En el día que celebramos la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, Monseñor Carlos Castillo presidió la Eucaristía del IV domingo de Pascua junto a los más de 200 representantes de pastorales juveniles de nuestras parroquias de Lima. En su homilía, el prelado recordó que Jesús es el Buen Pastor que nos invita a entrar por la gran puerta, que es Él, para que tengamos vida y ofrezcamos nuestra vocación al servicio de los demás: «Jesús es el Pastor que da la vida por sus ovejas, y con esa vida y muerte amorosa, resucita y levanta a las personas, porque se introduce como un Espíritu en todos nosotros y suscita el llamado a que cada uno realice su misión», comentó durante su homilía.
«Construyamos la “sinfonía de las vocaciones” que dice el Papa Francisco, es decir, una Iglesia en donde todas las vocaciones se armonizan y cantan juntas en la pluralidad y unidad», acotó.
Leer transcripción de homilía del arzobispo de Lima.
En alusión al Evangelio de hoy (Jn 10, 1-10), Monseñor Castillo centró su homilía en la imagen del Buen Pastor y en dos acciones que Él realiza: primero, nos llama a entrar por la puerta; segundo, nos recuerda que Él es la puerta.
El pastor es como una puerta y Jesús es el Pastor por el cual se entra y se sale. Él siempre tiene cuidado de que todos puedan entrar, no la cierra para nadie.
Pero el Señor también pone énfasis en aquellos que no entran por la puerta o saltan por otro lado, calificándolos de bandidos y ladrones. Jesús, explica nuestro arzobispo, hace esta precisión para «poner el dedo sobre la llaga de Israel, que tenía como pastores a ladrones y sinvergüenzas que habían usurpado el templo de Jerusalén».
Por lo tanto, Israel se había convertido «en un pueblo sufrido y esclavo en nombre de Dios y de la religión», pero Jesús «viene a reparar esa mala pastoralidad, y viene a ser el pastor que, inclusive, muere y da la vida por sus ovejas», reflexionó el prelado.
El obsispo de Lima explicó que, a veces, «uno se comporta como asaltante o ladron si, en vez de promover y suscitar el Espíritu en las personas, usurpa, hace callar y se impone.
«El Papa ha recordado la imagen de la puerta en este domingo, en Hungría, y ha dicho que Jesús jamás cierra la puerta, Él nos deja entrar y nos llama a que no hagamos una Iglesia cerrada. El Señor se llama a sí mismo «la puerta», porque Él es la puerta para vivir, para tener vida en abundancia», comentó el Monseñor.
Vocación para ser testigo de Cristo de diferentes maneras.
Al celebrar la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, Monseñor Carlos Castillo hizo eco a las palabras de Francisco, quien describió el sentido de este día como una «sinfonía vocacional de la Iglesia», es decir, que todas las vocaciones deben promoverse para que la Iglesia florezca. Ante ello, el prelado agregó: «No solamente oramos por la vocación para los sacerdotes y monjas, porque también es para ser creyente, testigo de Cristo de diferentes maneras, en diversos ambientes, en diversas situaciones», aseveró.
Construyamos la “sinfonía de las vocaciones”, una Iglesia en donde todas las vocaciones se armonizan y cantan juntas en la pluralidad y la unidad.
En este contexto, nuestro arzobispo recordó el legado de Toribio de Mogrovejo, Pastor de la Iglesia peruana y latinoamericana, a quien esta semana celebramos su Solemnidad. «Toribio de Mogrovejo, segundo arzobispo de Lima, tomó la misión que se le encomendó y fue a pie a todos los pueblos que pudo, asumiendo su vocación en el corazón de su servicio, siempre en movimiento… ¡nunca se detuvo!», expresó.
El prelado precisó que la figura de Toribio debe inspirarnos a que todos podamos ser pastores y acompañemos a nuestro pueblo, ya sea como sacerdotes, monjas, religiosos, seminaristas o catequistas. «El Papa está exaltando mucho en la figura de los pastores catequistas que sepan servir y no servirse de los niños y de los jóvenes, sino promover, escuchar, hacer que se expresen y que sean personas, que sean cristianos testigos», indicó.
Una Iglesia pastoril que cuide a nuestros hermanos migrantes.
En otro momento, Monseñor Castillo se pronunció por la dramática situación que viven muchos de nuestros hermanos migrantes en las fronteras de Perú y Chile, muchos de ellos impedidos de ingresar por falta de documentos: «En nuestro pueblo tenemos una situación grave porque algunos migrantes que están viniendo del país vecino del sur, están siendo arrinconados. Justamente, porque todos somos una Iglesia pastoril que cuida de las ovejas, tenemos que pedirle al Señor por nuestros hermanos migrantes, para que se pueda encontrar una solución a este problema en forma pacífica, pero nadie se puede permitir expulsar a unos, ni nadie se puede permitir no dejar entrar a otros.
«Estamos demorando mucho en encontrar soluciones, y no podemos seguir escuchando las cosas que se han dicho esta semana por algunas personas, como por ejemplo, “que les metan bala”. Eso es gravísimo, ¡gravísimo!», exigió el obispo de Lima.
Nosotros no podemos solucionar problemas humanitarios si es que no se hacen con humanidad. Estamos deshumanizándonos y el Señor nos dice: “Seamos pastores, no burócratas”.
El arzobispo de Lima manifestó que todas las crisis sociales que vivimos, son un reflejo de la gran ausencia de una educación humana, porque es necesario enseñar con el corazón, especialmente, «quienes somos pastores, quienes somos catequistas, quienes somos acompañantes de grupos, quienes tenemos grupos juveniles».
Debemos ayudarnos, unos a otros, a promover toda la grandeza humana que tenemos. El conocimiento que se impone y se deposita como una cuenta bancaria, no se suscita y, por lo tanto, no se comparte.
Finalmente, dirigiéndose a los más de 200 representantes de las pastorales juveniles de nuestras parroquias, Monseñor Carlos hizo un llamado a vivir en espíritu solidario y sinodal, proponiendo un lema en comunión al lema de la Jornada Mundial de la Juventud – Lisboa 2023: “María se levantó y partió sin demora”.
«Hoy, han sido convocados por la Comisión Central de Juventud, para elaborar juntos el lema de nuestra solidaridad con la Jornada Mundial de la Juventud. Vamos a reflexionar juntos con los lemas que han traído para elegir cinco lemas fundamentales y, después, votar decididamente por ellos. Detrás de esos lemas está su vida, chicos, y eso no se bota a la basura, eso se recoge, se archiva y se empieza a escuchar y a ver qué otras iniciativas interesantes hay», explicó el prelado.