La Victoria: 60 años bajo la inspiración de San Norberto

La Parroquia San Norberto, ubicada en la urbanización Santa Catalina del distrito de La Victoria, celebró su sexagésimo aniversario con una Eucaristía presidida por Monseñor Juan José Salaverry. En compañía de toda la comunidad, del Párroco Ricardo Fernández Sanabria y de su vicario parroquial Hugo Risco, nuestro obispo auxiliar de Lima afirmó que el testimonio de vida de San Norberto es fuente de inspiración «para que nuestra vida sea un proceso continuo de conversión»

«Si queremos una Parroquia norbertina, no será tanto por el color blanco de su hábito o las insignias que nos pongamos, sino por el sello que debe marcar la espiritualidad de San Norberto en la vida de cada uno de los fieles. Hagamos el bien y dejemos el mal, construyamos juntos esta Iglesia», reflexionó Monseñor Salaverry durante su homilía.

«Estos 60 años dejan una huella profunda en la vida de la Iglesia. Y tener a la figura de San Norberto animando la vida del Pueblo de Dios, es una gracia importante que debemos de valorar», con estas palabras, Monseñor Salaverry se dirigió a toda la comunidad norbertina que se congregó para festejar 60 años del camino pastoral de la parroquia.

Primera conversión: «Deja el mal y acepta el bien»

Monseñor Juan José recuerda que el testimonio de conversión de San Norberto representa un llamado a la conversión pastoral de nuestra vida personal y comunitaria que puede traducirse en tres momentos: «San Norberto fue hijo de unos grandes señores feudales que, siguiendo la costumbre de las familias de aquella época, aceptó ser religioso sin estar muy convencido de su propia vocación. Y en el camino empezó a descubrir la conveniencia de andar con el obispo y estar en los lugares principales. Él buscaba obtener beneficios y estatus, como si la vida religiosa y clerical fuese un estatus. Pero el Señor purificó su corazón y, en un momento de conversión, recibió una luz que le dijo: ¡Deja el mal y acepta el bien!».

Este primer momento de conversión del santo alemán es también una enseñanza que se aplica en cada momento de nuestra vida: «El Señor le habló a San Norberto como nos puede hablar a cualquiera de nosotros: “Deja el mal y haz el bien”. Y San Norberto purificó su vocación y se puso a hacer penitencia, se fue al monte para vivir una vida de ermitaño y cambiar su vida», comentó nuestro obispo auxiliar.

Segunda conversión: Dedicarse a la vida apostólica y acercarse al pueblo.

Un segundo momento en la conversión de San Norberto, nos comenta Monseñor Salaverry, es la conversión a la vida apostólica: «Respondiendo al llamado del Señor, entró a un monasterio benedictino para seguir creciendo en la fe, pero, después, se dio cuenta que Dios le pedía algo más. Aquí se produce una segunda conversión, un quiebre en la historia de la vida religiosa, y decide dedicarse a la vida apostólica».

De esta manera, San Norberto pasa de la contemplación profunda apartada de la vida cotidiana a vivir cerca del pueblo, «Como diría el Papa Francisco: “un hombre en salida”, porque abrió las puertas de la comunidad premostratense para ir y acercarse a la gente y a las ciudades», afirmó el prelado.

Tercera conversión: la conversión pastoral

El tercer momento de conversión, afirma nuestro obispo auxiliar, fue asumir el episcopado y el camino de una conversión pastoral. Esto supuso que deje la Orden de Canónigos Premostratenses, una orden religiosa de canónigos regulares que él mismo había fundado.

Como Arzobispo, San Norberto debió enfrentarse ante el desafío de un proceso de renovación en la Iglesia, “porque el clero estaba mal formado y tenía una vida un poco disoluta”. El santo Patrón, entonces, con báculo en mano, comenzó a poner orden y promover la conversión pastoral en el corazón de la Iglesia.

En varios episodios de la vida de San Norberto, vemos un espíritu grande capaz de dejar el mal y optar por el bien, capaz de renunciar a las glorias y a los honores para vivir en la humildad y en el recogimiento.

Finalmente, dirigiéndose a toda la comunidad norbertina, Monseñor Juan José Salaverry aseguró que estos 60 años de vida parroquial son una gracia para todo el distrito de La Victoria, porque fueron fundados en base a la fe, el amor y el servicio de misioneros, sacerdotes (inicialmente los padres norbertinos y, luego, los padres diocesanos), y laicos que cimentaron las columnas fuertes de esta Iglesia.

Hay que darle gracias a Dios por todos los padres que han pasado por esta Parroquia, cada uno según su estilo, pero dejando las huellas de su camino pastoral y aportando con su sencillez para tener una Parroquia sólida. La única manera de construir Iglesia no es dividiendo, sino haciendo el bien, como San Norberto, para agradar a Dios y servir al prójimo.