Día del Migrante: Acoger al prójimo sin distinciones

En los últimos años, millones de personas de distintas partes del mundo, salen de sus países de origen con la esperanza de encontrar mejores oportunidades de trabajo, de estudio y de calidad de vida. Hoy que celebramos el Día Internacional del Migrante, queremos compartir los testimonios de solidaridad y acompañamiento hacia nuestros hermanos migrantes, afectados duramente por la Pandemia, como un gesto de reconocimiento a la dignidad de sus vidas.

El Día Internacional del Migrante es una oportunidad para reflexionar sobre el respeto de los derechos y las libertades fundamentales de todos los migrantes en el mundo. Según un informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática, en nuestro país residen más de 960 mil extranjeros, de los cuales el 84,4 % provienen de Venezuela.

A raíz de la Pandemia, la situación de muchos venezolanos se ha agudizado, una necesidad que demanda una respuesta humana y cristiana. Por eso, inspirados en el llamado del Papa Francisco a poner en práctica la caridad y restaurar la humanidad sin excluir a nadie, en la Arquidiócesis de Lima se vienen ejecutando diferentes acciones humanitarias a través de nuestras parroquias y otras organizaciones laicas. A continuación compartimos algunos testimonios:

Almuerzos diarios y ollas comunitarias en la Parroquia San Miguel Arcángel

Desde el año 2017, la comunidad parroquial San Miguel Arcángel vio la necesidad de afrontar los retos que suponía el aumento de hermanos migrantes en su distrito, en especial en la zona de Pando 9 etapa, donde comenzaron a llegar familias venezolanas en gran cantidad.

“Los hermanos venezolanos tenían problemas para pagar los alquileres, no traían la ropa adecuada para el clima limeño, carecían de alimentos, medicinas y los niños no tenían las vacunas conforme a su edad, también había madres embarazadas. Al ver todas estas carencias, empezamos a acompañarlos a través de diferentes campañas”, expresó el Párroco Benito García.

De esta forma, la comunidad de laicos de la Parroquia San Miguel Arcángel se organizó para realizar un censo en la zona e identificar las situaciones más vulnerables. Posteriormente se ejecutaron campañas de entrega de alimentos, pañales, gestión de vacunación a niños, entre otras acciones solidarias

A raíz de la Pandemia, la Parroquia debió asumir un nuevo desafío: «en ese momento es que intensificamos la entrega de bolsas con alimentos y activamos nuestras ollas comunitarias, llegando a entregar, en su punto más álgido, hasta 400 almuerzos diarios”, explicó el Padre García.

En la actualidad, las ollas comunitarias ofrecen un promedio de 260 almuerzos diarios, beneficiando directamente a más de 100 venezolanos. Adicionalmente, como un signo de la necesidad de acogida, la comunidad parroquial contrató a un hermano extranjero para crear un modo de concientización en la población respecto al modo de ver a los migrantes.

«En este Tiempo de Adviento, Jesús nos invita a mirar a nuestro prójimo sin distinciones, ya que muchos de ellos se ven obligados a salir de su país para poder vivir dignamente. Son ellos quienes nos convierten en prójimos. Los cristianos y las cristianas somos un pueblo migrante, está en nuestro ADN. La patria, para el cristiano, no es un territorio, es un modo de ser en el mundo donde la hermandad es la carta de ciudadanía”, resaltó el Padre Benito.

COOPI: promover la integración socio-económica de migrantes en el Perú.

La Cooperación Internacional (COOPI) es una ONG internacional que ejecuta proyectos de desarrollo para contribuir a la lucha contra la pobreza en el mundo desde áreas particularmente degradadas. Conversamos con Daniele Ingratoci, representante de COOPI en el Perú, quien resaltó el trabajo estratégico que viene realizando junto a la Vicaría de la Pastoral Social y de la Dignidad Humana, Cáritas Lima, en beneficio de los migrantes:

«Junto a Cáritas Lima y otras instituciones venimos trabajando en un proyecto para promover, a través de medios de vida digna, una mayor protección e integración socio-económica de venezolanos y venezolanas en el Perú. A la fecha, hemos logrado apoyar a más de 200 personas», indicó Ingratoci.

COOPI no sólo ha brindado asistencia humanitaria desde los almacenes de Cáritas Lima, también ofrece asesoría legal a casos de regularización migratoria, apoyo psicológico para casos de estrés y depresión, iniciativas de inserción laboral y mejora de competencias a través de cursos de capacitación. Otro aspecto importante es el apoyo que vienen brindando en la revalidación y reconocimiento de títulos universitarios.

Daniele Ingratoci está convencido de que la presencia de migrantes y refugiados es un elemento enriquecedor para alimentar la cultura y comprender otras realidades: “desde la perspectiva de los derechos humanos, la presencia de migrantes representa para la sociedad peruana, la ocasión de demostrar su modelo de acogida, un modelo que, a pesar de las claras dificultades que atravesaba, se reveló respetuoso y acogedor de las necesidades de los hermanos venezolanos”, finalizó.

A través de los gestos humanos y cristianos que hemos compartido, nos unimos espiritualmente para orar por nuestros hermanos migrantes en todo el mundo, por los voluntarios, religiosos y laicos que dedican su vida para servir a los más necesitados. Que este ejemplo sea una inspiración para construir un país más justo, equitativo y consciente del sufrimiento del prójimo.