Arzobispo de Lima: El Señor nos convoca a todos sin discriminar

Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima, presidió la Celebración Eucarística de este Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario desde la Basílica Catedral de Lima: «El Señor quiere que entonemos con Él en todas las formas posibles, porque Él no nos condena, sino nos convoca, nos acompaña y nos convierte», reflexionó.

Comentando el Evangelio de Mateo (22,1-14), el Arzobispo explicó que Jesús se dirige a los sumos sacerdotes y ancianos a través de una nueva parábola. El Señor nos dice que todos estamos invitados a un camino de conversión para hallar una salida a los problemas juntos: «Jesús persiste en la invitación, persiste en convocar a todos, malos y buenos, para que todos quepamos en este camino del Reino de Dios, para que todos entremos en este camino de conversión», señaló.

«Este tiempo de retiro ha querido ser también, para octubre, en medio de la situación difícil, el equivalente a lo que es nuestra procesión del Señor de los Milagros, en donde todos estamos invitados a esta gran convocatoria de un Señor que acoge a todos, que no discrimina y que nos llama a vivir esta dimensión de alegría», añadió Monseñor Castillo.

Convocados por el Señor a vivir en hermandad y fraternidad.

Esta convocatoria del Señor a aprender a hermanarnos es la misma que el Papa ha reflejado en su encíclica ‘Fratelli Tutti’, y que nuestro Arzobispo ha comentado ampliamente (leer reflexión): «de lo que se trata es que podamos salir juntos de las cosas, viendo más allá de los prejuicios, de las barreras. La fraternidad aprende a apreciar el valor de ser hermanos, el valor de estar juntos y la alegría de festejar», indicó.

El Señor quiere que entonemos con Él en todas las formas posibles, porque Él no nos condena, sino nos convoca, nos acompaña y nos convierte.

En la parábola del banquete nupcial, el Evangelio de Mateo da cuenta de un grupo de personas que decidió no aceptar la gratuidad de la invitación: «es decir, no se dejaron llevar por la gracia – explica el Obispo de Lima – esto indigna al rey, porque siente que éstas personas están bloqueadas y eligen reafirmarse en su bloqueo, se emperrechinan en no acoger la maravilla que se les está presentando, son aguafiestas recalcitrantes», dijo.

Revestirse de la misericordia de Dios, gracia que salva.

En otro momento, el texto de hoy menciona a una persona que no está vestida con el traje de fiesta y es expulsada a las tinieblas. ¿Cómo se explica esto? El Papa Francisco lo explica con claridad en el Ángelus de esta mañana: El rey, que representa a Dios Padre en la parábola, pone, sin embargo, una condición: llevar el traje de boda, que simboliza “la misericordia que Dios nos da gratuitamente, su gracia, pues sin ella no se puede dar un paso en la vida cristiana. Por ese motivo, no basta con aceptar la invitación a seguir al Señor, hay que abrirse a un camino de conversión que cambie el corazón», resaltó Francisco.

Para Monseñor Castillo es importante que sepamos reconocer la invitación del Señor sin distinción, lo que significa que todos tenemos la oportunidad de transformarnos poco a poco: «la invitación del Señor no consiste simplemente en asistir, sino estar en sintonía con Dios, estar a tono con la alegría, la fraternidad y la amistad», reiteró.

Estar en sintonía con la fuerza amorosa del Señor que acoge a todos.

En ese sentido, la apertura del Señor sobrepasa nuestras capacidad de entendimiento, nuestra visión, a veces algo estrecha, sobre el cumplimiento estricto de las reglas sin ningún tipo de discernimiento o criterio de la realidad: «puede ocurrir que no puedes participar de la misa porque tienes necesidad, una dificultad o un pariente en casa que atender, pero en ese servicio estás actuando en sintonía con la fuerza amorosa del Señor que acoge a todos. Desde los distintos lugares en donde estamos, allí también está la gracia presente», acotó el Primado del Perú.

¿Están en falta nuestros hermanos de la selva que navegan en canoas por no asistir a misa cuando no hay sacerdotes? Se preguntó el Arzobispo: «entrar al Reino de Dios es entrar en el amor gratuito de Dios, inventando una forma para siempre estar llenos de su fuerza, unidos festejando y alegrándonos».

«Vamos a pedirle al Señor que nos de la capacidad de buscar a los que no han sido invitados, para que sepamos acoger especialmente a los más pobres y sencillos, de modo tal que nadie se sienta excluido o sienta que no hay tarea que hacer, para que nadie sienta que el Señor lo ha abandonado, sino que suscita en nosotros, con su Espíritu, la esperanza de servir, ayudar a los demás y vivir alegremente todos como hermanos», manifestó el Arzobispo de Lima.