«El profeta, el que anuncia al Señor tiene que abrir los ojos de la gente, pero no para recriminarla, sino para que se convierta, y para eso tenemos que anunciar la conversión personal y social, ir descubriendo el entramado de las cosas, sobre todo los dones de Dios y la Palabra de Dios, escondidos en la realidad», comentó el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Monseñor Carlos Castillo, durante la Celebración Eucarística de este domingo XII del Tiempo Ordinario que presidió en la Basílica Catedral de Lima.
Recapacitar y corregir con la pedagogía del Padre amoroso
Las lecturas que hemos escuchado hoy nos recuerdan la dimensión profética de nuestra fe, dijo Monseñor Castillo refiriéndose a la lectura de Jeremías (20,10-13), «un profeta muy exigente, muy profundo y que despertó la persecución e inclusive por parte de sus enemigos porque su vida estuvo tomada por la Palabra de Dios y la expresó a tiempo y a destiempo, pero con esa finura profunda que llama a la conversión y ante la cual muchas veces los humanos nos resistimos» – indicó.
En ese sentido, la expresión que usa Jeremías: ‘Canten al Señor, alaben al Señor que libró la vida del pobre de manos de los malvados’ – «nos muestra la bondad del Señor que es Padre nuestro, nos cuida, y nos ha revelado su gracia en Cristo, superando la idea del Dios que se venga«, recuerda el Arzobispo de Lima.
Monseñor Castillo explicó que, para superar la idea del Dios que se venga de sus enemigos, debemos ser capaces de corregir y llamar la atención con «la pedagogía de Dios que es un Padre amoroso que siempre cuida de los seres humanos», y advirtió el riesgo de «creernos Jeremías para alzar la voz altisonantemente y liquidar a medio mundo».
Precisamente la Carta de San Pablo a los Romanos (5,12-15) reitera que Dios es gracia, es don gratuito, y «el don es superior al delito que los seres humanos cometemos. Este es el misterio más grande que nos ha revelado Jesús, que Dios a través del perdón y del corazón de Padre, suscita en la humanidad una capacidad de recapacitar», precisó el Arzobispo.
Salir del miedo para reconocer la Palabra de Dios escondida en la realidad
En otro momento, Monseñor Carlos Castillo hizo hincapié en las palabras de Jesús a sus apóstoles que narra el Evangelio de Mateo (10,26-33): ‘No tengan miedo a los hombres’ – «para salir del miedo hay que descubrir lo que está escondido – subrayó el Obispo de Lima – como bien insiste el Papa Francisco, hay males que debemos reconocer en el mundo que están destruyendo a la humanidad y tenemos que abrir los ojos».
Todos tenemos que anunciar el Evangelio en una sociedad donde a veces edulcoramos las cosas. El Papa esta mañana dijo que a veces ‘aguamos el Evangelio’, y entonces creemos que todo se resuelve con hacer más misas y repartir más comunión. No es así, se necesita un compromiso más grande
«Nosotros tenemos un Dios que se fija en el alma y en el cuerpo – reiteró el Arzobispo de Lima – ¿Acaso no tenemos que cuidar la salud humana para que nosotros podamos tener también una buena salud espiritual? Ambas cosas las quiere el Señor, quiere que seamos sus hijos, pero que seamos hijos sanos en esta vida».
Jesús nos muestra el rostro del verdadero Padre
Y dirigiéndose a todos los padres que celebran su día, Monseñor Carlos señaló que Jesús nos ha revelado que Dios es papá y nos ha mostrado el rostro del verdadero Padre que es amor : «es indispensable aprender a ser padre como nos lo muestra Jesús, para ser semejantes a Dios y tener su misma capacidad de amar» – agregó.
A medida que nuestra sociedad ha ido evolucionando, hemos ido cambiando la imagen de lo que debe ser el padre, prosiguió el Arzobispo, «estamos viendo cómo el papá también debe saber cocinar, debe cuidar a los hijos y compartir las tareas con la mamá, estamos superando ese machismo que todavía existe desgraciadamente en nuestro país».
Tenemos muchos padres que son aliento para sus hijos, ejemplo y ánimo. Si hay algo que tiene el padre celestial es que es creador, generador de vida; y por eso, tanto papá como mamá tienen que ser generadores de vida
«Que Dios bendiga a todos los padres el día de hoy, que nos dé el corazón del Padre celestial, que no es un corazón mezquino, sino que tiene ancha visión y ancho corazón para caber todos en sus brazos», concluyó.