En la Solemnidad de Cristo Rey, Monseñor Juan José Salaverry recordó que la figura de «rey» no significa que debemos permitir ese apetito voraz por conseguir el poder a toda costa. «No podemos servir a los pueblos y servir a Dios desde la mentira, sino que debemos seguir el ejemplo de Jesús, que se coloca entre los últimos para servir a la humanidad y dar su vida», precisó.
En el día que también se celebra la Jornada Mundial de la Juventud, fue presentada la Carta Pastoral a los jóvenes de Lima. Ante ello, el obispo auxiliar reconoció que la presencia viva de los jóvenes es la fuerza renovadora que la Iglesia necesita para seguir anunciando el Evangelio.
Monseñor Salaverry inició su homilía enmarcando el contexto que dio origen a la Fiesta de Cristo Rey, en medio de la crisis generalizada por el término de la Primera Guerra Mundial. A solicitud de Pio XI, en 1925, se estableció esta solemnidad como una manera de recordarnos que el Señor está presente en el dolor humano y su figura de «rey» es la de un servidor que muere amando. «Hoy también hay luchas por el poder entre los países. La tierra está manchada nuevamente con sangre de inocentes que son descuartizados vilmente y aparecen ahí, envueltos en una maleta, sin que nadie haga nada gracias a la corrupción de algunos que huyen impunemente», advirtió.
Ante situaciones calamitosas como las que estamos viviendo, es necesario volver al fundamento de nuestra fe: la acción misericordiosa de Cristo, que gasta su vida por nosotros y quiere la salvación del mundo, no nuestra división por el apetito voraz de querer poseerlo todo.
El reinado de Jesús – reiteró Monseñor Juan José – no se ejerce desde la rivalidad, sino desde el amor. Mientras que muchas personas recurren a la competencia o a «pisar a los demás» para obtener «éxito» en la vida, el Señor viene a revelarnos que el camino del verdadero cristiano consiste en colocarnos en el último lugar.
«El poder de Cristo es el poder del Hijo de Dios que no se puede ejercer desde el autoritarismo. Su autoridad es divina, espiritual y moral. Jesús se la juega por aquellos que están al margen, a la vera del camino», reflexionó el obispo auxiliar.
En otro momento, dirigiéndose a los cientos de representantes de la Vicaría de la Juventud que llevaron la Cruz Peregrina y compartieron una nueva Carta Pastoral, Monseñor Salaverry aseguró que la Iglesia no puede caminar sin la presencia viva y esperanzadora de la juventud: «Nuestra Iglesia de Lima cuenta con la fuerza y el entusiasmo de los jóvenes para construir el Reino de Dios aquí en la tierra», señaló.
Además, recordó que los jóvenes son una parte fundamental de la Iglesia para renovarla y continuar alimentando la esperanza de los pueblos. Finalmente, agregó: