Al iniciarse el Tiempo de Cuaresma, Monseñor Juan José Salaverry señaló que la imposición de las cenizas nos recuerda «la fragilidad humana de aquella tierra de la que hemos salido». Nuestro obispo auxiliar de Lima hizo un llamado a «no estancarnos en el mea culpa y las actividades piadosas», sino a «caminar hacia Dios y disponernos en el Espíritu para que nuestra Iglesia avance con un carácter dinámico».
«La ceniza, el polvo del cual hemos surgido, se convierte, al final de la Cuaresma, en el Cristo Resucitado que emerge del sepulcro para darnos vida nuevamente, porque hemos sido recreados con el misterio de la muerte y la Resurrección de Jesús», con estas palabras, Monseñor Salaverry explicó que la celebración del Miércoles de Ceniza traza el inicio de un camino de conversión hacia la Pascua.
Monseñor Salaverry afirmó que la Cuaresma no es solo un tiempo de penitencia, es también «un tiempo de apertura a la Gracia que transforma y nos llena de esperanza».
Y, haciendo eco al Mensaje de Francisco por la Cuaresma 2025, recordó los tres llamados del Papa a la conversión: como peregrinos, en la sinodalidad, y la esperanza:
«El Santo Padre nos pide vivir la Cuaresma caminando, como el camino del pueblo escogido por el desierto. También nos dice que no podemos caminar aislados, sino juntos como Iglesia, con el dinamismo de Dios que nos guía. Y nos invita a caminar juntos hacia la esperanza que es Cristo Resucitado que quiere renovar nuestra vida», reflexionó.

Solidaridad con las víctimas de incendio en Barrios Altos
El obispo auxiliar de Lima sostuvo que, este año, la Cuaresma llega en un momento de tragedia y desolación para muchas familias afectadas por un incendio de grandes proporciones: «Sentimos hondamente, en el alma, celebrar este Miércoles de Ceniza en medio de las cenizas de nuestro pueblo, que se ha quedado sin trabajo y ni vivienda», agregó.
Monseñor Salaverry destacó el esfuerzo conjunto de Cáritas Lima y la Parroquia Santa Ana, para llevar ayuda humanitaria a través de los agentes pastorales de la comunidad parroquial. «Si bien esta Cuaresma la celebramos entre las cenizas de Lima, pero interpelados por el Señor que nos llama a la solidaridad y a la conversión», refirió.
Vivamos esta Cuaresma como un tiempo de gracia que nos regala el Señor, una oportunidad para rehacer nuestra vida. Todos necesitamos reparar algo y hacer bien las cosas.
Además de la limosna, la oración y las prácticas penitenciales, Monseñor Juan José Salaverry puso énfasis en la importancia de vivir en comunión con el Señor y dejar que su Espíritu nos inspire a renovar el mundo anunciando el Evangelio.
La Misa de Ceniza contó con la participación de los colaboradores del Arzobispado de Lima, así como representantes de las distintas hermandades de nuestra Arquidiócesis, y autoridades educativas de ODEC y AIEC. Concelebró el Padre Sandro Carbone, párroco de la Parroquia El Sagrario.