En el día de María Auxiliadora, Monseñor Juan José Salaverry, obispo auxiliar de Lima, explicó que nuestra devoción por María nos convoca a actuar como portadores del Evangelio y ser fermento del Reino de Dios en la humanidad:
«Todo hijo de María Auxiliadora debe ser portador del Evangelio para transformar nuestros corazones, familias y vidas; para transformar nuestra sociedad necesitada de conversión, renovación y regeneración desde el Amor Evangélico. Estamos llamados a ser fermento de levadura transformadora, como María que es paradigma de fidelidad, constancia y entrega al servicio del necesitado», comentó.
«Nos reunimos alrededor de nuestra Santa Madre, la Virgen María, para cantar sus alabanzas en este día tan querido dentro del calendario mariano del mes de mayo, para invocarla con el título de Auxilio de los cristianos», con estas palabras, Monseñor Salaverry recordó que todos sentimos la figura de María como Madre, Intercesora y Auxilio, pues desde la pequeñez de lo que somos y desde nuestras limitaciones, «podamos conseguir las gracias más grandes que el Señor nos promete».
En alusión a la Liturgia de hoy, el prelado explicó que el texto del Apocalipsis (12, 1-9) nos pide levantar los ojos al cielo para contemplar la aparición de esta figura portentosa de una mujer vestida del sol, con la luna por pedestal y una corona de doce estrellas en la cabeza. Y al frente de esa mujer, se traba una batalla entre el bien y el mal.
«Nosotros nos mantenemos contemplativos frente a este signo portentoso que nos regala el Apocalipsis», afirmó el obispo, para ver «la entereza de María, que también representa a la Iglesia, acompañando esta batalla como la verdadera discípula que acompañó al Hijo a lo largo de toda la vida».
No podemos mantener la mirada fijada en el cielo, puesto que el Evangelio de Juan (2,1-11), que narra el milagro en las Bodas de Caná, nos hace aterrizar, es decir, poner los pies en la tierra para mirar la necesidad de la humanidad, la preocupación solidaria, y el milagro de la intervención de Jesús.
En ese sentido, Monseñor Salaverry aseguró que, así como las vasijas en las Bodas de Caná estaban vacías y mostraban una necesidad a ser llenada, también, en nuestra vida, hay situaciones que nos hacen sentir vacíos. En ese momento «la actuación de Jesús y María en nuestras vidas» hacen posible convertir las cosas sencillas (como el agua), en un vino verdadero que nos alegre el corazón y le dé sentido a nuestras «bodas», a esas bodas con el Señor».
Necesitamos el auxilio de Dios a través de María. Ella, como buena madre y portadora del Evangelio en sus brazos, ha querido regalarnos a su Hijo para que nosotros disfrutemos de las gracias del Señor.
Y dirigiéndose a la familia salesiana, nuestro obispo auxiliar hizo un llamado a renovar nuestro compromiso de presentarnos con la humildad de María, servidora del Señor, para que actúe transformando nuestra vida, nuestra Iglesia y sociedad.
Evocando la misión (“aguinaldo”) que el Rector Mayor Salesiano (Superior General), ha presentado a la familia salesiana del mundo, Monseñor Salaverry dijo que «ser fermento en la familia humana es asumir el compromiso de tener un ministerio que ocasione el cambio y la renovación, que nos haga rejuvenecer desde la teología, desde la pastoral y desde la presencia de un laicado que sabe vivir el mensaje del Evangelio. Transformando nuestra vida, transformaremos y daremos fuerza a la congregación, fuerza a la Iglesia y a nuestra sociedad», reiteró.
Portadores del Evangelio como lo fue María.
En otro momento, Monseñor Juan José Salaverry precisó que nuestra devoción por María Auxiliadora no debe limitarse a las prácticas piadosas (rezar el Rosario, comulgar o vestir la insignia salesiana), también es importante que aprendamos a ser «portadores del Evangelio como lo fue María», especialmente, donde más hace falta anunciarlo.
«¿Qué estamos haciendo por los que más necesitan? Esta es una pregunta que se extiende no solamente a la familia salesiana, sino a todo devoto de María Auxiliadora. En un país que parece cada vez más dividido, donde los intereses personales destruyen los derechos humanos y los derechos comunes, tenemos que construir unidad. Y María, como Madre de la Iglesia, nos une y nos congrega», reflexionó el prelado.
Que al ejemplo de María Auxiliadora, podamos retomar nuestro compromiso por los más necesitados y estemos dispuestos a interceder por el prójimo.
La Eucaristía, celebrada en la Basílica de María Auxiliadora, contó con la asistencia de autoridades civiles, militares y religiosas, entre ellos, el alcalde de Breña, Luis de la Mata; el obispo de la Guaira, en Venezuela, Monseñor Raúl Biord y el vicario inspectorial de la Congregación Salesiana en el Perú, Padre Humberto Chávez; y el Párroco del Santuario, el Padre Santo Dal Ben, junto con un gran numero de sacerdotes y hermanos salesianos.
También se hicieron presentes la superiora provincial de las Hijas de María Auxiliadora, Sor Elsy Núñez; la comunidad de hermanas salesianas; y cientos de feligreses de la comunidad de Breña, encabezados por el alcalde de Breña y sus regidores. La nota distintiva la dieron distintas promociones de exalumnos salesianos.