En este XXXI Domingo del Tiempo Ordinario, Monseñor Ricardo Rodríguez, Obispo Auxiliar de nuestra Arquidiócesis de Lima, presidió la Celebración Eucarística desde el Santuario de las Nazarenas: “Amar al otro es aprender a descubrir a Dios en el rostro del Otro, ésa es la gran tarea que tenemos: amar a aquel que nos es inoportuno, amar al que no piensa como yo», reflexionó.
Al incio de su homilía, Monseñor Rodríguez explicó que el Evangelio de Marcos (12,28b-34) nos recuerda que el fundamento de todo es el amor: «Si tan solo nos detuviésemos a pensar en estas 2 líneas – Amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a ti mismo – muchas cosas serían distintas en nuestra vida y en la vida de las personas que nos rodean. Cristo nos viene a decir que el tema del amor es el gran tema de nuestra vida diaria”, expresó.
Cuando venimos aquí al Santuario de las Nazarenas, venimos a ver al Señor, pero yo los invito también a que den un paso más, y no solo vengan a ver la imagen, sino también a escuchar al Señor para saber qué nos quiere decir.
De esta forma, el Obispo Auxiliar, destacó cuatro aspectos para compartir con nosotros: En primer lugar, nos señala que “Jesús tiene al frente a un hombre que busca la verdad en su pregunta. El saber preguntar es fuente de sabiduría y preguntar a Jesús es preguntar para buscar la verdad. Y la respuesta de Jesús que hoy nos dirige, es una respuesta magistral, profunda, que nace de su corazón”.
“Debemos preguntar y preguntarle a Jesús con el riesgo de escuchar cosas que quizás no nos guste, porque el preguntar y el responder va exigir apertura. El que pregunta tiene que tener una actitud de apertura donde sacrifique los argumentos; y el que responde, debe responder con generosidad, con amor”, remarcó.
La Iglesia siempre ha tenido la capacidad de escuchar.
Como segundo aspecto, Monseñor Rodríguez comentó la respuesta esperada que recibe el escriba: “Jesucristo no le inventa, no le dice algo novedoso, Cristo le explica y lo va conduciendo como quien toma de la mano a alguien que aprende a caminar, pero también escucha al Señor. Esto es lo fundamental, escuchar, y la Iglesia está insistiendo en eso, porque siempre ha tenido la capacidad de escuchar”.
El Obispo Auxiliar hizo un llamado a conversar con Dios y contarle lo que nos pasa: “Cuando uno busca un sacerdote, no sólo quiere oírlo, quiere ser escuchado también, y eso es interesante, porque Dios siempre nos escucha aunque parezca que guarda silencio. Cuando percibas que Dios guarda silencio, es porque está esperando que tú hables. El silencio de Dios no es un silencio que ignore, sino aquel que te invita a que tú hables”.
Como tercer aspecto, Monseñor Ricardo recordó la respuesta de Jesús: ¡Escucha Israel! Palabras que nos lleva a hacernos muchos cuestionamientos sobre cómo escuchar amando y amar escuchando:
“Cristo te dice que amas a Dios amando a tu hermano y amas al hermano amando a Dios, no hay otra manera. Hay mucha gente que pregunta: ¿Cómo se conoce a Dios? San Juan te dice “¿quieres conocer a Dios? comiencen por amarlo, porque se conoce amando”. No se puede amar sin conocer, las dos cosas van juntas. Si yo amo a Dios es porque he conocido a Dios», recalcó.
Para amar al Otro, es importante amarnos a nosotros mismos, amar al Otro como te amas a ti.
Finalmente, en el cuarto y último término, nuestro Obispo Auxiliar aseguró que nosotros tenemos las llaves para estar cerca del Reino de Dios: «Cristo le dice al hombre: ¡Ya tienes la llave! La llave es el conocimiento, es decir, ya conoces lo que Dios te pide, ahora ponlo en práctica, no es fácil, pero es posible, no sólo con Dios y con el Espíritu que nos conduce, también es posible con el Otro”.