Unidos en libertad y en la diversidad – Parroquia San Norberto

El Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo, presidió la Santa Misa en el marco de la celebración de los 55 años de vida del Colegio Parroquial San Norberto. Concelebraron el párroco Ricardo Fernández Sanabria, y el sacerdote adscrito Hugo Risco.

«La conversión de San Norberto se debió a un hecho: se cayó del caballo, y se cayó porque su vida era una vida de alta alcurnia, era hijo de un rey, y su modo de proceder distaba mucho de lo que es la vida de un cristiano, y después de ese acontecimiento decidió dejarlo todo, agradecer a Dios por la vida, y entregarse a los pobres, a la gente indigente. Por eso fue un gran alentador y un gran pastor», comentó.

Comunidades misioneras y discípulos misioneros

En otro momento, Monseñor Castillo habló sobre la pastoralidad como una condición cristiana: «El Papa ha subrayado la importancia enorme de que todos seamos comunidades misioneras y discípulos misioneros».

«Estamos en un periodo muy difícil de la historia de cambios vertiginosos en donde la fe se pierde, pero no la fe que necesitamos, sino la fe que teníamos, porque si el mundo cambia, entonces hay que vivir la fe de otra manera», añadió.

Por eso, nuestra Iglesia desde nuestros orígenes es sinodal, porque caminamos juntos y vamos debatiendo y acordando.

También resaltó la importancia de dinamizar la Iglesia siendo misioneros, ayudando en los grandes problemas del mundo: ecología, trabajo, migrantes, problemas de crisis humana, familias disueltas, entre otros. Para ello necesitamos «prestar atención a la novedad que se está presentando para juntos ir creando una nueva manera de ser cristianos».

Seamos cristianos en salida

«El Papa tiene mucha calle» – comenta Monseñor Castillo – «y quiere que todos seamos también ‘cristianos callejeros’, capaces de salir a buscar a la gente, no para traerla y meterla a nuestra iglesia, sino para que saliendo encontremos un diálogo que permita encontrar a Jesús, y luego con esas personas nuevas construir un nuevo tipo de Iglesia, allí donde estén».

Para lograr ser esa Iglesia misionera en salida debemos acoger a las nuevas generaciones, y aceptar que, los que vienen, «piensan de otra manera y tienen otro sentimiento, otra manera de vivir y es necesario acceder a ellos comprendiendo lo propio que ellos han vivido».

Es necesario hacer una vida comunitaria en donde se promuevan a los que van llegando. No es la unidad de la uniformidad y el sometimiento, es la unidad en la libertad, la unidad en la diversidad.

Monseñor Carlos Castillo resaltó que debemos evitar confundir la unidad que nos pide el Señor con uniformidad y obediencia sin reflexionar, sin considerar la opinión de los demás:

«Hemos enseñado a la gente a ser estrictamente obedientes, y no a sugerir o pedir la opinión de los demás. Esta es una época en la que no podemos vivir sin pensar, sin reflexionar. Es un engaño creer que las antiguas normas de la Iglesia se pueden aceptar sin discernir».

«Que este Pentecostés sea así como fue con San Norberto, después de una crisis surgió un gran misionero», concluyó.