Cardenal Castillo: La Trinidad es unidad dinámica, amorosa y armoniosa

En la misa celebrada en Catedral de Lima, el Cardenal Carlos Castillo sostuvo que la unidad trinitaria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo no es «una cuestión numérica, geométrica», sino una «relación interpersonal que nos invita a vivir en verdadera hermandad».

Frente a la imagen de Jesús Nazareno de Huamanga, el Primado del Perú afirmó que la unidad comunitaria de la Trinidad nos llama a reflexionar en «este triste tiempo de grave crisis humana» y «violencia extrema», especialmente, en los pueblos bombardeados y en los lugares donde se desprecia a los migrantes.

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El arzobispo de Lima explicó, en su homilía por la Solemnidad de la Santísima Trinidad, que «nuestro Dios no es solitario, sino solidario, es una familia que se ama y se integra constitutivamente solidaria». Por eso, nuestra vida, nuestras relaciones, están fundadas en la existencia y el misterio permanente de nuestra relación interpersonal:

«En Dios hay tres personas que se comunican permanentemente y se aman. Y nosotros somos creados a su imagen para participar de la alegría de ser una interrelación amorosa como la de la Trinidad», reflexionó el Prelado.

Todo ello nos recuerda que el Dios de la fe cristiana tiene como fundamento el «ser una comunidad de amor entrañable y eterno». Y, cuando todos los seres humanos somos creados, nacemos y morimos, siempre lo hacemos en Dios «porque venimos de su amor y vamos a su amor.

El gran mensaje que viene Jesús a anunciar es que la humanidad no puede vivirse aisladamente, sino en relación, resolviendo juntos los problemas, ayudándose mutuamente.

En el marco del Jubileo de los Deportistas, el Cardenal Castillo hizo eco de las palabras del Papa León XIV, que nos invita a mirar la vida como un juego, en su sentido más comunitario. «En el juego deportivo intervenimos todos, no solo la hinchada, sino, también, los que juegan y desencadenan unas relaciones en donde olvidan los egoísmos», manifestó el arzobispo.

La expresión “¡Dale, dale!”, tan común en el deporte, se resignifica como un llamado a «darnos por entero», «donarnos generosamente en el amor». Necesitamos, por tanto, «volver a lo que somos, porque somos inspirados por Dios, que siempre es comunidad y hace que siempre juguemos en la vida sintonizadamente».

Y, recurriendo a la tradición cristiana, nuestro arzobispo Carlos describió la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo a partir del término griego: “pericoresis” (περιχώρησις). Este término se traduce en el castellano como “baile”, y expresa la unidad dinámica, amorosa y armoniosa que hay en la Trinidad.

Así como el deporte, también la imagen del baile, del juego, de la amistad, es la imagen de Dios impresa en el ser humano. Y todos nosotros tenemos que aprender esa unidad que es todopoderosa porque el poder no está en la imposición, el poder está en el amor.

Esta imagen de la unidad trinitaria – añadió – es urgente que la anunciemos a la humanidad considerando la grave situación que afronta el mundo. El resonar de las bombas contra diversos pueblos y el maltrato a las personas, las luchas intestinas y las injusticias, son tristes realidades que nos convocan a plantear soluciones pacíficas inspiradas en el amor y la hermandad.

Jesús nos invita a amar a partir del amor que ya existe en cada uno de nosotros. Él viene, a través de la evangelización, del anuncio de la Iglesia, a suscitar lo que ya ha creado, a resucitar todo lo que hay en nosotros de valor, de amistad, de vida, de diálogo, de deporte.

La Eucaristía de este domingo contó con la presencia de la Hermandad de Oración a Jesús Nazareno, de Huamanga, que celebra 18 años de vida fundacional. La imagen del Apu Yaya Jesucristo acompañó a los fieles durante la misa que se vio interrumpida brevemente por el fuerte sismo de 6.1 grados, cuyo epicentro fue en el Callao.