Monseñor Castillo hizo un llamado a acoger el don de la sabiduría que nos ayuda a vivir en comunidad y ponernos de acuerdo para generar climas de paz. El prelado recordó que la Iglesia «está para ser fuente de comprensión y resolver los problemas más fundamentales» con un sentido de corrección fraterna, de manera prudente y con fineza.
Frente a la imagen de María, Sede de la Sabiduría, el Primado del Perú advirtió sobre los riesgos de tomar decisiones precipitadas que pueden dañar nuestras instituciones democráticas: «Cuando se pone en peligro, hermanos y hermanas, el equilibrio de poderes y el orden constitucional, se está estrechando la democracia, y eso no es lo que requiere el Perú. Pido a la Virgen María, Sede de la Sabiduría, ayudarnos a recapacitar, especialmente, a quienes tienen en sus manos las decisiones de tan honda repercusión para todos los peruanos».
Leer transcripción de homilía del arzobispo de Lima
Monseñor Castillo señaló que el Señor quiere orientarnos sobre cómo hemos de ser en la Iglesia para ser una esperanza, un camino y una forma distinta de vivir que puede ayudar al ser humano y a toda la sociedad, a abrirse paso en la historia. Por eso, el Evangelio de Mateo (18,15-20) nos permite reflexionar sobre el concepto de la corrección fraterna.
El Primado del Perú explicó que el Señor ha querido iniciar un camino de claridad y mesura, dejando indicaciones para que, dentro de la vida de la comunidad, todo se resuelva en forma efectiva, con la mayor prudencia y fineza.
“Si tu hermano peca contra ti, repréndelo, los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos», dice Jesús. Los testigos, por lo tanto, también ayudan a la conversión del hermano. Para el obispo de Lima, un problema tampoco se hace público desde un inicio, sino que se comparte para ayudar.
Pero el mensaje del Señor continúa: «Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano”. Ante esto, Monseñor Carlos afirmó que «solamente se dice a la comunidad cuando el caso se convierte en grave, porque esa ofensa es una cosa seria y es necesario que toda la comunidad intervenga».
Y, aunque al final el Señor dice: «y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano», el prelado recordó que el Señor siempre es misericordioso, porque «trata a las personas con dignidad». En cambio, aquel que se autoexcluye de la comunidad necesita empezar todo el proceso de conversión cristiana nuevamente.
La Iglesia está para ser fuente de comprensión, para que resolvamos los problemas, especialmente, los más fundamentales.
En otro momento, el arzobispo de Lima hizo hincapié en las palabra del Señor: “Si ustedes dos se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos”. Es decir, el acuerdo constituye un elemento vital en la comunidad como un aporte a toda la humanidad. «Por eso, el Papa está propiciando – y dentro de unos días empezará – la primera sesión del Sínodo de los obispos, que este año es el Sínodo de la sinodalidad, con cerca de 3600 delegados de todo el mundo, en donde vamos a ponernos de acuerdo sobre cómo vamos a seguir modificando algunas cosas en la Iglesia para poder hablarle al mundo que viene», aseveró.
Actitud sabia y justa para no desesperarnos
Frente a la imagen de la Virgen de la Sabiduría, cuya fiesta en nuestra Arquidiócesis se celebra el próximo 12 de septiembre, Monseñor Castillo habló sobre la importancia de mantener una actitud sabia y justa en las acciones que tomamos. Es precisamente esta sabiduría la que hizo posible que el Grupo Especial de Inteligencia del Perú (GEIN), nos devuelva la paz en el Perú hace 31 años, con la captura del líder terrorista Abimael Guzmán.
«Ustedes, hermanos del GEIN, nos salvaron a través de su inteligencia profunda y sabia, y se encomendaron a la Virgen de la Sabiduría, porque la sabiduría está en aprender a ponerse de acuerdo, en hacer las cosas con paciencia, en generar climas de paz. En una situación dramática terrible, ustedes pusieron el dedo en la llaga sin disparar un tiro. Ese es un acto de sabiduría, de confianza en que las cosas se resuelven con inteligencia verdadera», expresó el Monseñor.
No estrechemos la democracia
Inspirado en la Liturgia de hoy, el Primado del Perú hizo una exhortación a respetar las instituciones democráticas de nuestro país:
Cuando se pone en peligro, hermanos y hermanas, el equilibrio de poderes y el orden constitucional, se está estrechando la democracia, y eso no es lo que requiere el Perú. Todas las instituciones del Estado y los poderes públicos están llamados a ser muy cuidadosos y actuar con prudencia, para procesar diferencias y conflictos, recurriendo a procedimientos transparentes y ajustados al derecho.
Causa gran preocupación, en todos los ciudadanos, que ciertas graves decisiones que se están debatiendo en los últimos días conduzcan a todo el país, a nuestra democracia, a salir del marco institucional. Debemos evitar precipitarnos a un abismo que, como sabemos, luego, es muy difícil de salir de él, de reconstruir lo que destruimos.
Pido a la Virgen María, Sede de la Sabiduría, ayudarnos como ayudó a nuestros hermanos del GEIN y nos ayudó a todos, a recapacitar, especialmente, a quienes tienen en sus manos las decisiones de tan honda repercusión para todos los peruanos.
La Eucaristía de este domingo XXIII del Tiempo Ordinario, contó con la participación de la Hermandad infantil del Señor de los Milagros de Nazarenas. También recibimos la visita del Colegio de Contadores Públicos del Perú.
Entre los sacerdotes concelebrantes estuvieron: Padre Humberto Giusti Garro, director espiritual de la Hermandad de Señor de los Milagros; Padre Edwin Aguilar Arias de la diócesis de Carabayllo; Padre Carlos Hudtwalcker, misionero montfortiano.