Así se desarrolló el VI Encuentro de Familias del Decanato IX

Bajo el lema: “Los hijos, don de Dios para la Familia”, se llevó a cabo el VI Encuentro de Familias, con la participación comunitaria de padres e hijos de las diferentes parroquias que integran el Decanato IX de nuestra Arquidiócesis. El evento se llevó a cabo en el Colegio Santísimo Nombre de Jesús, en el distrito de San Borja, hasta donde llegó Monseñor Guillermo Elías, obispo auxiliar de Lima.

Al inicio de la jornada, las familias participaron en diferentes actividades integradoras y momentos de reflexión en torno al rol que cumple la familia en la Iglesia. El encuentro prosiguió con la intervención de Monseñor Elías, quien dirigió un emotivo mensaje a todas las comunidades participantes:

“La familia nos marca para siempre, para bien o para mal. Es en la familia donde se estructura la persona humana. Por eso, es importante que los matrimonios puedan reconocer las diferentes formas de comunicación, para vivir una paternidad responsable y feliz», remarcó.

Nuestro obispo auxiliar advirtió que muchas veces los esposos, al convertirse en padres, dejan de lado su vida matrimonial para dedicarse exclusivamente al cuidado de los hijos: “Seguir juntos por los hijos es algo que también solemos hacer. Son ellos quienes terminan de consolidar a la pareja y «obligan» a sus progenitores a mantenerse unidos. Esta obligación no es una condena, sino una exigencia natural que brota de la responsabilidad de ser padres».

Está bien que los hijos nos unan, pero no debe ser la única razón para seguir juntos. El amor mismo del uno por el otro debe ser suficiente.

De otro lado, Monseñor Guillermo exhortó a todas las parejas presentes a mantener su relación de pareja siempre viva, buscando siempre la esencia de esta: “Más allá de las metas personales, la pareja debe tener proyectos en común. Y el mejor de todos es la propia relación, pero también son los hijos. Pero aún con hijos o sin hijos, debemos buscar otras razones que realmente nos unan, otras que den sentido a nuestra vida y como pareja, porque Dios nos mandó a este mundo para ser felices. Por eso, hay que edificar cada día nuestro vínculo”, reiteró.

“Ser padres no significa dejar de ser esposos, dejar de ser amantes, dejar de ser amigos, porque muchas veces dejamos aspectos importantes de nuestra vida, porque, es cierto que ya no podremos estar de fiesta todo el tiempo, pero no tenemos por qué convertir nuestra casa en una guardería las 24 horas del día. Pasar tiempo solos, conversar, salir, seguir soñando es posible, no podemos limitar nuestra vida a las necesidades de nuestros hijos”, refirió el obispo auxiliar de Lima.

Discernir y guiar oportunamente a los hijos

Respecto a la educación de los hijos, Monseñor Elías indicó que es necesario que los padres puedan discernir y guiar oportunamente a sus hijos para educarlos integralmente:

“El padre y la madre acompañan el proceso y el desarrollo evolutivo de sus hijos. Se vuelven imagen y referente para ellos, por tanto, eso implica estar de acuerdo entre ustedes, discernir como padres de familia, viendo lo que es razonable para este ser que es distinto a ustedes, pero que tiene derecho a ser como es y, sin embargo, acompañarlo en su individualidad y hacerlo una persona libre, sana, abierta a lo trascendente, educándolos para que sean hombres o mujeres libres”, aseveró.

Finalmente, después de escuchar algunos testimonios de matrimonios y para dar cierre a la jornada familiar, Moseñor Elías presidió la Eucaristía acompañado del Padre Jaime Llamas, párroco de la P. Santísimo nombre de Jesús; el Padre Gonzáles Palacios de la Parroquia Santa María Madre de la Paz; y el Padre Jaime Emilio González Magaña S.J.

Durante su homilía, Guillermo Elías comentó el Evangelio de san Mateo (14,22-33), que narra el encuentro de Jesús en la barca con a sus apóstoles. El Monseñor explicó que es importante poner a Dios en el centro de nuestra familia y que, a pesar de todos los miedos que podamos sentir, confiemos en Él:

“No es magia tener a Dios en casa, no es que se van a borrar todos los problemas, que van a desaparecer los retos, la enfermedad… pero tiene sentido cuando está Jesús», afirmó.

Sin Jesús, nuestras familias no van a salir adelante solas. El camino es mucho más complejo, no es algo mágico, pero Jesús les da sentido a las tormentas, a la falta de sol, a la oscuridad, a la noche, a la tristeza, a la enfermedad.