Apertura del Año Jubilar 2025 en la Iglesia de Lima

Miles de personas se congregaron en el corazón de la capital peruana para vivir el inicio del Año Jubilar en la Iglesia de Lima. El gran peregrinaje inició desde la Basílica Nuestra Señora del Rosario, acompañando en procesión a la Cruz de los jóvenes y a nuestro Cardenal Carlos Castillo, rumbo hacia los exteriores de la Basílica Catedral de Lima, donde se abrió la primera Puerta Santa.

La Misa por la Fiesta de la Sagrada Familia también contó con la presencia de los obispos de las diócesis hermanas de Cajamarca, Jaén, Caravelí y Chachapoyas; el Cardenal Pedro Barreto; el Nuncio Apostólico Paolo Rocco Gualtieri; el clero de Lima y obispos auxiliares, comisiones pastorales y delegados de comunidades parroquiales.

Leer transcripción de homilía del Cardenal Castillo

Lima ha vivido el inicio del Año Jubilar haciendo eco de su lema central: «Peregrinos de la esperanza». Y qué mayor esperanza que ver a los jóvenes de la Vicaría de la Juventud llevar la «Cruz peregrina» que los acompañó durante todo este año (y que a partir de este 2025 pasará a llamarse «Cruz jubilar»).

Y junto a ellos, miles de personas, entre religiosos, representantes de hermandades, agentes pastorales y laicos de nuestra ciudad. Todos acompañando en procesión para ser partícipes del inicio del Año Jubilar en la Iglesia de Lima.

La apertura de la primera Puerta Santa, en Catedral de Lima, supone el comienzo de un largo peregrinaje sinodal. Por eso, Monseñor Carlos Castillo, adelantó que, como parte del Plan Pastoral 2025, se han previsto, en todas las parroquias de nuestra Arquidiócesis, «organizar asambleas parroquiales sinodales para escuchar cómo podemos mejorar la vida parroquial en cada uno de nuestros barrios».

Jesucristo, la esperanza que no defrauda

«Iniciamos este Año Jubilar, este Año de Jesucristo, la esperanza que no defrauda, en medio de las decepciones que estamos teniendo en el mundo y en nuestro país, buscando que la esperanza nos ayude a reparar tantos daños, tantas crisis, tantos bajones, tanta desilusión», ha expresado el arzobispo de Lima al inicio de su homilía.

Monseñor Castillo explicó que «no es casual que empecemos el Año Jubilar» en el día en que celebramos a la Sagrada Familia y a todas nuestras familias. «Una de las cosas más bellas de la familia de Jesús es que su santidad y sacralidad consisten en vivir hondamente su humanidad. Es una familia que trata las cosas, que camina dentro de los avatares y trata de salir a través del diálogo, afrontando los problemas, no imponiéndose, sino tratando de comprender y de escuchar», reflexionó.

En ese sentido, el Evangelio de hoy (Lc 2, 41-52) representa ese diálogo constante que había en la familia de Jesús, que desde muy pequeño, empieza a intuir su misión para estar en las cosas del Padre. «Este estilo conversatorio, dialogante, es el estilo sinodal», precisó el obispo de Lima.

Lamentablemente, «el avatar de nuestra sociedad apurada nos lleva a hacer cosas inmediatas, sin profundizar, haciendo lo primero que se nos ocurre y yendo en contra de la vocación que Dios nos ha dado». Por eso, el camino del Señor es «un camino de libertad y honda obediencia a Aquel que nos ha llamado», especialmente, a quienes son autoridades en la Iglesia y en la sociedad civil. La autoridad – alertó – no es para imponerse ni someter a los demás, sino para caminar junto al pueblo inspirado por el Espíritu.

Un Año Jubilar y Sinodal

El comienzo de este Año Jubilar, destacó el Cardenal Castillo, es también una oportunidad para «plasmar la Iglesia Sinodal que, derivada fielmente del Concilio Vaticano II, profundiza, intensifica y se pone a la altura de un mundo con problemas para acompañarlo y ayudarlo».

No podremos tener una verdadera Iglesia mientras no se conversen las cosas, se discutan, se debatan y se aporte mutuamente hasta llegar a lo más adecuado y justo, siempre a la luz del Evangelio.

Persistir en la sinodalidad es una misión y un desafío, sobre todo, para quienes han «establecido formas de trato dentro de la Iglesia de ‘arriba para abajo’ y que no son vigentes». Este año, por ello, todos estamos llamados a la conversión, dejándonos inspirar por el Espíritu del Señor para «despertar toda la imaginación que tenemos y mejorar nuestras parroquias, comunidades, movimientos, congregaciones religiosas, barrios y familias».

Una concepción esperanzada siempre pone sus ojos en lo nuevo y novedoso. Por eso, en nuestras familias, hemos de iniciar este camino sinodal, pasando por las parroquias y siguiendo por las comunidades.

El Primado del Perú afirmó que el Año Jubilar nos puede inspirar a generar en nuestro país un proceso nuevo que nos permita salir del empecinamiento y buscar el bien común, reconociendo nuestros límites y siendo signo real de amor gratuito vivificador en el mundo.

Presentación del Plan Pastoral 2025

Antes de la bendición final, el Cardenal Castillo presentó el documento final del Plan Pastoral 2025, fruto del trabajo conjunto de las comisiones pastorales, sacerdotes, jóvenes y comunidades parroquiales de nuestra Arquidiócesis. Este «esfuerzo de entendernos» – explicó el Prelado – es reflejo de que la Iglesia Sinodal «no es uniforme, sino multiforme, desarrollando nuestras capacidades distintas para ser accesible a cada pueblo y a cada cultura».


Al acoger este Plan Pastoral, sepan que está aquí nuestra carne, nuestra sangre, nuestro esfuerzo y, sobre todo, la gracia del Señor.

CARDENAL CASTILLO SOBRE PLAN PASTORAL 2025