Escribe: Jessica Laurente
Monseñor Juan José Salaverry, obispo auxiliar de Lima ofició la Eucaristía por la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, en la comunidad parroquial del distrito de La Victoria. Estuvieron presentes el Padre Isaías Salas, párroco del Santuario de Guadalupe; el Pbro. Elías Paredes, Superior General de los Misioneros de la Reconciliación del Señor de los Milagros, y cientos de fieles que se dieron cita en la fiesta mariana de gran relevancia para nuestro país y América Latina.
Citando el Evangelio de San Lucas (1, 39-48), que narra la Visitación de María a su prima Isabel, monseñor Salaverry señaló el inmenso regocijo que siente Juan en el vientre de Isabel, siendo esta una alegría mesiánica: “El Evangelio nos habla de la alegría en el vientre de Isabel al descubrir la presencia de Jesús en el vientre de María. Dice San Lucas que el vientre de Isabel exaltó de alegría. Y si leemos el trasfondo de este texto, la alegría de Juan el Bautista en el vientre de Isabel es una alegría mesiánica, porque se descubre, no solamente a María, sino también la presencia de El Salvador”.
Así como Juan el Bautista, indicó nuestro obispo auxiliar, que nosotros también debemos rebosar de alegría en esta fiesta no solamente por estar al lado de nuestra Señora de Guadalupe, sino porque, a través de ella, “descubrimos la presencia de Dios en nuestras vidas, siendo María la portadora de Dios”.
En otro momento, Salaverry destacó la maternidad de María, quien no solamente es madre de Dios, sino también madre nuestra que, con su ternura, nos protege, cuida y ama: “Mucha gente vive abandonada, triste y sola porque no tiene la experiencia del amor. María nos transmite esa experiencia de amor y la ternura de una madre. Ojalá que nosotros, que somos devotos de Nuestra Señora de Guadalupe, hagamos lo que ella nos ha enseñado: a transmitir el amor de Dios, a transmitir la presencia de Dios”.
De esta manera, monseñor Salaverry en la Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, invitó a todos los presentes a acercarse a María, siguiendo su modelo vida como madre y servidora que se acerca a sus hijos cuando más la necesitan y no se desentiende de ellos en ninguna circunstancia, por más adversa que sea.
“María sí se compromete con sus hijos, con su dolor, con su sufrimiento y está ahí para darles consuelo. Acerquémonos a María, que es compasiva, que se pone en marcha como el Papa Francisco nos pide: ser una Iglesia en salida, que busca en las fronteras existenciales al que necesita la ayuda”, refirió monseñor.
Nuestro obispo auxiliar también remarcó que María es mujer de fe porque a lo largo de su vida siempre dijo “Sí al Señor”, abriendo su corazón y confiando en su misericordia infinita: “María, mujer de fe, por la apertura de su corazón desde muy joven al escuchar el saludo del ángel y aceptar la misión de ser la madre del Señor. Mujer de fe cuando escucha que su Hijo está predicando y lo creen desquiciado, yendo a buscarlo. Mujer de fe porque contemplaba y meditaba todo lo que le pasaba en su corazón. Mujer de fe al pie de la cruz. Mujer de fe esperando al Espíritu Santo en Pentecostés”.
Finalmente, en la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, monseñor Salaverry pidió a todos los fieles presentes que, siguiendo el ejemplo de nuestra madre, dispongamos nuestra fe en el Señor y nos aferremos al amor infinito de María. “Que el Señor nos bendiga a todos en esta fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe y que María, nos cuide con la ternura de madre y nos ayude a comprometernos como ella, mujer de compromiso, pero, sobre todo, nos ayude a tener una fe que no se quede en ella, sino que nos transporta a Cristo, el Salvador”.
