489° Aniversario de Lima: Una ciudad de encuentro y amistad

La Ciudad de Lima celebró el 489° Aniversario de su fundación con una Solemne Misa y Te Deum oficiada por Monseñor Carlos Castillo. En su homilía, el Prelado hizo un llamado a dejarnos interpelar por el Evangelio para reeducarnos y hacer de Lima un «centro de encuentro y amistad» que supere los problemas y proponga nuevas formas de reorganizar la vida de nuestra ciudad al servicio de todos.

La Eucaristía celebrada en la Basílica Catedral de Lima contó con la presencia del Alcalde Metropolitano de Lima, Rafael López Aliaga; además de otras autoridades civiles, políticas y militares.

Inspirado en las lecturas de hoy, el arzobispo de Lima habló sobre la importancia de estar atentos a las necesidades y lógicas de los demás, con apertura de escucha para avanzar y prosperar como sociedad, especialmente, cuando se asume una responsabilidad dirigencial en el país.

«Una ciudad es un centro de encuentro y de amistad. Por eso, esta semana hemos recibido la visita de 31 comunidades quechuahablantes a saludar a la ciudad. Y este gesto significativo nos recuerda que es posible desarrollar nuestras capacidades de solidaridad y superar los problemas juntos», resaltó el Monseñor.

En este proceso de hermanamiento de nuestros pueblos, la Iglesia también tiene una misión vital: anunciar el Evangelio sin separarse de la realidad, así lo ha manifestado el obispo de Lima: «Hay un punto de intersección entre lo religioso y lo social – económico – político, que es lo humano. Y nuestro medio de transmisión es anunciar el Evangelio y rescatar todo lo bueno que tenemos para aportar al mundo desde nuestra humanidad», expresó.

En otro momento, el Primado del Perú recordó que el futuro de nuestra ciudad y país recae en las nuevas generaciones que quieren ser escuchadas y se expresan a través de los bailes en las plazas: «Con su cercanía y alegría, los jóvenes nos enseñan que es posible organizarnos y tener una ciudad amistosa y verdaderamente humana, cristiana y peruana».

El Perú es ya un proceso unitario, es una promesa que se está cumpliendo y que debemos terminar de cumplirla a través del entendimiento, la amistad, la cercanía, la crítica mutua y el hermanamiento.