La voz de las mujeres se ha manifestado en la Semana Sinodal de nuestra Arquidiócesis. El proceso de escucha ha dado sus frutos y ellas han hablado claro: «¡La Iglesia necesita renovarse desde las bases! No es justo que las mujeres, los jóvenes o los laicos, sean relegados siempre a un segundo o tercer plano. Tenemos que evitar el clericalismo y el machismo dentro de la Iglesia. ¡Podemos hacer más que lavar o cocinar en la parroquia!», es el fuerte llamado que se hace a nuestros obispos, sacerdotes y responsables en la conducción de la Iglesia de Lima.
Entre los grupos sinodales de nuestra Semana Sinodal, el sector de las mujeres era uno de los más esperados. En las instalaciones de la CONFER (Conferencia de Religiosas y Religiosos del Perú), se organizó un espacio de diálogo para que mujeres de todos los ámbitos (social, pastoral, eclesial), puedan expresarse y hablar con sinceridad. Participaron como escuchantes: María Inés Menocal, secretaria general de la CONFER; Monseñor Guillermo Elías, obispo auxiliar; y el Padre Juan Armando Goicochea, Vicario Episcopal de la Pastoral Arquidiocesana.
Predicadores y predicadoras con nuestra vida.
Uno de los primeros aspectos en abordar fue la necesidad de trabajar en el trato equitativo entre sacerdotes, laicos y laicas: «Es importante que se reconozca el rol de los jóvenes, las mujeres y los ancianos. Cada uno de nosotros estamos llamados, llamadas, a ser predicadores y predicadoras con nuestras vidas. Necesitamos que los laicos y laicas tengamos niveles de coordinación en la administración y función de las parroquias».
Erradicar el clericalismo y el machismo dentro de la Iglesia.
«Hay un marcado machismo que se presenta como un obstáculo para ser escuchadas», afirmaron las mujeres durante el plenario. «¡Tenemos que cambiar nuestro chip! Y para ello, tenemos que comenzar por nosotras mismas y cambiar esa mentalidad en la vida de la Iglesia. El país necesita de mujeres que ayuden a transformar esta sociedad desde el Evangelio», expresaron con firmeza.
De igual manera, se recomendó hacer algo por el tema de los divorcios. Muchas mujeres se sienten juzgadas y maltratadas por los sacerdotes al querer divorciarse de sus esposos, puntualmente, en casos de violencia física y verbal: «Qué es mejor, ¿que vivan un eterno infierno o que se separen a las buenas y vivan en paz? Hay que buscar el camino del crecimiento, no uno de reproche e imposición», reflexionaron.
A veces nos llaman sólo para lavar o cocinar en la parroquia.
Entre sus conclusiones, los grupos representativos de mujeres aseguraron no sentirse escuchadas y representadas en las decisiones de sus parroquias o congregaciones: «Dentro de nuestra parroquia, a veces nos limitan. Es verdad que nos escuchan o nos hacen espacios de participación, pero por conveniencia, sobre todo, para servir en actividades como lavar o cocinar en la parroquia. Esto depende, principalmente, de quien está dirigiendo el espacio, porque también hay sacerdotes con apertura al diálogo y la participación comunitaria», recalcaron.
El rol de la mujer es de transformación, no sólo de participación.
En otro momento del plenario, se insistió mucho en la participación activa de la mujer en distintos espacios de la vida de la Iglesia. Poco a poco, la mujer ha ido liderando espacios de organización como los comedores populares y las ollas comunes, pero también otras áreas importantes como la pastoral social y la pastoral de salud.
«Estos roles – manifestaron – dan cuenta que la mujer tiene un rol no sólo de participación, sino de transformación. Sin embargo, es necesario decir que el machismo y todas las formas de machismo que tenemos enraizadas, obstaculizan que la mujer siga creciendo. Por supuesto, también están los paradigmas de una Iglesia tradicional cerrada que nos impide ser una Iglesia en salida, como dice el Papa Francisco».
Escucha y apertura a temas de sexualidad. No juzgar a la comunidad LGTB.
Por último, las mujeres se han pronunciando sobre la falta de apertura y de escucha para temas de sexualidad dentro de la Iglesia. «Tenemos diferentes parroquias donde no se puede hablar abiertamente del lesbianismo o la homosexualidad, sobre todo en los grupos de jóvenes», contaron.
En ese sentido, se sugiere que la Iglesia no juzgue ni condene a la comunidad LGTB, ni que se evite censurar este tipo de temas en las reflexiones que surgen en las comunidades parroquiales. «¡Es parte de nuestra realidad! Y como Iglesia, debemos empezar a tener en cuenta todas las voces. Cuando haya una conversación o una escucha a las mujeres, podemos las mujeres dirigir este tipo de iniciativas, no sólo los sacerdotes, que los queremos mucho, pero también debemos poner en práctica lo que anhelamos para nuestra Iglesia», puntualizaron.
Juan Goicochea: «Les pido que no callen. Sigan anunciando el Evangelio»
Al término del plenario, el Padre Juan Goicochea agradeció la sinceridad de las mujeres y señaló que la Iglesia debe estar dispuesta a escuchar la realidad de las cosas: «Tenemos que involucrarnos todos, y durante todos estos días se ha hecho un trabajo fenomenal de hombres y mujeres al frente para lograr que nuestra Iglesia camine sinodalmente. El desafío es muy grande, pero estamos haciendo esfuerzos para que todos seamos parte de este proceso», declaró.
Les pido que no callen. ¡Sigan anunciando el Evangelio! Queremos conocer más propuestas de parte de ustedes para renovar nuestra Iglesia de Lima y la de todo el país.
Durante el tiempo de conversación, las comunidades de mujeres respondieron las siguientes preguntas:
– ¿Cómo escucha la Iglesia a los laicos, especialmente a las mujeres?
– ¿Cómo participa la mujer en las diversas instancias de nuestra Iglesia de Lima y sociedad? ¿Qué frutos tenemos?
– ¿Qué prejuicios y estereotipos identificamos que dificultan a las mujeres su participación en la misión de la Iglesia?
– ¿En qué medida estamos escuchando y atendiendo a los que están en las periferias?
La respuesta a estas preguntas abiertas, así como los comentarios y aportes que surgieron a raíz de estas consignas, fueron consolidadas en un documento que será evaluado por la comisión responsable del Plan Pastoral de la Arquidiócesis de Lima.
Cómo participar de la Semana Sinodal de manera virtual.
En el siguiente video, te explicamos cómo puedes registrar tus aportes de manera virtual en la Semana Sinodal de Lima, una oportunidad para escuchar todas las voces de los grupos más representativos de nuestra sociedad.