“Aceptar la cruz es aceptar las consecuencias de la opción por el camino de Jesús, y desprenderme de mi soberbia, de mi arrogancia, de la corrupción, del maltrato, de las discriminaciones”, fueron las palabras del Padre Eduardo Arens, sacerdote miembro de la Sociedad de María y párroco de la Parroquia Santa María Reina en el distrito de San Isidro, durante su participación en el programa Diálogo de fe.
Una Iglesia abierta al diálogo y la inclusión
La entrevista inició con el comentario de la visita apostólica del Papa Francisco a Mozambique, y su encuentro con los pacientes de un hospital especializado en la lucha contra el sida. Para el padre Arens, el Sumo Pontífice nos está pidiendo través de este tipo de gestos “una invocación constante para que bajemos esas tendencias clericales, jerárquicas para estar mucho más cercano con la gente, pide cercanía, apertura, dialogo, inclusión, buscando mecanismos que permitan aunarnos».
«El Papa está enfatizando en poner en primer plano a las personas y el bienestar de la persona, por lo tanto, hay que levantar la voz a todo lo que impida hacer posible ese derecho de ser respetado y tomado en serio como persona», resaltó.
El padre Arens recuerda que el objetivo de la Iglesia son las personas, y por eso, debemos tener la capacidad de «dejar de lado lo que nos distancia, o peor aún, lo que nos puede enfrentar, incluido las discrepancias o diferencias de religiones». En ese sentido, Francisco «no se ahorra palabras para decir lo que es importante».
El sentido de ser cristiano
Al reflexionar sobre el evangelio de Lc. 14, 25-33, el sacerdote marianista expresó que este pasaje bíblico es muy importante porque describe el verdadero sentido de “ser cristiano” en tres expresiones.
Antes de ello, el padre Arens explicó que «entender la mentalidad antigua» es uno de los problemas más comunes «cuando tratamos los textos bíblicos», especialmente si lo interpretamos en su sentido literario: «tratamos con textos de hace 1900 años, otra cultura, otra mentalidad, otro manejo del lenguaje, y como no los sabemos los tomamos literalmente y cometemos unos errores garrafales».
Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre
En esta primera condición Jesús nos está pidiendo priorizar: «Para ser discípulo suyo hay que anteponer a Jesús, eso tiene como trasfondo los conflictos de la época en los matrimonios mixtos o en la familia donde uno de los miembros se hacía cristiano y el otro no aceptaba ser cristiano, eso crea conflicto, tensión».
Si no renuncia a todos los bienes no puede ser discípulo mío
“Obviamente no quiere decir: “Renuncio a todo y ahora me voy a poner en plan de mendigo – indicó el padre Arens – es una manera de decir: “si no hay desprendimiento no puede ser discípulo mío” o sea, tengo que anteponer”. Es por eso que ser discípulo de Jesús «es caminar tras sus huellas».
Quien no carga su cruz no puede ser discípulo mío
El Señor nos explica que llevar la cruz “quiere decir aceptar las consecuencias de la opción por el camino de Jesús. Aceptar la cruz es aceptar las consecuencias y desprenderme de mi soberbia, de mi arrogancia, de la corrupción, del maltrato, de las discriminaciones”