Jornada Mundial del Enfermo: Amar y perdonar es la mayor medicina

En el marco de la Jornada Mundial del Enfermo, más de 300 adultos mayores de la residencia «Hermanitas de los Ancianos Desamparados» fueron acogidos en el Santuario de las Nazarenas para participar de la Eucaristía oficiada por Monseñor Juan José Salaverry, obispo auxiliar de Lima, y recibir la sagrada Unción de los Enfermos.

En el día en que también se celebró la fiesta de la Santísima Virgen de Lourdes, Monseñor Salaverry recordó que María «acompaña, resguarda e intercede al Padre por la salud de todos, especialmente, quienes viven en la fragilidad humana de la ancianidad».

Nuestro obispo auxiliar señaló que, pese a los dolores de la enfermedad, el Señor quiere recordemos que somos «su obra amada», y nos ha dejado su amor y perdón como «la mayor medicina para que nuestros corazones queden limpios por la Gracia del Señor».

En otro momento, reflexionó sobre otras «enfermedades» que aquejan al mundo, entre ellas, la corrupción, la ambición por el poder y el egoísmo. Monseñor Juan José exhortó a que nos dejemos curar por el Dios que renueva nuestros corazones y suscita la fraternidad en la humanidad.

Dirigiéndose a los más de 300 hermanos de la residencia «Hermanitas de los Ancianos Desamparados», el obispo auxiliar de Lima agregó:

“Ustedes, queridos amigos de la tercera edad, también tienen a la Virgen María a su lado. Al lado de la silla de ruedas, del andador, de la cama, donde están postrados algunos, la Virgen María los asiste con cariño y les otorga sus cuidados con ternura de Madre. Cuando ustedes están sufriendo por la enfermedad o la ancianidad, ofrezcan sus dolores y esos momentos difíciles para la redención del mundo, que necesita esta ofrenda de amor como Cristo ha dado su vida en el ara de la Cruz”, apuntó.

Monseñor Salaverry sostuvo que, en este Año Jubilar, el Señor nos llama a «caminar hacia un futuro cargado de esperanza, porque el Señor camina con nosotros, es la Resurrección y la Vida, nos entrega la Gracia, la curación y la promesa de participar juntos en el banquete eterno».