Llamados a un cristianismo que induzca a la alegría y no sea repetición de cosas

El Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Monseñor Carlos Castillo, participó en una nueva edición del programa Diálogo de Fe para reflexionar sobre el Evangelio de este V Domingo del Tiempo Ordinario: «Estamos llamados a vivir un cristianismo «sazonado», un cristianismo no soso, un cristianismo que induzca a la alegría, que no sea repetición de cosas, que sea imaginativo, creativo, inteligente, pero de una inteligencia profunda» – subrayó.

Refiriéndose a la lectura de Mateo (5,13-16), Monseñor Castillo explicó que este texto es «muy importante» porque nos señala que «los cristianos debemos iluminar» en el sentido que debemos amar y servir a los demás. Y marcó la diferencia entre ser o sentirse iluminado y ser luz para nuestro prójimo:

«A veces creyendo que somos luz, creemos en un cristianismo estridente que va diciendo por el mundo – “nosotros tenemos la verdad y hacemos todo clarísimo y por eso el mundo se nos somete” – nosotros no estamos para eso – aclaró el Arzobispo de Lima – nosotros estamos para servir y suscitar con respeto, cariño, comprensión, y a partir de ahí, corregir».

El Primado del Perú también comentó la Lectura del profeta Isaías (58,7-10) que nos recuerda que, para surgir nuestra luz como la aurora, tenemos que partir el pan con el hambriento, hospedar a los pobres sin techo y cubrir al desnudo – «es decir, la luz depende de cuánto amamos y servimos» – acotó.

Iluminar significa amar, mantener la capacidad de iluminar a partir de la sensibilidad concreta de amor y de servicio, eso nunca pierde sabor, al contrario, se alimenta cada vez más.

Llamados a vivir un cristianismo «sazonado» y de una inteligencia profunda

Uno de los problemas que tenemos los cristianos, explica el Arzobispo de Lima, es que intentamos ser luz sin haber tenido sabor: «en nuestra cultura tener sazón es muy importante, nosotros no podemos vivir sin comer rico, entonces el cristiano debe saborear y sazonar la vida cotidiana de la gente con su testimonio de amor – resaltó Monseñor Castillo – eso implica no hacer grandes esfuerzos ni grandes obras especiales sino aprender a enfrentar con el principio de la entrega de Jesús, aprendiendo a ser como Él en diversas circunstancias para suscitar un asomo de sabor que enriquece y permite que el cuerpo se estremezca de sensibilidad y alegría, de sentido».

Estamos llamados a vivir un cristianismo «sazonado», un cristianismo no soso, un cristianismo que induzca a la alegría, que no sea repetición de cosas, que sea imaginativo, creativo, inteligente, pero de una inteligencia profunda

«Creo que una de las cosas que tenemos que aprender es el asunto de cómo iluminar realmente, es decir, cómo hacer verdadero el mensaje cristiano con un testimonio claro y profundo que es iluminativo para todos» – destacó.

«Una de las cosas que nos cuesta más es poder iluminar situaciones muy concretas de la vida cotidiana en todos los niveles – continuó Monseñor Carlos Castillo – ésta es una misión enorme porque tenemos que anunciar con toda claridad, pero simultáneamente sin arrogancia, y al mismo tiempo, sin estar callados temerosamente porque nuestra fe elimina el miedo».

«El proyecto de Jesús es que Dios reine en la historia, se revele en la historia, sea luz en la historia – agregó – y para eso se necesita que todas las cosas de Dios, amor, justicia, y paz, las vivamos nosotros». Es por eso que debemos disponernos a la voluntad del Padre y colaborar siendo luz para aquellos que más los necesitan.