En una emotiva Misa de Exequias oficiada por Monseñor Juan José Salaverry, obispo auxiliar de Lima, nuestro clero de Lima y las comunidades parroquiales de San Marcelo, Santiago Apóstol y San Pio X, se hicieron presentes para despedir a nuestro querido Padre Luis Ángeles, que partió repentinamente a la Casa del Padre.
Además, participaron como concelebrantes Monseñor Ricardo Rodríguez, obispo auxiliar de Lima y Monseñor Víctor Solís, vicario general de la Arquidiócesis de Lima.

Durante su homilía, Monseñor Salaverry destacó la noble labor del Padre Ángeles como “un hombre que ha encendido su corazón en el amor a los hermanos”, que supo escuchar la voluntad del Señor y que “cumplió con obediencia cristiana, de creyente y de discípulo”.
Nuestro obispo auxiliar de Lima agregó también que el “Padre Lucho”, como cariñosamente era llamado, fue creciendo en su fe a través del servicio del acolitado que realizaba desde muy chico. También resaltó el dedicado trabajo y su compromiso con los más pobres:
“El Padre Luis dedicó su vida ministerial sirviendo al altar, al confesionario, atendiendo a los enfermos, ayudando a renacer del agua del Bautismo”, recordó.
Él se dedicó a trabajar arduamente con los grupos de acólitos y ha servido a muchas generaciones, formándonos con delicadeza para servir en el altar con amor y con gran piedad.
En otro momento, Monseñor Salaverry mencionó algunas de las parroquias que estuvieron a cargo del padre Luis y que lo ayudaron en su crecimiento ministerial: la Parroquia San Pío X, donde fortaleció su vocación; Santiago Apóstol, donde ha servido denodadamente; y a la Parroquia San Marcelo.
El Padre Luis ha sabido escuchar la voz del Señor en el corazón de los pobres. Como buen ingeniero, entendió la importancia de ser constructor de comunidad y de Iglesia.
“La obediencia a Dios y a la Iglesia tiene una sola razón, el corazón dispuesto para servir al pueblo de Dios. Y esta es la obediencia que ha mostrado el Padre Lucho con mucha generosidad. Gracias, Padre Luis, por todo tu trabajo. Gracias a tu familia por haberte entregado al ministerio, por haberte formado, por haberte ayudado a crecer en la fe”, expresó agradecido el Monseñor Salaverry.