Después de varias semanas de formación y reflexión, ha concluido la Escuela Arquidiocesana de Catequesis 2025, promovida por la Comisión de Evangelización y Catequesis. El evento congregó a más de 450 agentes pastorales, entre catequistas, jóvenes y laicos interesados.

Durante el mes de enero y febrero, cientos de agentes pastorales de nuestra Arquidiócesis y otras diócesis hermanas, se congregaron en el auditorio del Colegio Santa Rosa de Lima, en el distrito de Lince, para vivir la tercera edición de la Escuela Arquidiocesana de Catequesis, que este año tuvo como lema: “Catequista, testigo de Cristo, esperanza que no defrauda».
El curso de formación catequético incluyó, dentro de su currícula, una serie de ponencias a cargo de sacerdotes, obispos, religiosos, invitados nacionales e internacionales. Además, se contemplaron todos los ciclos de acciones significativas relacionadas con el Jubileo.


Durante la ponencia inaugural Misa de Apertura, nuestro Cardenal Carlos Castillo resaltó el verdadero significado de la vocación de un catequista, precisando que no basta con aprender el catecismo a rajatabla, sino que debemos «dejarnos inspirar por el Espíritu para anunciar el Evangelio con el testimonio de nuestras vidas. