Comunicado del Arzobispado de Lima
«Cuando oren, no sean como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, bien plantados, para que los vea la gente. Les aseguro que con eso ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.” (Mt, 6, 5-6).
Queridos hermanos y hermanas,
Sacerdotes, religiosos y religiosas, pueblo fiel, y todos ciudadanos y ciudadanas de nuestra ciudad capital,
La emergencia declarada para nuestro país por las autoridades civiles ante la peligrosa expansión mundial del coronavirus nos llama a tomarnos en serio esta cruda realidad y contribuir a darle remedio desde nuestras propias condiciones.
Como Iglesia Católica que solemos celebrar masivamente nuestra fe en Jesucristo, especialmente en tiempo de cuaresma hasta la Semana Santa, estamos llamados a realizar algunas modificaciones debido a la aglomeración de personas que pudiera expandir gravemente el virus entre nuestro pueblo. No daríamos testimonio de fe en el Dios de la vida que resucitó a Jesús de entre los muertos, si por falta de precaución nos descuidáramos de esta grave situación. La indiferencia religiosa ante los arduos problemas humanos puede llevar, como lo explica el Evangelio de Juan, a una religión de muerte que por mantenerse en sus reglas sin ningún cambio condujo a ser factor de muerte para la pecadora, para el ciego, para el paralitico, para Lázaro y soliviantarse contra Jesús hasta matarlo por haber dado vida a Lázaro.
Con estos pocos y elementales cambios quisiéramos comenzar un renacer de nuestra fe, para que nuestra celebración de esta Pascua mas bien suscite vida, cuidando la vida de los demás. Si no cambiamos, ayudaremos a la mayor expansión del virus, y a la enfermedad y muerte de muchos hermanos. Si bien nuestra fe es comunitaria y se expresa en el amor cercano y amigable, hoy se requiere que, por un tiempo, el virus que se trasmite persona a persona, requiera de una cierta distancia y limpieza para que le impidamos el paso.
Siguiendo al Papa Francisco como “Pastores” que “debemos acompañar a nuestro pueblo en esta crisis”, sabiendo que “Las medidas drásticas no siempre son buenas, … rezamos: “que el Espíritu Santo …nos de la capacidad pastoral y el discernimiento para que proporcionemos medidas que no dejen solo al santo y fiel pueblo de Dios”. (de la homilía en santa Marta 13/3/2020)
Así, en la coordinación de la dirección del Arzobispado de Lima, inspirados en estos criterios de Papa Francisco, aprobamos:
1. Dispensar a todos los fieles de cumplir el precepto de la misa dominical, llamándolos a orar en familia y seguir la celebración de las misas que se trasmitirán por televisión, radio, y sistemas de comunicación y redes de internet. El arzobispado está en coordinación con todos los canales y medios para que desde el próximo domingo III de Cuaresma haya varios horarios televisivos.
2. Recomendar vivamente a las personas más vulnerables, especialmente de la tercera edad, a las que ya están enfermas o con síntomas, y en riesgo del contraer gravemente el coronavirus, a estar en casa y no asistir físicamente a la misa. Retómese para ello el beneficio de la “comunión espiritual”. Pudiendo comulgar dentro de la semana en misa de número menor de asistentes.
3. Poner durante la semana varios horarios de misa para facilitar que grupos mas pequeños de personas puedan asistir y comulgar con tranquilidad y sin riegos.
4. Evitar las misas de aglomeración masiva, organizando a la comunidad para que no haya peligro. En ese sentido, organizar un modo de control de la entrada que prevea la proporción adecuada de personas que además de no sobrepasar el limite de los 300 reglamentarios, mida la proporción con el tamaño del templo con personas que cuenten los asistentes, de modo que quepan con la distancia adecuada para evitar el contagio. Quizás se puede abrir más horarios con memos gente los domingos.
5. La liturgia admite la supresión del rito de saludo de la paz, que sería recomendable, de lo contrario debe hacerse solo una venia, no darse la mano y no abrazos ni besos.
6. Para el rito de la comunión lo mejor para impedir el contagio es recibir la comunión en la mano. Esta también requiere un acto previo de limpieza de manos con alcohol, tanto de los ministros que dan la comunión, como de los feligreses que la reciben. Indicamos que todos debe llevar a la misa un pequeño recipiente de alcohol con un pañuelo pequeño.
7. Para la colecta, se dejará para después de la comunión o se recibirá en la salida por personas encargadas. Debe evitarse hacerlo antes para que las manos estén lo menos contaminadas.
8. Es previsible que se agregue a este, otros comunicados referidos a nuevos problemas que surjan, sobre todo referidos a la Semana Santa. Hemos de normar sobre todo lo referente a la gran concurrencia que podría ponernos en grave peligro. Aquí debemos ser muy responsables y exigentes con nosotros mismos.
9. Las confesiones deben hacerse en lugares espaciosos o al aire libre, el confesionario es demasiado cercano. Un caso de un sacerdote se ha producido por dicha cercanía y está contagiado con el coronavirus. Evitemos este peligro.
10. Evítese el uso del agua bendita en los recipientes fijos porque pueden contaminarse. Igualmente evítense reuniones masivas de grupos. Y si existen se tomen todas las medidas de precaución.
Continuemos nuestra Cuaresma más recogidos y en casa, como dice el evangelio de Mateo, no en las esquinas de las plazas, ni en las aglomeraciones. Este año las circunstancias nos invitan a contemplar al Señor en lo secreto, en lo escondido, y El que ve en lo escondido nos recompensará. Unidos al Santo Padre Francisco que llega hoy a inicio del séptimo año de su Pontificado, oremos:
Padre bueno, ven una vez más en ayuda de tus hijos, danos la sabiduría de tu Hijo y la disciplina necesaria para que tu pueblo reviva por la resurrección de Jesús, alienta al Papa Francisco para que anunciemos con él la Buena Noticia en tiempos de cuarentena de la humanidad, ayúdanos a velar por los enfermos y más abandonados.
Dios bendiga a nuestra ciudad de Lima y a nuestro Perú.
+Carlos Castillo Mattasoglio,
Arzobispo de Lima,
Primado del Perú.
+Ricardo Rodríguez Álvarez
Obispo Auxiliar de Lima,
encargado “in Totum”
+RP. Octavio Casaverde
Vicario General