Somos portadores de la Palabra gracias a la acción del Espíritu Santo

Una vez más el Papa Francisco ha iniciado una nueva catequesis, esta vez basada en el Libro de los Hechos de los Apóstoles escrito por San Lucas, el cual cuenta la difusión del Evangelio por el mundo a través de la Palabra de Dios y el Espíritu Santo.

Para en Santo Padre, la Palabra de Dios es dinámica y eficaz, pero ¿cuál es su fuerza?. Gracias al Espíritu Santo es que nuestra palabra se purifica, para ser portadora de vida, con capacidad de llenar corazones, derribar muros y abrir caminos nuevos de entendimiento y fraternidad, expandiendo las fronteras del pueblo de Dios.

El poder del Espíritu Santo

Francisco sostiene que sólo el Espíritu Santo da sonoridad vibrante e incisividad a nuestra frágil palabra, palabra capaz de mentir y huir de sus responsabilidades. Sólo el Espíritu Santo que generó al Hijo de Dios, que lo ungió y sostuvo en su misión; que le permitió escoger a sus apóstoles y que les aseguró su proclamación de perseverancia y fecundidad, como también hoy los garantiza a los nuestros.

El Pontífice mencionó: “El Evangelio se concluye con la resurrección y ascensión de Jesús, y a partir de ahí el libro de los Hechos de los Apóstoles nos narra la sobreabundancia de la vida del Resucitado en la Iglesia. El bautismo en el Espíritu Santo permite que entremos en una comunión personal con Dios y que participemos en su voluntad salvífica universal, adquiriendo la capacidad de pronunciar una palabra que sea limpia, libre, eficaz, llena de amor a Dios y a los demás”.

A través del bautismo en el Espíritu Santo, como mencionó el Papa, se nos permite entrar en comunión con Dios y ser parte de su voluntad salvadora universal, adquiriendo el don de la parresia o la capacidad de hablar “como hijos de Dios”.

Vivir el presente sin temor


El Obispo de Roma señala que el don de Dios es gratuito y se da a su debido tiempo, por lo que no hay que luchar para ganarlo o merecerlo. Jesús responde a quienes están ansiosos por saber de antemano el momento en que sucederá lo anunciado «No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha establecido con su propia autoridad.  Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra».

Y agregó: “El Resucitado hace que vivamos el tiempo presente sin temor ante lo que acontecerá, porque Dios se manifiesta en el hoy de la historia y nos invita a reconocerle allí. Nos enseña a no fabricarnos una misión particular a nuestra medida, sino a pedir mediante la oración perseverante que el Padre nos dé la fuerza misionera para llegar a todo el mundo y vivir en comunión con los hermanos”.

Bergoglio también dijo:”En esta expectativa, los apóstoles viven juntos, como la familia del Señor, en la sala superior o cenáculo, cuyos muros aún son testigos del regalo con el que Jesús se entregó a sí mismo en la Eucaristía. ¿Y cómo aguardan la fortaleza, los dýnamis de Dios? Orando con perseverancia, como si no hubiera tantos sino uno. De hecho, es a través de la oración que uno supera la soledad, la tentación, la sospecha y abre su corazón a la comunión. La presencia de las mujeres y de María, la madre de Jesús, intensifica esta experiencia: primero aprendieron del Maestro a dar testimonio de la fidelidad del amor y la fuerza de la comunión que supera todo temor”.

Vivir el presente sin ansiedad

Finalmente el Papa explicó que: “el Resucitado invita a sus seguidores a no vivir el presente con ansiedad, sino a hacer una alianza con el tiempo, a saber cómo esperar el desenlace de una historia sagrada que no se ha interrumpido sino que avanza, a saber cómo esperar los «pasos» de Dios, Señor del tiempo y del espacio.  Le pedimos al Señor paciencia para esperar sus pasos, para no «fabricarnos» su obra y permanecer dóciles orando, invocando al Espíritu y cultivando el arte de la comunión eclesial”.