Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, compartió sus reflexiones en torno a la publicación del libro ‘La vida después de la pandemia’ que recoge los mensajes del Papa Francisco durante el tiempo de pandemia: «es un texto que mira lejos, que ve el horizonte de una esperanza que podemos construir todos, es una tarea común que debemos repensar constantemente, repensar el mundo desde los marginados para restablecer formas nuevas de economía que no piensen en el lucro sino en la persona humana y también en la ecología», resaltó.
Al inicio de la entrevista, Monseñor Castillo reflexionó sobre el encuentro que mantuvo con los líderes de las diversas religiones en nuestro país para orar juntos por la salud y el fin de la pandemia: «hemos vivido una experiencia de confluencia y de comunión en la humanidad, ha sido una noche muy honda porque nos pudimos entender a través de un diálogo muy fecundo entre los distintos grupos».
«Esta situación tan difícil solamente se puede sobrellevar con esperanza en la humanidad, tenemos que sumar y eso también debe ser plasmado en la unión de todas las religiones, y de hecho, hemos firmado un compromiso por un mundo más saludable, un mundo más justo y además el trabajo de nuestras distintas asociaciones, grupos, espiritualidades, comunidades religiosas, para identificarnos con las necesidades de la gente y acompañarlos» – agregó el Arzobispo de Lima.
Arzobispo de Lima reflexiona sobre el libro ‘La vida después de la pandemia’
Refiriéndose a la reciente publicación del libro ‘La vida después de la pandemia’ que recopila ocho intervenciones del Papa Francisco en los primeros meses del año marcados por la expansión del Covid-19, Monseñor Castillo señaló que el Santo Padre nos invita a pensar juntos hacia dónde va ir la humanidad después la pandemia:
«El Papa Francisco considera que esta pandemia es un signo de la crisis galopante en la que ha entrado el mundo a partir de esa exacerbación del sistema económico que descarta y lleva a la gente a una situación de insignificancia total», acotó el Primado del Perú.
Esta realidad ha provocado hondas preocupaciones ¿Cómo van a cumplir la cuarentena los pobres que no tienen techo? «Esta es la necesidad que tenemos de repensar el mundo desde los marginados, para restablecer formas nuevas de economía que no piensen en el lucro sino en la persona humana y también en la ecología» – manifestó el Arzobispo de Lima.
‘La vida después de la pandemia’ es un texto que mira lejos, que ve el horizonte de una esperanza que podemos construir todos, es una tarea común que debemos repensar constantemente.
En lo recóndito de nuestro ser se ha anidado el individualismo
«El aislamiento social y la distancia social no implican una distancia humana, al contrario, inclusive se practica en función del bien de los demás – aclaró Monseñor Castillo – hay una cuestión que hemos desarrollado durante estos siglos que es el individualismo, que nos lleva a pensar en nosotros mismos y no mirar más allá».
El Arzobispo de Lima dijo que estos meses hemos visto la grandeza humana de todos los que han entregado su vida, pero también, «en lo recóndito de nuestro ser se ha anidado el individualismo que necesitamos superarlo juntos, porque el individualismo nos ha arrinconado a una serie de problemas que generalmente tenemos: complejos, dificultades, historias personales contradictorias, que en vez de tratarlas y dialogarlas con los otros, las escondemos y reaccionamos por la herida, eso es el individualismo».
La oración nos permite entrar en lo profundo del misterio de lo que somos
«En nuestra vida el ser humano es misterio de sí mismo porque él no se da la vida y tampoco sabe luego qué hay después de la muerte – explica el Obispo de Lima – hay en nosotros un ‘otro’ con el cual dialogamos, hablamos con el ‘otro’ que todavía no comprendemos, éste ‘otro’ que hay en mi es un misterio que se va descubriendo poco a poco. La oración es entrar en lo profundo de ese misterio y expresar lo que sentimos desde lo más hondo».
La oración nos permite encontrarnos con sencillez en lo poco que somos, en los límites que somos, pero simultáneamente, en la apertura a mejorar en un mundo en donde hemos nacido abiertos hacia el misterio de todo el ser, de toda la vida y todo el mundo
«Me parece que es importante que esta dimensión interior de la oración la entendamos porque a partir de ella se confluye en comunidades que oran, y esto nos supone a todos abrirnos al Espíritu», agregó el Primado del Perú.