Mons. Castillo: Confiar en el Señor que nos ama y no nos abandona

En un mundo en el que «todos vivimos desconfiando de todos», Monseñor Carlos Castillo invitó a renovar nuestra confianza en el Dios que es amor y no miedo, porque suscita en nosotros la capacidad de afrontar las situaciones de tempestad que nos impiden ver con claridad.

«Que con la ayuda del Señor, todos crezcamos en la confianza y en el amor para rehacer juntos un mundo mejor, porque todos estamos desconfiando de todos. Pidamos al Señor que su paz y su brisa nos tranquilice, para hacer las cosas con conciencia y sin enredos», invocó en su homilía.

Leer transcripción de homilía del arzobispo Carlos Castillo

Al comentar el Evangelio de este domingo XIX del Tiempo Ordinario, Monseñor Castillo explicó que el encuentro de Jesús con sus discípulos en medio de la tempestad, nos permite comprender que ser creyente es tener confianza en el Dios que nos ama:

«Los discípulos ya están pensando en que se viene el mundo abajo y el cielo se cae… una serie de cosas que estaban en la herencia religiosa antigua de Israel, pero que no eran la revelación de JAHWEH, porque, como se lee en la Primera Lectura del libro de los Reyes (19,9a.11-13a), Elías cree que el Señor se va a aparecer en el terremoto, en la tempestad, en el fuego, en el huracán. Y, ¿dónde se presenta el Señor?: En la suave brisa, porque JAHWEH es el Dios que es amor, que está con nosotros, que no nos abandona y que, por lo tanto, no nos da miedo, sino que suscita la confianza», señaló.

El Primado del Perú aseguró que necesitamos ir dejando los «dioses» que nos dan miedo, especialmente, cuando hacemos de la religión una serie de prácticas y ritos que nos impiden ir a lo principal: la confianza en el Señor para poder hacer sus obras de amor: «Quien es amado, comparte el amor; quien es alegre, comparte la alegría, anuncia la alegría misionera del Evangelio, como dice el Papa Francisco», insistió.

Todo cristiano es un cristiano misionero que anuncia la alegría misionera del Evangelio, una alegría que penetra en el mundo para mejorar la vida de los demás, no para destruir a nadie.

En otro momento, el arzobispo de Lima advirtió que la fe no debe confundirse con el adoctrinamiento que recibimos en la catequesis, porque «la fe es aprender a confiar en el Señor» y hay que ser un poco “sinvergüenzas” en ese sentido, es decir, «atrevernos a abrir nuevos caminos con confianza en el Señor y sin vergüenza».

Ver el rostro del Señor en medio de la tempestad.

Otro aspecto a destacar en la liturgia de hoy es que, ante la amenaza de una tempestad, los discípulos no ven el rostro del Señor y lo confunden con un fantasma. «¿Cómo puede ser que nuestras creencias sean más grandes que el reconocimiento del amigo?», preguntó el Monseñor. «A un amigo siempre se le mira al rostro y reconoce. Pedro era el más tempestuoso de todos, y cuando está a punto de hundirse, reconoce al Señor y le dice: ¡Señor, sálvame!«.

El prelado recordó que todos debemos tener una actitud permanente de confianza y reconocimiento al Señor, que está siempre a nuestro lado para ayudarnos a salir de las dificultades. Por eso, el arzobispo Castillo hizo una invitación a que hagamos una pequeña revisión de nuestras vidas para preguntarnos cómo va nuestra confianza: «Les recomiendo que cada uno, en su ser personal, en sus familias y todos como peruanos, nos preguntemos esta semana cómo va la confianza», reiteró.

Renovemos nuestra confianza en ese Dios que se presenta en la brisa, en la tranquilidad. Elevemos una oración al Señor en silencio, para pedirle su fuerza y calmar las tempestades que nos atormentan.

Pero esta revisión también va para la Iglesia y sus dirigentes: «Nosotros como sacerdotes, en la forma de vivir la Iglesia durante años, en esta forma “colonial” que ha tenido nuestra Iglesia, a veces, damos miedo a la gente. El sacerdote, el obispo y la Iglesia no están para dar miedo a nadie… ¡estamos para incentivar la capacidad de confiar y de crecer!», apuntó.

Necesitamos aprender a hacer las cosas no por costumbre, sino porque apreciamos el valor propio de cada uno y consideramos el bien de todos.

Solidaridad con el pueblo hermano de Ecuador

El arzobispo de Lima también se pronunció por la reciente tragedia ocurrida en el país hermano de Ecuador, que, a pocos días de las elecciones presidenciales, fue testigo del asesinato de uno de sus candidatos, Fernando Villavicencio: «Hay gente que quiere introducir el miedo a través de las amenazas, las agresiones y la violencia. Nosotros tampoco nos libramos de algo así, porque hay esa tendencia a hacer cualquier cosa con la vida de los demás. Cuando estamos atarantados por esas cosas, tendemos a tener desconfianza en el Señor, nos deprimimos, nos desesperamos y vemos fantasmas. Y cuando vemos fantasmas, vivimos paralizados», comentó.

La Eucaristía del domingo XIX del Tiempo Ordinario, contó con la presencia de los niños del Grupo Scout Lima 96 San Judas Tadeo. También recibimos la visita de los niños y jóvenes de la catequesis de la Parroquia El Sagrario.