Los docentes de la Oficina Diocesana de Educación Católica (ODEC), participaron de una Misa de Envío en la Catedral de Lima presidida por nuestro obispo auxiliar, Monseñor Juan José Salaverry. En su homilía, el prelado afirmó que la enseñanza, para la Iglesia, «es un acto de amor, esperanza y humanidad, porque no enseñamos para ganar un sueldo, enseñamos para compartir la sabiduría de Dios con los demás, para dar a conocer a los demás la verdad que nos hace libres». Por eso, necesitamos «llevar adelante nuestra misión educativa con verdaderos gestos de amor».
Dirigiéndose a todos los maestros, directores de colegios y autoridades de la ODEC, Monseñor Salaverry explicó que Dios no solo es un Padre compasivo, creador y omnipotente, también es «maestro y formador» que se preocupa por la dignidad de cada hombre y mujer, haciéndolo a su imagen y semejanza.
«Jesús, el Hijo de Dios, como maestro, también se ha querido presentar en la historia como Aquel que está preocupado por atender la dignidad de la humanidad y encender la esperanza en el mundo», sostuvo.
En ese sentido, el obispo auxiliar de Lima recordó que los profesores no solamente tienen un trabajo en el ministerio de la educación, también tienen la misión de «proyectar esa labor que Dios, a lo largo de la historia de la salvación, ha venido realizando: instaurar el Reino entre nosotros».
Para poder evangelizar y mostrar el Evangelio de Dios, es imperante educar al Pueblo de Dios, porque el mismo Dios lo hizo cuando fue formando a su Pueblo.
En otro momento, Juan José Salaverry remarcó que la educación en la Iglesia es un acto de amor y de esperanza, porque «formamos a la niñez y a la juventud pensando en el futuro del país y de la humanidad».
La enseñanza es un acto de esperanza porque sabemos que, si nos damos con generosidad a las generaciones que formamos, entonces, el futuro que se avizora es un futuro mejor.
Pero la enseñanza también es un acto de humanidad, insistió Monseñor Juan José, porque la labor de Jesús «se centra en la dignificación de la persona», es decir, en la rehumanización de la persona. Por eso, la misión de la Iglesia «está abocada a levantar esta humanidad, a veces, perdida por los vicios, por los pecados y la corrupción».
En esta labor no estamos solos como Iglesia, porque tenemos que trabajar juntos, procurando afianzarnos en sinergia, en esa comunión de fuerzas, como dice el Papa Francisco.
Finalmente, Monseñor Salaverry hizo un llamado a dejarnos guiar por Dios para cumplir con la misión de la enseñanza: «Pongamos nuestra misión en las manos de Dios, que Él nos ha llamado a esta vocación sagrada de ser maestros, y que nos regala las gracias que necesitemos para que construyamos esta humanidad nueva, marcada por la paz, la justicia,los valores cívicos y los valores evangélicos».
La Celebración Eucaristíca en la Catedral de Lima contó con la presencia de la Viceministra de Educación, Miriam Ponce Vertiz; el director de ODEC, Sixto Galindo Silva; el director de la Asociación de Instituciones Educativas Católicas (AIEC), Francisco Marcone; el Padre Jaime Llamas Vega, capellán de ODEC LIMA; el Padre Víctor Baldeón Sarmiento.
También acudieron arededor de 300 representantes, directores y docentes de los colegios de ODEC.