El Papa Emérito recuerda el gran trabajo realizado en 50 años por la Comisión Teológica Internacional: a pesar de las dificultades para lograr la unidad moral entre los teólogos del mundo, es necesario continuar los esfuerzos para buscar el consenso.
«Sólo la humildad puede encontrar la Verdad, y la Verdad a su vez es el fundamento del Amor, del que últimamente todo depende»: así lo escribe el Papa Benedicto XVI en el mensaje de saludo con ocasión del 50º aniversario de la creación de la Comisión Teológica Internacional, recordando que fue inaugurada por San Pablo VI para superar la brecha que se había manifestado en el Concilio Vaticano II «entre la Teología que se desarrollaba en el mundo y el Magisterio” pontificio.
En vano los intentos de lograr una unidad moral de la teología
El Papa Emérito relata la pluralidad de opiniones entre los teólogos de la Comisión y, a la vez que expresa su gratitud por el gran trabajo realizado durante 50 años, reconoce que el organismo, «a pesar de todos los esfuerzos, no ha podido lograr una unidad moral de la Teología y de los teólogos en el mundo». Aquellos que esperaban esto, escribe, «nutrían expectativas equivocadas sobre las posibilidades de tal trabajo. Y sin embargo, la voz de la Comisión se ha convertido en una voz escuchada, lo que de alguna manera indica la orientación de fondo que debe seguir un esfuerzo teológico serio en este momento histórico. Al agradecimiento por todo lo que se ha hecho en medio siglo, se une también la esperanza de un ulterior trabajo fructífero, en el que la única fe pueda llevar también a una orientación común de pensamiento y del hablar de Dios y de su Revelación».
Los teólogos de la Comisión
El mensaje menciona a algunos teólogos que han hecho parte de la Comisión, entre ellos Henri de Lubac, Yves Congar, Karl Rahner, Jorge Medina Estévez, Philippe Delhaye, Gerard Philips, Carlo Colombo, Cipriano Vagagaggini, Hans Urs von Balthasar, Louis Bouyer, Marie-Joseph Le Guillou, Rudolf Schnackenburg, André Feuillet, Heinz Schürmann, Johannes Feiner, Carlo Caffarra, Raniero Cantalamessa, Otto Semmelroth, Karl Lehmann, William May, Tadeusz Styczen, Andrzej Szoztek, Servais Pinckaers.
Interpretación del Concilio y teología de la liberación
“Personalmente – observa -me impresionaron particularmente los primeros cinco años de la Comisión Teológica Internacional. Había que definir la orientación de fondo y el modo esencial de trabajo de la Comisión, estableciendo así en qué dirección, en última instancia, debía interpretarse el Vaticano II». Hablando de los temas tratados por el organismo, cita la relación entre el Magisterio y la teología, sobre los que «siempre hay que seguir reflexionando», y también l”a cuestión fundamental de la Gaudium et spes, es decir, la problemática del progreso humano y de la salvación cristiana». En este ámbito -precisa- también surge inevitablemente el tema de la Teología de la Liberación, que en aquel momento no representaba en absoluto un problema de naturaleza puramente teórica, sino que también determinaba y amenazaba de manera muy concreta la vida de la Iglesia en América del Sur. La pasión que animaba a los teólogos era igual al peso concreto, incluso político, de la cuestión».
Contraposición de los frentes y búsqueda de consenso
El Papa Emérito recuerda los intensos debates sobre cuestiones de Teología moral y, en particular, sobre el Sacramento del matrimonio: «La contraposición de los frentes y la falta de una orientación básica común, de la que todavía hoy sufrimos tanto como entonces, en aquel momento se me hizo clara de una manera sin precedentes» y no se logró crear ningún consenso. El mismo Juan Pablo II – recuerda Benedicto XVI – «decidió finalmente posponer la redacción definitiva de su Encíclica moral Veritatis splendor, esperando ante todo el Catecismo de la Iglesia Católica. No publicó su Encíclica hasta el 6 de agosto de 1993, y aun así encontró nuevos colaboradores para ella. Creo que la Comisión Teológica debe seguir teniendo en cuenta el problema y debe fundamentalmente continuar sus esfuerzos para buscar un consenso».
Iglesias jóvenes y una nueva cultura teológica
El mensaje también destaca el hecho de que en la Comisión se ha podido escuchar «cada vez más fuerte la voz de las Iglesias jóvenes», como las de África y de la India, cuyos teólogos plantearon la cuestión de cuánto estaban vinculados a la tradición occidental y hasta qué punto otras culturas podían determinar una nueva cultura teológica. Otro tema mencionado es el diálogo con las grandes religiones del mundo.
La humildad abre el camino a la verdad
«Personalmente – concluye Benedicto XVI – el trabajo de la Comisión Teológica Internacional me ha dado la alegría de encontrarme con otros lenguajes y formas de pensamiento. Pero, sobre todo, ha sido para mí una continua ocasión de humildad, que ve los límites de lo que nos es propio, y abre así el camino a la Verdad más grande”.