Debemos enfrentar el desafío de la realidad desde la profundidad de nuestra identidad

En el marco del inicio académico 2019 de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Monseñor Carlos Castillo enfatizó la importancia del sentido crítico y la capacidad reflexiva en las aulas universitarias:

“Estamos en el mundo ante un creciente proceso de deterioro de los lazos sociales y humanos, a una deconstrucción de la sociedad, a una sobreabundancia de la economía que socava las bases mismas de la convivencia humana y natural. Este proceso que, en cierto modo, podemos considerar destructivo de la sociedad a costa de la economía y de la naturaleza, ahora también ha pretendido y pretende en varias partes del mundo, absorber a las universidades, y así atraparlas en su lógica crematística, eliminando lo propio y singular de ella: el sentido crítico, la capacidad reflexiva, la hondura humana, la sensibilidad, la capacidad de amar y la apertura a la realidad”.

Destacó que un proyecto neoliberal sin contrapeso tiende a cerrar caminos a la juventud creadora, buscadora y crítica; sin embargo, esta juventud está respondiendo positivamente.

“Esta juventud, en diversas partes del mundo, está respondiendo junto a los pueblos y comunidades resilientes que experimentan el margen y la periferia del sistema, a través de expresiones que el Papa ha denominado nuevas experiencias, en donde están presentes los nuevos relatos de la humanidad, que anuncian una intuición de lo que han de ser los nuevos tiempos y las nuevas formas de vida que se abren a la esperanza”.

En otro momento, citó al profesor Klaus Muller, quien ha planteado dos caminos equivocados de alternativa a estos problemas: el transhumanismo y el catolicismo ateo, los cuales están cerrados a escuchar los nuevos relatos procuradores de sistemas cerrados que pronostican el fin de una historia.

“El primer camino es el transhumanismo que pretende salvar en medio de la crisis a una élite del mundo que tiene el dinero para financiar su seguridad.  Por otro lado, hay quien pretendería detener la modernidad controlándola desde valores pretendidamente tradicionales. Y a este sector de pensamiento, el profesor Klaus Muller lo llama catolicismo ateo, porque se perfila como una manera de encerrar la historia implantando absolutos que detienen la posibilidad de la apertura a las nuevas dimensiones de la vida que se están gestando en la base de la sociedad”, añadió.

Estamos llamados a enfrentar el desafío de la crítica realidad desde la profundidad de su identidad, y que el catolicismo abierto requiere ser renovado y actualizado, y para ello es preciso escuchar la voz de los humanos de los márgenes y periferias que son fuente de imaginación creadora.

“Ya en 2017, en nuestros 100 años y como eco de los 50 años de la Populorum progressio, nuestro canciller Giuseppe Versaldi firmó en consonancia con el Papa Francisco un importante documento que hemos de acoger y meditar: Educar al humanismo solidario, allí se encuentran las bases para una conversación sobre nuestra identidad en estos tiempos, donde también nosotros que somos una gran universidad, hemos podido caer ante la avalancha del sistema financiero y la tentación de reducir nuestra educación integral a mero tecnocratismo algorítmico, que rechaza las humanidades, o a mero integrismo católico que se pretende la salvación sin abrirse a la dimensión más honda del espíritu humano”.

También formaron parte del acto inaugural el rector pro tempore de la PUCP, Dr. Efraín Gonzales de Olarte; el Dr. Jaime Saavedra Chanduvi, director senior del Departamento de Educación del Banco Mundial, quien tuvo a su cargo el discurso de orden; y monseñor Miguel Cabrejos, OFM, Vice Gran Canciller de la PUCP, quien pronunció las palabras de inauguración del año académico.