unidad interior entre lo que pensamos, lo que sentimos y lo que hacemos. Es un desafío para la pequeña comunidad a la que pertenecemos, la parroquia. Es un desafío para todo el Santo Pueblo fiel de Dios». Y añadió:

Que el Señor de la gracia de mantenernos en unidad. Y aprovecho para felicitar al nuevo Cardenal de Perú

La unidad que resalta el Papa Francisco forma parte del lema que la Iglesia de Lima ha adoptado para este mes de octubre: “Señor de los Milagros, que aprendamos a ser uno como Tú y el Padre”. En torno a estas palabras giró la reflexión del cardenal electo Carlos Castillo, que explicó que la unidad entre Jesús y el Padre en un solo amor generoso por la humanidad nos interpela a sentir al Otro en lo más profundo de nuestro ser, construyendo relaciones fraternas basadas en el respeto mutuo y la dignidad humana.

Lamentablemente, aún persisten formas de comportamiento que fragmentan nuestra sociedad. Hay quienes, a pesar de llamarse cristianos y católicos, «siguen la costumbre colonial de despreciar y maltratar, mientras que otros «parecen pertenecer a diversas bandas delincuenciales y mafiosas». Estas personas – recalcó el arzobispo Castillo – olvidan que todos estamos llamados a hacer grande nuestro Perú, con un corazón ancho hacia los más débiles, pobres y marginados.

Hemos ido entrando al callejón oscuro del deterioro y la desarticulación de las instituciones que deberían defendernos, puestas hoy al servicio no del bien común general, sino de intereses mezquinos y particulares que usan lo que es de todos para beneficio propio

En otro momento, el cardenal Carlos Castillo se refirió a dos tipos de unidad:

La unidad íntima que emana del amor entre el Padre y el Hijo y nos inspira a abrir el corazón al Otro; y otra ‘unidad’ basada en arreglos mezquinos bajo la mesa. «Cuando la unidad se hace por dinero, el mundo se llena de muerte, de miseria y de mal», agregó.

«Dinero y ambición son locura y muerte, se sostienen por la ‘unidad’ de organizaciones mafiosas y frívolas. Por eso, son moralmente cómplices todos los que directa o indirectamente favorecen esta unidad con su silencio, con su indolencia y leyes que no consideran el trabajo diario de la gente sencilla, sin consultar ni escuchar lo que piensan las miles de personas que se ganan la vida en la calle», exhortó el Primado del Perú.

El Señor de los Milagros, en su paso por esta ciudad, visita los hospitales, los barrios populares, las calles y las plazas. Jesús no olvida a nadie, inclusive, pasa a visitar a los poderosos y los invita a renunciar a su actitud de arrogancia, a su cerrazón y vanidad.

Y en alusión a las recientes protestas de transportistas, bodegueros y maestros por la ola de violencia que se vive en nuestro país, añadió:

No solo la Constitución protege el legítimo derecho de protesta pacífica y organizada, también la Doctrina Social de la Iglesia reconoce dicho derecho. Todas esas organizaciones de unidad también son expresión de dignidad humana.

El obispo de Lima recordó que, al caminar con el Señor de los Milagros por las calles de Lima, estamos llamados a continuar nuestra misión de alentar y desarrollar toda nuestra sensibilidad y capacidad de amor personal y social.