Iglesia comprometida contra violaciones de derechos de los pueblos

La novena Congregación General marcó el inicio de la segunda de tres semanas del Sínodo Especial para la Región Panamazónica, que finalizará el 27 de octubre. Esta mañana estaban presentes 179 Padres sinodales. Junto con el Papa, elevaron una oración por Ecuador.

Un momento en el Sínodo de los Obispos sobre la región panamazónica  (ANSA)

El Sínodo es un Kairos, un tiempo de gracia: la Iglesia se pone en escucha, en actitud empática y camina junto a los pueblos originarios de la selva: periferias geográficas y existenciales que han recibido el don de contemplar diariamente el «Fiat», la primera palabra pronunciada por Dios. La creación es, de hecho, una Biblia verde que revela al Creador y en la celebración de los sacramentos el compromiso ecológico encuentra su fundamento más profundo.

Recuperar entusiasmo misionero

La gran disminución de comunidades religiosas en la región amazónica, como es el caso, por ejemplo, en el Estado de Pará, en Brasil, donde se ha pasado de la pastoral de la presencia a la de la visita, se pide a las congregaciones religiosas que recuperen su entusiasmo misionero.

De la misma manera, ofrecer caminos de formación y catecumenado constante, basados no solo en libro sino en la experiencia de campo, es una necesidad primordial para entrar en contacto más profundo con la cultura local. Asumir un rostro amazónico significa comprender los signos y símbolos propios de estos pueblos y vivir juntos en una perspectiva de diálogo e interculturalización, favoreciendo la profundización de una teología india, para que la liturgia responda cada vez más a la cultura local. Salir de nuestras estructuras y perspectivas, implica un dinamismo.

Asumir un rostro amazónico significa comprender los signos y símbolos propios de estos pueblos y vivir juntos en una perspectiva de diálogo e interculturalización, favoreciendo la profundización de una teología india, para que la liturgia responda cada vez más a la cultura local.

La contribución en el contexto internacional

La Iglesia siempre está llamada a hacer oír su voz. Algunas personas han manifestado que la as representaciones pontificias podrían seguir desempeñando un papel esencial en los gobiernos y en los organismos internacionales para promover las instancias del pueblo amazónico sobre sus derechos a la tierra, al agua y a los bosques.

Otro aspecto al que la Iglesia ha sido llamada es a promover una economía circular que respete la sabiduría y las prácticas locales. La creación de un observatorio eclesial internacional sobre la violación de los derechos humanos del pueblo amazónico también se ha discutido.

Luego pues, la exhortación a que los países industrializados expresen una mayor solidaridad hacia los países con economías frágiles, también por el hecho de que constituyen una mayor tasa de contaminación. El Sínodo, con la multiplicidad de intervenciones e ideas que resuenan en el aula, está fortaleciendo en los participantes la idea de una Iglesia unida en torno a los desafíos de la región panamazónica. Cada región del mundo siente como propia la Amazonía y los frutos de esta asamblea especial beneficiarán a la Iglesia Universal.

 La comunicación favorezca la interconexión

La Amazonía es un mundo multiétnico, multicultural y multirreligioso donde muchas semillas del Verbo ya han echado raíces y están dando frutos. Durante el Sínodo se promociona la creación de un ecosistema de comunicación eclesial panamazónico que sea reflejo de la interconexión de toda la humanidad. La principal idea es tejer una red de personas humanas.

En efecto, las grandes dificultades de la movilidad en la región exigen con urgencia una mayor eficacia y capilaridad de los medios de comunicación social. Al mismo tiempo, es necesario ayudar a las personas a saber leer críticamente la información difundida de forma superficial por algunos medios de comunicación, desenmascarando cualquier forma de manipulación, distorsión o espectacularización.

Ministerios y discernimiento

La presencia de sacerdotes, obispos, laicos hombres y mujeres es algo fundamental. Un animador, sea catequista, lector, cuidador de enfermos, diácono o ministro extraordinario de la Eucaristía, ejerce su sacerdocio bautismal cuando asume una actitud de servicio y no de poder o dominio.

Las mujeres se han convertido en preciosas colaboradoras de la misión de la Iglesia en la Amazonía, sobre todo en la custodia y protección de la vida. Al mismo tiempo, en el ámbito de la educación, se destacó la urgencia de transmitir la fe, motivar a los jóvenes a construir sus propios proyectos de vida, promover el cuidado de la Casa Común, aumentar el rechazo a la herida del tráfico de personas, contrastar el analfabetismo y el abandono escolar. Hay que ayudar a los jóvenes a integrar los conocimientos ancestrales con los conocimientos más modernos para que ambos contribuyan al “buen vivir”.

Bajo la acción del Espíritu, cum Petrus y sub Petrus, se insta a la Iglesia a que se convierta a una perspectiva amazónica y a que emprenda sin temor un discernimiento y una reflexión sobre el tema del sacerdocio, escuchando también la hipótesis de la ordenación de las personas casadas, sin diluir nunca el valor del celibato. De hecho, debemos tener siempre presente el drama de las poblaciones que no pueden celebrar la Eucaristía por falta de sacerdotes o que reciben el Cuerpo de Cristo sólo una o dos veces al año. Se sugirió una reflexión sobre una posible actualización de la Carta Apostólica Ministeria Quaedam de Pablo VI. También se propuso la introducción de diáconos permanentes y diáconos indígenas que, a través del ministerio de la Palabra, ayuden a la población local a comprender mejor los Textos Sagrados.

Tutela de la Casa Común y explotación irresponsable

La idea de crear comunidades cristianas eco-interculturales abiertas al diálogo interinstitucional e interreligioso que enseñen nuevos estilos de vida orientados al cuidado de la Casa Común, es otro de los puntos sobre los que se avanza. Las grandes empresas madereras y petroleras son una de las causas principales del daño al medio ambiente y socavan la experiencia de los pueblos. De hecho, los pueblos indígenas no obtienen ningún beneficio de la extracción de recursos, forestales y minerales de sus tierras. Por lo tanto, es necesario exponer con firmeza la corrupción desenfrenada que alimenta las desigualdades y las injusticias y preguntarse qué dejaremos a las generaciones futuras. También hay que combatir la gran amenaza que supone el tráfico de drogas, junto con cualquier complicidad que lo alimente.

Acceso al alimento y respeto a los ecosistemas

El tema de la soberanía alimentaria también se tocó y se determinó que: cada pueblo tiene derecho a elegir qué cultivar, qué comer y cómo garantizar el acceso a los alimentos respetando los ecosistemas. Una parte significativa de la biodiversidad agroalimentaria de la Amazonía es todavía desconocida y ha sido preservada hasta ahora por las poblaciones locales. No puede acabar siendo explotada por unos pocos y arrebatada a la multitud, como ocurrió en el frente médico, donde las plantas y los ingredientes activos han enriquecido a las multinacionales farmacéuticas, sin nada devolver nada a la gente.