«Nos ponemos a los pies de María y de esta devoción tan querida que marca el corazón del pueblo creyente y de todos los peruanos, porque estamos marcados como hijos suyos», con estas palabras, frente a la imagen de la Virgen de Fátima, Monseñor Juan José Salaverry, obispo auxiliar de Lima, presidió la Eucaristía en la Parroquia Nuestra Señora de Fátima, ubicada en el Cercado de Lima.
Al inicio de su homilía, Monseñor Salaverry explicó que el texto del Apocalipsis (Ap 12, 1-9), parece retratar las apariciones de la Virgen en Cova da Iria, Portugal (Una mujer vestida de sol, la luna por pedestal, coronada con doce estrellas). Señaló que, aunque podemos quedarnos contemplando la imagen portentosa de María en todo su esplendor, es importante que aterricemos nuestra mirada en la figura de María al pie de la Cruz.
«Mientras el Apocalipsis pone a María muy alto, vestida de sol, el Evangelio según san Juan (Jn 19, 25-27) nos pone a María enraizada en la tierra, plantada en la tierra, al pie de la Cruz», fue la primera reflexión de nuestro obispo auxiliar.
Como María, pasar por la tierra y caminar como buenos discípulos
Estas dos maneras de mirar a María, recordó el prelado, son una invitación para que interioricemos el sentido de su misión y la actitud que tuvo como verdadera discípula. «Aquella mujer que se ha aparecido, es la mujer que ha pasado por la tierra, por el sufrimiento y el dolor al pie de la Cruz, acompañando al Hijo, acompañando al Evangelio», remarcó.
Nosotros, con este corazón muy humano, a veces aspiramos a la Gloria directamente, pero la Gloria no se consigue si no es caminando bien en la tierra. Por eso, María es siempre buena maestra, maestra que nos enseña a ser discípulos de Jesús.
Por lo tanto, si nosotros nos consideramos hijos de María, estamos llamados a «pasar por la tierra y caminar con pie seguro, acompañando a Jesús con todo nuestro corazón abierto, para guardar en nuestro pecho los misterios de la salvación».
Tener el corazón de niño para recibir la ternura de la Madre
Como segundo aspecto, Monseñor Juan José hizo hincapié en uno de los aspectos más importantes en las apariciones de Fátima: se presentó, primero, a tres sencillos pastores para poder descubrir el misterio del corazón grande de la Madre. De igual manera, ella nos invita a «tener corazón de niños y corazón sencillo, porque el misterio de Dios se revela cuando la sierva se humilla».
La fe de estos tres niños hizo posible, más adelante, que la Virgen de Fátima se aparezca ante una gran multitud un 13 de octubre de 1917. «Así debe ir creciendo nuestra fe, desde lo más sencillo hasta lo más grande. Así fue ensanchado el corazón de María, y nosotros estamos llamados a vivir este proceso de fe y esperanza», acotó.
«La primera reflexión de hoy es ser buenos discípulos, caminando en esta vida terrena, siguiendo las huellas de María. La segunda reflexión es que debemos de ser humildes, como los pastores, para que encontremos el consuelo y la revelación de María», aseveró el prelado.
Disponernos a la conversión.
Como tercera reflexión, Monseñor Salaverry precisó que la Virgen María nos pide vivir un proceso de conversión. «No por ser miembros de una hermandad ya estamos convertidos. No por ser párrocos estamos convertidos. No por ser obispos ya tenemos la conversión», advirtió. Todos tenemos que pasar por un proceso diario y continuo de conversión, porque «siempre habrá algo que tenemos que pulir en nuestra vida, que mejorar y transformar a través de la Gracia».
María nos invita a la conversión a través del Rosario y el Evangelio.
Como último punto, nuestro obispo auxiliar afirmó que María también nos pide la conversión a través del Rosario, que «representa el Evangelio mismo que debemos meditar. La conversión a la que nos invita la Virgen de Fátima es la meditación del Evangelio».
María se muestra como predicadora, como evangelizadora, mostrándonos el Evangelio. Ella nos dice: “Esta es la herramienta de salvación, recen el Rosario”.
Y dirigiéndose a todos los fieles, párrocos y vicarios del decanato 6, Monseñor Salaverry agregó: «No se trata, entonces, de ir pasando los misterios y recitarlos monótonamente, se trata de hacer nuestro el Evangelio y que el Rosario nos ayude a que ese Evangelio se transforme en nuestra vida, en nuestro corazón, en nuestras familias, en nuestras parroquias y decanatos, en toda nuestra Arquidiócesis».
La Eucaristía por la Festividad de Nuestra Señora de Fátima, se realizó en el marco de la Primera peregrinación mariana del decanato 6, que congregó a los sacerdotes y muchos fieles de todas las parroquias de la zona. Estuvieron presentes delegaciones de todas las parroquias, quienes abarrotaron el templo parroquial de Nuestra Señora de Fátima del Cercado. Contó con la presencia del P. Litman Rodríguez, decano. Además, acudieron diferentes representantes de las parroquias de esta jurisdicción, entre ellos, el P. Jorge Gómez (Parroquia La Virgen Medianera); el P. César Ccolque y el P. Brain de la Cruz (Parroquia Nuestra Señora de los Desamparados y San José); el P. Carlos Hutwalcker ( vicario de la Parroquia La Visitación de nuestra Señora), el P. Sidnei Marco Dornelas (Parroquia Jesús Nazareno); y el P. Héctor Ayala (Parroquia Nuestra Señora de la Merced); y los sacerdotes de Fátima, el P. Jorgé López (párroco) y el P. Roy Cutire (vicario).