«Sueño con una Iglesia de Lima empoderada, dinámica, participativa, con un laicado crítico y consciente de su vocación. No se trata de cuestionar dogmas, sino de aprender a vivir la riqueza de nuestra diversidad con el aporte de todos», ha manifestado el Padre Juan Goicochea, principal responsable y promotor del equipo que recoge, escucha, anima e impulsa el Plan Pastoral en Lima.
Misionero comboniano, actual párroco de la Parroquia Cristo Misionero del Padre y responsable del centro Laudato Sí. Su valiosos aportes en la primera asamblea arquidiocesana de 2020 fueron de gran ayuda para tejer el hilo conductor de la Iglesia sinodal de Lima en los últimos años.
Para este año, el Padre Goicochea explicó que el Plan Pastoral «tiene la riqueza de unir todo el proceso de sinodalidad de nuestra Arquidiócesis con el inicio de un Año Jubilar». El documento es un intento de responder «al anhelo profundo de renovación en la Iglesia que tenemos como pueblo peruano».
La integración de estas dos visiones se ha plasmado en el lema: «Caminando con Jesús, somos peregrinos de esperanza». La primera parte del lema – detalla – nos recuerda el camino sinodal que hacemos como Pueblo de Dios. La otra parte, que este camino «no lo hacemos solos, sino bajo la guía y la presencia de Jesús, que nos hace peregrinos de esperanza para caminar y tomar consciencia de nuestra vocación cristiana».

El Plan Pastoral no es una agenda, es un camino por andar
«El Plan Pastoral es más que un itinerario, es un camino por andar, espiritual, y debemos disponernos a acogerlo, vivirlo y entenderlo», ha precisado el Padre Goicochea, reiterando que detrás de su planificación hay un amplio proceso de diálogo y escucha. Y añadió:
«Tenemos que caminar en una forma más organizada y participativa de Iglesia, una forma más misionera para salir a anunciar el Evangelio en un mundo hambriento de Dios».
Desafíos de la sinodalidad en la Iglesia
Al ser consultado por las resistencias en torno a la sinodalidad que la Iglesia Universal insiste a través del Papa Francisco, Juan Goicochea recordó que «el mayor desafío que tenemos los seres humanos es entender que este es el camino que Dios quiere para la Iglesia del tercer milenio». Y los invitó a «que se den esa oportunidad de abrirse y ponerse a disposición de lo que el Espíritu Santo quiere suscitar en medio de nosotros».
No se trata de cuestionar dogmas, sino de dinamizar la Iglesia y hacernos responsables todos. Tenemos que asumir el gran desafío de hacer de la Iglesia un tema en la esquina, en la calle, en el colegio, en el corazón de nuestros barrios.


Anunciar a Jesús en las periferias existenciales
El Vicario Episcopal de la Pastoral Arquidiocesana señala que el documento final del Sínodo de la Sinodalidad, reafirma todo el camino de escucha y cercanía vivido en los últimos seis años en la Iglesia de Lima. Por eso, «todos somos co-responsables en esta misión», involucrándonos activamente para «salir a anunciar a Jesucristo a todas las periferias, no solo geográficas, sino, también, a las existenciales».
Hay muchos rincones en donde no estamos llegando. Es en las periferias existenciales es donde palpamos y vemos que es necesario anunciar con fuerza la presencia misma de Dios.
Dirigiéndose a todas las comunidades parroquiales, agentes pastorales, laicos, clero, religiosos, congregaciones y movimientos, hermandades y comisiones pastorales, el Padre Goicochea afirmó que todo aquello que se suscita bajo la inspiración de Dios es bienvenido en la Iglesia de Lima:
«Aquí convivimos todas las realidades y culturas del Perú, también todas las eclesiologías, todas las espiritualidades y todos los carismas. Todo lo que viene de Dios, con la inspiración del Espíritu Santo, es bienvenido. Las diferencias nos enriquecen, los aportes de los demás. Esto lo podemos sacar adelante juntos», indicó.

