El Padre Juan Bytton Arellano S.J. nos recuerda que la palabra Adviento tiene su origen en la expresión latina “adventus” que significa esperar la venida de alguien. Por eso, para los creyentes en Dios le pedimos que venga, que se haga cercano, que se haga uno de nosotros. “Él también nos invita a ser cercanos unos a otros, afirma el padre Juan, y nos llama a, en el contexto de la pandemia, a hacernos tres preguntas: ¿qué espero?, ¿desde dónde espero y ¿cómo espero?”
La esperanza parte de situaciones concretas.
Para Juan Bytton Arellano S.J. “la esperanza es el signo del cristianismo, pero parte de hechos concretos, por ejemplo, una madre que espera que su hijo llegue a casa, o un jornalero o jornalera que espera el fin del mes para pagar sus obligaciones o un migrante que tiene que escapar de su país para buscar tierra firme y gente que lo acoja”.
La Palabra se hace esperanza.
La esperanza ha marcado la humanidad a lo largo de la historia, afirma el padre Arellano, y creemos en un dios que es esperanza porque creemos en un dios que es cercano. Si les preguntara ¿qué esperamos?, seguramente contestaríamos: que acabe esta pandemia, que llegue una vacuna, pero también esperamos el fin de tantas pandemias que azotan la humanidad como: el hambre, la corrupción, la indiferencia, el daño ecológico.
Por eso recurrimos a la palabra de Dios, porque la esperanza es el eje transversal de la Biblia. Porque la Palabra se hace esperanza. Nuestro Dios encarnado es un Dios que se hace esperanza frente a un pueblo que espera y frente a un pueblo que camina, un Dios que espera con nosotros y en nosotros. Por eso, quien espera sabe en qué Dios cree y quien actúa sabe a qué Dios sigue.