Clero de Lima participó en Misa y Responso por sacerdotes fallecidos

En el mes de noviembre, tiempo en el cual se conmemora a todos los santos difuntos, la Comisión del Clero de nuestra Arquidiócesis de Lima organizó una Celebración Eucarística en Memoria de todos los sacerdotes fallecidos, en la Basílica Catedral de Lima.

Durante su homilía, Monseñor Juan José Salaverry expresó su gratitud y respeto por todos los sacerdotes, obispos y cardenales que han trabajado incansablemente en favor del servicio en la Iglesia de Lima y el pastoreo del santo pueblo de Dios:

“Celebramos esta Misa con gratitud por todos aquellos que nos han antecedido en el caminar de nuestra Iglesia. También celebramos con admiración por el trabajo que ellos han realizado, un trabajo arduo para dejarnos la estructura arquidiocesana con las vicarías y decanatos que ahora tenemos, con desafíos tan grandes que han tenido que afrontar en momentos tan críticos como los que vivimos ahora», manifestó el obispo.

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Nuestra eterna gratitud y admiración por esta larga lista de hermanos que han servido en el Altar y al pueblo de Lima con generosidad y esfuerzo hasta el final.

En otro momento, Monseñor Salaverry, dirigiéndose al clero de Lima, citó un extracto del del sermón de San Agustín acerca del misterio de la muerte y explicó que la postura sacerdotal frente al misterio de la muerte debe ser vivir haciendo el bien. “San Agustín dice: “vivirás por siempre si vives bien. No temas morir mal, teme vivir mal. Extraña perversidad”. Y aquí tenemos que reconocer que hay muchos sacerdotes que mueren mal, solos, sin atención médica. Pese a ello, nos reconforta saber que vivieron dando testimonio del Señor», sostuvo.

Frente al misterio de la muerte, debemos asumir el compromiso de vivir bien, entregados al servicio de Dios, haciendo todo el bien que podamos hacer.

Luego, recogiendo un fragmento de la cuestión 22 de la tercera parte de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, Monseñor Salaverry destacó que, en el ministerio sacerdotal, existen dos cuestiones fundamentales: la oblación del sacrificio y la consumación del sacrificio: «Nosotros somos sacerdotes que estamos continuamente ofreciendo la oblación del sacrificio en el altar, pero la consumación del sacrificio es el misterio que se opera en nuestra propia vida. No dejemos el sacrificio fuera de nuestra vida, solo en el altar. El ministerio del sacerdote se consuma cuando nosotros mismos hacemos nuestro esfuerzo. La oblación del sacrificio y la consumación del sacrificio en nuestra vida», agregó.

Por ello, remarcó que debemos estar siempre abiertos y preparados al misterio de la muerte, «gastando la vida al servicio del Señor y ofreciéndola como ofrenda pascual. Aprendamos a vivir bien para morir bien, como dice san Agustín, y tratemos de consumar los misterios que celebramos en nuestra propia vida. Y, de esa manera, nosotros rendiremos una ofrenda justa al Señor y le diremos a todos aquellos que nos han antecedido: obispos, cardenales, canónigos, sacerdotes, que nos han formado y ya no están con nosotros, que todo lo que depositaron en nuestra vida ha caído en un corazón abierto, porque hemos aprendido del ejemplo, del trabajo, la teología y la espiritualidad que ellos nos han brindado», resaltó.

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Agradecemos por las vidas de los pastores que nos han antecedido, por su arduo trabajo en mantener viva la fe en nuestra Arquidiócesis, y por su compromiso para seguir el ejemplo generoso de caridad evangélica que nos han legado.

Al término del Acto Litúrgico, Monseñor Salaverry realizó un responso en la tumba del cardenal Landázuri y, posteriormente, acudió a la cripta de la Catedral de Lima donde descansan los restos de distintos sacerdotes, religiosos y cardenales de nuestra historia peruana.