En presentación de la campaña «Tejiendo futuros, protegiendo vidas», convocada por el CELAM y el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y de la Pontificia Comisión para América Latina (PCAL), el Cardenal Carlos Castillo recordó que la Iglesia tiene el desafío de anunciar el Evangelio en la «Jerusalén actual», promoviendo nuevas formas de «anchar la democracia en todos los niveles».
«Tejiendo futuros, protegiendo vidas» es el lema que acompañará a nuestra región de América Latina en este proyecto que busca articular acciones que promuevan la solidaridad, la protección y el reconocimiento de la labor de los defensores de derechos humanos, líderes sociales y cívicos. Está fuertemente inspirada en el magisterio del Papa Francisco, en particular en las enseñanzas planteadas por las encíclicas Laudato si’ y Fratelli Tutti.
La campaña fue presentada en el Día de los Derechos Humanos en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en una mesa conformada por los cardenales Jaime Spengler, Fernando Chomali, Michael Czerny, Carlos Castillo y la doctora Emilce Cuda.
Durante su intervención, el arzobispo de Lima compartió la experiencia vivida en el Perú: «Desde 2013 a 2024, 38 líderes de los pueblos indígenas amazónicos han sido asesinados. Además, este año se reportaron 500 casos de denuncias de abuso contra niñas de la comunidad awajún. Todo ello representa la situación general de violencia que se respira en el contexto peruano. No sólo ha entrado la minería ilegal, las mafias también han llegado a la ciudad de Lima, donde mueren ocho personas al día», expresó el Cardenal Castillo.
La complejidad de esta crisis mundial «es algo muy serio» porque «la vida pende de un hilo y necesitamos repensar, reordenar y fortalecer la democracia. Pero eso no va a pasar sin ampliarla, es decir, anchar la democracia en todos los niveles, como dice el Papa Francisco».
«La Iglesia no puede dejar de acompañar, de inspirar iniciativas de base que existen en todo el mundo. Hay muchísimas formas de respuestas porque la gente no se queda quieta, se organiza; pero se queda sola y eso es lo que desanima, cuando los políticos juegan a la política y se olvidan del sentido y del valor de la libertad», reflexionó el Primado del Perú.
El Cardenal Carlos Castillo reiteró que es necesario volver a reeducar la población del mundo con este tipo de iniciativas que nos ayudan a centrarnos en los problemas más apremiantes que agobian a nuestra América Latina.
Al ser consultado sobre el rol que cumple la diplomacia vaticana para ayudar a que instituciones y gobiernos defiendan la vida de los defensores de los derechos humanos, el arzobispo de Lima precisó que es importante recordar que «los tiempos van cambiando y se necesita más realismo y conocimientos matizados para ahondar en la crisis humana». A veces – agregó – nos preocupamos más en mantener la diplomacia que en ver las situaciones difíciles que se viven a diario.
Por su parte, el Cardenal Jaime Spengler, Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) señaló que “la sangre de cientos de líderes asesinados en América latina y el caribe clama justicia y no podemos permanecer indiferentes, tenemos el deber de acompañarlos en sus esfuerzos y de denunciar la cultura de la muerte”. Y recordó que “la fe que nos une nos llama a reconstruir el tejido social con acciones de sensibilización y de visibilización de las luchas de los defensores de los derechos humanos y ambientales”.
En tanto, la Dra. Emilce Cuda, Secretaria de la PCAL, en su intervención resaltó que “todo lo que hace la iglesia no lo hace por política ni por economía, lo hace por el Evangelio”. Y señaló que la encíclica Fratelli Tutti, del Papa Francisco “ofrece una valiosa herramienta para defender estas vidas que penden de un hilo”, que es el diálogo social: “que consiste en que las partes se sienten y pongan sobre la mesa el conflicto para hacerlo visible, para negociar mejores condiciones y sacarlas adelante”.
«Tejiendo futuros, protegiendo vidas» estará activa hasta el 10 de diciembre de 2025, coincidiendo con el Jubileo de la Esperanza. Los organizadores confían en que este proyecto ayude a que la cultura de la vida prevalezca ante las espirales de violencia.