«No nos van a parar, muchachos. ¡Vamos a seguir adelante! El Señor, con su Espíritu, alienta a toda nuestra juventud», con estas palabras, Monseñor Carlos Castillo dio cierre a la Jornada Arquidiocesana de la Juventud (JAJ), que este año congregó a más de 3500 jóvenes de nuestra ciudad, todos unidos bajo el lema: «Joven, con la mirada de Dios a María, ¡levántate a servir con alegría!».
Fotos: cortesía de PJ Lima
Durante el 2 y 3 de septiembre, miles de jóvenes se reunieron en el corazón de la capital peruana para vivir la jornada arquidiocesana de la Iglesia de Lima. En espíritu sinodal con la Jornada Mundial de la Juventud y el Papa Francisco, este año la JAJ convocó a grupos muy variados: desde los grupos de danzantes en las plazas de nuestra ciudad y jóvenes universitarios, hasta los colegios parroquiales y comunidades juveniles de nuestros 12 decanatos.
La organización del evento estuvo a cargo de la comisión central de la Pastoral Juvenil, con el apoyo solidario de más de 400 jóvenes voluntarios (equipo de baile, líderes, animadores, comunicadores, actores, logística, entre otros). Y fue precisamente la auto-organización de la juventud, uno de los aspectos más valorados por el arzobispo de Lima, que, en su homilía, resaltó la gran capacidad que tienen los jóvenes para establecer lazos y anunciar el Evangelio.
Leer transcripción de homilía de Monseñor Castillo
En su homilía, Monseñor Castillo recordó al Cardenal Augusto Vargas Alzamora, siempre comprometido con la causa de los jóvenes y que, hace 23 años, un 4 de septiembre, partió al Padre: «En esa época, los jóvenes estaban regados por todos lados. Y el cardenal me decía: Necesitamos hacer una pastoral juvenil porque los chicos están en la calle. Ellos necesitan aliento y el Evangelio porque sufren mucho», comentó.
Plenario con los jóvenes de Lima
Antes de la Misa de clausura, la JAJ tuvo varios momentos: adoración Eucarística, festival cultural, dinámicas de integración, debates grupales, teatro y conciertos. Los dos días de jornada se planificaron bajo el método: Ver – Juzgar – Actuar.
En la segunda parte del primer día, se iniciaron los trabajos en equipos de colores (verde, azul, amarillo y rojo) que fue planteada y dirigida por los líderes, mediante dinámicas, alabanzas y la metodología previamente explicada, los jóvenes respondieron dos preguntas importantes del VER:
-¿Cuáles son las situaciones que esperan hoy ser atendidas con prontitud por nosotros?
-¿Hacia qué lugares o realidades debemos salir presurosos, hoy, al encuentro?
En paralelo, sacerdotes voluntarios estaban confesando en nuestro “Patio de la Misericordia” a todos los asistentes que buscaban recibir el sacramento de la reconciliación.
Posterior a esta reflexión, en la mañana de la segunda fecha, los jóvenes iniciaron la jornada con la entronización de la Palabra y la lectura del Evangelio (Lucas 1, 39-56 – La Visitación). Luego se juntaron en grupos para responder la siguiente pregunta (JUZGAR – ACTUAR): ¿Que motivó a que la Virgen María se levantara a visitar Isabel y por qué motivos nos levantamos nosotros a servir a los demás?
Uno de los espacios más esperados fue el Plenario de los jóvenes, donde los representantes juveniles manifestaron sus principales preocupaciones, sentires y aportes. Escucha el plenario completo aquí:
¿Hacia qué realidades debemos salir presurosos? Fue uno de los cuestionamientos que abordaron los miles de jóvenes en el Colegio Claretiano. «Toca ir a la cancha. Hay que levantarnos, como María, para servir con alegría», expresó uno de los representantes juveniles.
«Cada joven atraviesa por una situación distinta – aseguró Alessia Tirado Díaz – Es ahí que, con la ayuda de Dios, podemos tomar acción y cambiar la sociedad en la que vivimos, teniendo en cuenta siempre un valor: la empatía, el ponerse en el lugar del Otro y, a partir de ahí, actuar».
Dice María: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí, según tu Palabra”. Ante ello, los diferentes grupos reflexionaron sobre la actitud de servicio de la Madre de Dios ¿Aplicamos esto en nuestra vida diaria? «El Señor nos motiva a levantarnos y a servir a los demás, porque, comprendiendo la realidad de cada uno y de nuestro prójimo, podemos llegar a Dios», respondieron.
