En el Día Internacional de la Asistencia Humanitaria, compartimos los testimonios de servicio que se viene ofreciendo en el Hogar Arzobispal Nuestra Señora de la Salud, que cada año acoge a cientos de familias del interior del país durante su atención médica en nuestra ciudad.
Escribe: Jessica Laurente
Hoy conmemoramos el Día Internacional de la Asistencia Humanitaria, fecha dedicada a reconocer y sensibilizar a la sociedad sobre la noble y desinteresada labor de miles de trabajadores humanitarios en todo el mundo. Estos valientes hombres y mujeres arriesgan sus vidas en favor del bien común, especialmente, en estos tiempos de intensos conflictos bélicos que han devastado regiones como Ucrania y el Medio Oriente.
En este contexto, el Papa Francisco, en un mensaje pronunciado el pasado junio, hizo un llamado urgente a la comunidad internacional para que se permita el ingreso de ayuda humanitaria al hermano pueblo de Gaza, gravemente afectado por la guerra. “La ayuda humanitaria debe poder llegar a quienes la necesitan, y nadie puede impedirlo”, enfatizó.
Siguiendo la exhortación de nuestro Santo Padre, la Iglesia de Lima, consciente de la realidad de nuestro país, brinda su apoyo a través del Hogar Arzobispal Nuestra Señora de la Salud. Este hogar, gestionado por las hermanas de la Congregación de las Ministras de los Enfermos de San Camilo, acoge a hermanos que, procedentes de diversas regiones del país, llegan a Lima para recibir atención médica en los diferentes hospitales, sin contar con familiares o recursos para su estadía.
Conversamos con la hermana Dilce Pasini, directora del Hogar Arzobispal, quien nos compartió detalles sobre el arduo trabajo que ella y su equipo multidisciplinario vienen desarrollando en favor de los hermanos que se encuentran en situación de enfermedad en nuestro país.
La Labor del Hogar Arzobispal Nuestra Señora de la Salud
“En el Hogar estamos comprometido en ofrecer acogida temporal para personas de escasos recursos que provienen de otros departamentos del Perú con referencias para atenciones especializadas de salud en los hospitales de Lima. Nos esforzamos por crear un espíritu de familia través de múltiples talleres ocupacionales, de formación y acompañamiento espiritual, brindando un servicio de calidad y calidez para la protección, recuperación emocional y suporte espiritual, facilitando el desarrollo de capacidades de cada persona albergada”, sostuvo la directora.
De esta manera, la religiosa refirió que en el Hogar Arzobispal se brinda “una atención integral” en favor de los hermanos enfermos. Para ello, trabajan de la mano junto a un equipo multidisciplinario: “Tenemos la ventura de poseer profesionales con carisma de servicio y motivados por valores humanos y poseedores de un gran corazón que les proporcionan capacidad de empatía y colocarse en el lugar del Otro”.
Además, cuentan con un grupo de voluntarios que desinteresadamente dedican su tiempo para acompañar y apoyar a los beneficiarios. La religiosa destacó también que “la presencia solidaria, el testimonio de vida y la ayuda humanitaria de los voluntarios complementan los programas y servicios que ofrece el hogar”, proporcionando una atención personalizada y una escucha fraterna evitando que los beneficiarios vivan en soledad”. Incluso mencionó la religiosa que una voluntaria colaboró en la implementación de una ludoteca para la recreación de los niños, convirtiéndose en un lugar muy agradable para ellos.
Desafíos y Compromisos
Sin embargo, a lo largo de sus 9 años al frente de la dirección, la hermana Dilce ha enfrentado numerosos desafíos, entre los cuales destacan las limitaciones para proporcionar el apoyo adecuado a los beneficiarios debido a la falta de recursos y la capacidad reducida de la casa para atender a quienes lo necesitan. También ha lidiado con la dura realidad de conocer las difíciles circunstancias que atraviesan las personas debido a sus enfermedades y situaciones complejas, lo cual la motiva a seguir a su lado brindándoles todo su amor.
A pesar de estas dificultades, la hermana Dilce expresó que esto no ha sido motivo de desánimo, sino de fortaleza en su misión: “Reconocemos que el Hogar es una bendición de Dios para estos hermanos a quienes tenemos el privilegio de recibir, ver su progreso e integración, y sus sonrisas nos enternecen y comprometen aún más para seguir acompañándolos”, afirmó la directora.
En este día muy especial, la directora del Hogar Arzobispal agradece a Dios y a todas las personas que trabajan arduamente por asistir humanamente a las personas más vulnerables del país y del mundo, entregando su vida y amor infinito, siempre teniendo como centro la imagen de Cristo.
“A todos los que están en esta noble misión los quiero felicitar de corazón, abrazar por este amor incondicional por dar la vida por las personas, por estar dispuestas para acudir y estar junto a la cama de un enfermo y en otras tantas circunstancias. Vuestra vocación humanitaria de tener el coraje de colocar su vida en riesgo para salvar a otros por la defensa de su dignidad humana es admirable. Pido a Dios fuerza y luz por vuestra heroicidad cada día, porque como se dice en Mateo. 25,40: “cuanto lo hicisteis a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”, remarcó Pasini.
Cómo apoyar al Hogar Arzobispal
Quienes deseen ofrecer su servicio como voluntarios en el Hogar Arzobispal pueden comunicarse a los números telefónicos (01) 3287327 o 979257874. También pueden enviar un correo electrónico a directora@hogararzobispal.org.pe.
Asimismo, aquellos que deseen colaborar con donaciones materiales tales como víveres, insumos, útiles de aseo, productos de limpieza, o realizar alguna contribución económica pueden visitar la página web del Hogar Arzobispal: https://www.hogararzobispal.org.pe/apoyanos/