Señor de los Milagros: Caminar con Cristo en santidad y amor universal

En el día de Todos los Santos, el Pueblo de Dios se congregó para acompañar al Señor de los Milagros en su último recorrido procesional. Durante la Eucaristía, Monseñor Carlos Castillo hizo un llamado a vivir un cristianismo en movimiento, como nuestra procesión, que sea signo de esperanza para toda nuestra Patria y humanidad.

Frente a la imagen del Cristo Crucificado y acompañado de una multitud inmensa, el Primado del Perú entonó algunas líneas del vals criollo «El Plebeyo», cuya letra es una expresión de cómo la fe de nuestro pueblo puede ayudarnos a vivir un camino de santidad y amor universal en medio de la gran diversidad cultural que somos como país.

Leer transcripción de Monseñor Carlos Castillo

«Una muchedumbre inmensa que no se podía contar» llegó hasta los exteriores del Santuario de Las Nazarenas para caminar junto al Señor de los Milagros por las calles de la capital peruana. En su último recorrido procesional del año, el arzobispo de Lima meditó sobre el camino a la santidad que debemos seguir como cristianos.

Ciertamente, la santidad es un don y un camino dado por el Señor, y en esa libertad que nos da, corremos el riesgo de enredarnos y confundirnos cuando «no vemos lejos, no vemos al Crucificado que va guiándonos». Por ello, el Monseñor Carlos explicó que caminar firmemente, como en la procesión, significa seguir el camino y mirar al Señor que nos acompaña y está en nuestro fundamento porque somos hechos a su imagen.

En este camino es necesario «ir haciendo un discernimiento» y «una reflexión», de manera tal que cada día decidamos ser cristianos y vivir la santidad. «El camino de santidad siempre es un camino de iniciativas, de apertura, de discernimiento y de perdón si nos equivocamos. Y qué bonito es aprender a pedir perdón y rectificarse de una cosa que hizo uno mal. Por eso, la Iglesia, siempre ha querido ser un signo de una Iglesia de pecadores y de santos», afirmó el Prelado.

Crecer y aprender a amar como Dios nos ama

Comentando el Evangelio de hoy (Mateo 5,1-12), el arzobispo de Lima aseguró que el Señor quiere salvarnos a todos, sin excepción. «Él quiere que todos crezcamos y aprendamos a amar como Él nos ama. Por eso ha mandado a su Hijo, a Jesús, al Señor de los Milagros, para que nuestra vida progrese en amor y nos dé la sabiduría para lograr acertar en el amor», recalcó.

El Señor nos ha dado el don de la santidad, pero hay que realizarlo ayudándonos unos a otros, aconsejarnos, conversar, discernir. La vida de santidad es preciosa porque es una aventura a la que estamos llamados a vivir todos juntos.

Monseñor Carlos indicó que cada cosa que sea producto de nuestra humanidad se hace con un objetivo o una búsqueda. Nuestra misión, como cristianos, es hacer un discernimiento para tomar todo lo bueno que tiene nuestra humanidad. En ese sentido, el obispo recordó que la música criolla es una de esas expresiones humanas bellas que también pueden transmitirnos algo de fe. Y puso como ejemplo la obra de Felipe Pinglo, quien supo reflejar cómo la fe de nuestro pueblo ha quedado marcada en nuestras historias y enamoramientos.

Dice la letra de «El Plebeyo»:

Trémulo de emoción, dice así, en su canción:
El amor, siendo humano, tiene algo de divino
Amar no es un delito porque hasta Dios amó
Y si el cariño es puro, y el deseo es sincero
Por qué robarme quieren la fe del corazón.

Inspirado en este vals criollo, el arzobispo de Lima aseveró que podemos «rescatar toda la médula de lo lindo que tenemos». El camino de la fe implica formar comunidad, conversar, ayudarnos y vivir «un cristianismo en movimiento, no estancado».

Vivir el amor universal en nuestra diversidad cultural

En otro momento, Monseños Castillo precisó que nuestra diversidad cultural es síntesis de todo lo que somos y todo el amor que el Señor nos tiene. Por ello, debemos vivir el amor universal y relacionarnos con todos por el cariño que Dios nos tiene. «Nosotros tenemos a Jesús que nos acompaña en el corazón de nuestra fe, y podemos irradiar algo nuevo. ¡Esa es nuestra misión! El Perú debe tener una Iglesia completamente creyente y fiel, una Iglesia en salida misionera hacia todos los pueblos de la tierra, y todos seamos discípulos y misioneros, seguidores del Señor», acotó.