¿Qué rol debe asumir la Iglesia cuando los hijos sufren el dolor de la separación de sus padres? ¿Cómo entender a la familia en sus distintas realidades y situaciones complejas? El padre Luis César Sarmiento nos propone a través de la Comisión Familia y Vida repensar juntos el camino de una Iglesia en salida a todas las periferias.
La primera tarea de la Comisión de Familia y Vida ha sido «escuchar muchas voces: grupos, movimientos, sacerdotes, laicos y creo que eso nos da una lectura más clara de lo que se está viviendo», responde.
«Queremos sacar un diagnóstico situacional con los representantes de las parroquias. No es lo mismo la Iglesia en una parte de Lima que en otra, y nuestra arquidiócesis abarca muchas realidades, situaciones, condiciones. Por eso, si vamos a trabajar en Lima el tema de la familia, debemos saber qué realidad familiar nos arroja», añade.
En ese sentido, durante el mes de junio se presentaron los Criterios de la Pastoral Familiar en un encuentro que congregó familias y laicos de las parroquias de nuestra Arquidiócesis de Lima: «¿Qué es entonces la pastoral familiar? Es una mirada amplia al horizonte de una realidad dura, compleja. No podemos hablar ya de una sola pastoral familiar, tenemos que mirar la realidad con una complejidad que viene de ella misma», expresó Mons. Guillermo Elías, obispo auxiliar de Lima, en aquella ocasión.
Reconocer y fortalecer la familia
«Reconocer, consolidar y fortalecer toda familia». De estos tres aspectos, «reconocer» es el punto de partida en la misión planteada por la Comisión de Familia y Vida, es decir, comprender que también hay familia en el hogar de una madre soltera con sus hijos, una madre viuda, un padre soltero, o hijos que viven con sus abuelos: «Cuando empezamos a tomar conciencia que ellos también son parte de nuestra mirada, entonces reconocemos la vida de esa familia».
La comisión debe ver a aquellos que están solos y que en un momento tuvieron familia. Esa realidad concreta necesita ayuda y presencia eclesial, ver su realidad reconocerla, acompañarla
Solo si entendemos a la familia como una «iglesia doméstica, una Iglesia en pequeño llamada a ser un Santuario de la vida y célula vital para transformar el mundo», podremos acompañar a la familia «en toda su realidad, sus procesos y sus fragilidades a la luz de la Palabra», asegura el padre Sarmiento.
Atender a la persona desde las parroquias
El vicario de la Comisión Vida y Familia plantea que el apoyo a las familias debe ir más allá de la oración, realizando un trabajo desde las parroquias para brindar asistencia cuando se presenten situaciones de dificultad en el «tema laboral o de salud».
«Creo que todas las comisiones de una u otra manera estamos llamados a atender a la persona. Hay que ver la posibilidad de dar una mano y eso lo estamos tratando de plantear desde las parroquias, porque la misma parroquia ya es una familia que debe trabajar el tema de una manera transversal», agregó.
No basta con formar grupos familiares en las parroquias, por ejemplo. La pastoral debe verse «desde la presencia familiar, es decir, la catequesis de primera comunión debe ser una catequesis familiar, los grupos de jóvenes deben tener una presencia familiar, entender que la familia es parte de nuestro contexto».
La familia real es la que vemos día a día
En otro momento, el padre Sarmiento recordó que la familia no puede entenderse únicamente en su sentido tradicional (mamá, papá, hijos, mascota): «la familia real es la que vemos, la que tú has visto cerca de tu barrio, la que yo veo día a día, esa es la familia real, ahí hay que apuntar».
Y tomando como experiencia sus vivencias en la Parroquia “Nuestra Señora de Guadalupe” en La Victoria, el vicario de la Comisión Vida y Familia señaló que no debemos preocuparnos tanto en que la gente venga a la parroquia, sino hacer que «ellos tengan presencia de parroquia ahí donde están», como pequeñas misiones urbanas para llegar a la casa de otras familias, visitarlas y compartir experiencias. En otras palabras, que la «Iglesia haga presencia allí, en salida, en el corazón de la comunidad».
«Plantear una comunidad es plantear la pertenencia a una familia, cuando el sentido de pertenencia a una familia no está, es muy complicado», precisó.
Abarcar los sectores olvidados de la familia
«No hemos preparado muchos agentes – insistió – hay que preparar agentes para escuchar a los que quieren ser escuchados, gente que diga: “yo me encargo de dar un tema o una especie de programa para enamorados”. Nuestros enamorados necesitan atención espiritual».
La Comisión de Vida y Familia pretende poner todos los recursos que ayuden a que la pastoral familiar en cada parroquia se lleve mejor
«Los hijos de familias en situaciones de dolor porque los papás se separaron, las mujeres viudas, los padres solteros, no tienen espacio. Creo que en la medida que abarquemos los sectores olvidados de la familia ya estamos avanzando», puntualizó.