Los jóvenes somos la Iglesia viva
Otro de los testimonios fue el de Walter Araujo, que compartió las conclusiones de su comunidad: «Nosotros somos la Iglesia viva … ¡debemos movernos! Somos una nueva generación de jóvenes dispuestos a llevar a Cristo, y tenemos el ejemplo de María para inspirarnos», indicó.
Por su parte, Franchesca Matos, recordó que el servicio de María nace del amor y de la empatía. Por ello, los jóvenes también «estamos llamados a actuar solidariamente para sacar una pequeña sonrisa al prójimo, sin esperar nada a cambio, solo esa felicidad que podemos brindar al que nos necesita».
En el Plenario también se comunicaron algunas de las preocupaciones más hondas de los jóvenes: «minimizan nuestros sentimientos y opiniones, nuestros problemas. Y nosotros también minimizamos lo que pensamos, lo hacemos «tan chiquito» que nos sentimos solos».
Monseñor Castillo: «Reconocer y escuchar la expresión humana de los jóvenes»
En su homilía, el arzobispo de Lima explicó que los frutos de la Jornada Arquidiocesana de la Juventud se materializarán en una carta pastoral. Este es un nuevo intento de la Iglesia por acercarse a las realidades de los jóvenes y plasmar sus palabras en un documento que reconozca sus aportes e ideas.
Por ello, el prelado afirmó que «la Iglesia se hace siempre sinodalmente. Se dice sinodal en el sentido que se comparte, se discute y se conversa para poder escuchar. Las manifestaciones alegres de los jóvenes son importantes porque son expresión humana llamada a ser escuchada y reconocida», precisó.
Comentando el Evangelio de Mateo (16,21-27), Monseñor Carlos señaló que el Señor nos llama a dejarnos llevar por su Espíritu, sin embargo, cuando el camino representa un desafío difícil, pueden surgir algunas resistencias. Esto ocurrió con Pedro, que rechazó la idea de que el Hijo de Dios deba padecer y entregar su vida por los demás.
Del mismo modo, explicó el Primado del Perú, a veces, «pensamos que, porque Dios está con nosotros, podemos hacer lo que sea. Es verdad que el Señor nos aguanta, eso es seguro, pero nos corrige también, y nos corrige de una manera muy interesante, abundando en su amor hacia nosotros».
Encender la «chispa» de los jóvenes
En la liturgia del domingo XXII del Tiempo Ordinario, el amor del Señor induce a que Pedro reflexione sobre su actitud. Y ese amor también nos induce a pensar: ¿Estaré haciendo bien con lo que estoy diciendo? Por eso, el obispo de Lima invitó a todos los jóvenes a dejarse inspirar por el Espíritu del Señor que está «regado por todos lados» y «aparece en todas las cosas porque ha tocado a la humanidad».
Ante la mirada de los miles de jóvenes, Monseñor Carlos invocó a «encender la chispa» que genera el fuego del amor en todo el país. «Todos los jóvenes, inclusive, los “malandros” que andan por ahí, robando celulares, pueden ser aquellos que, en medio de sus equivocaciones, con el Espíritu del anuncio de todos los que estamos acá y de todos nuestros hermanos de las demás parroquias, logren que la juventud empiece una nueva etapa en la historia de nuestro país: la historia del hermanamiento nacional».
Dios no está en el más allá, sino que se ha metido en el “más acá”; se ha metido para que nosotros aprendamos a acogerlo, a recibirlo, y para que este mundo sea un anticipo del Reino de Dios. Ése es el objetivo.
Carlos Castillo reiteró que todas las necesidades y preocupaciones de los jóvenes deben ser vividas con un sentido de amor y servicio, acogiendo al Espíritu que nos da su soplo para actuar adecuadamente según las circunstancias.
«El arte, la música, la danza, son también expresiones del Espíritu. Dios también puede estar en la calle, con nuestros jóvenes danzantes. Por eso, el Papa dice que la Iglesia es en salida, porque está potencialmente en todos los que buscan, pero se necesita el aliento, el llamado, la comunicación, el Evangelio, la evangelización, no el adoctrinamiento (eso viene después porque perfecciona la evangelización)», argumentó el arzobispo de Lima.
Vamos a darle gracias a todos por haber venido hoy. Vamos a comprometernos como María, en sintonía con todo lo que se hizo en la Jornada Mundial de la Juventud.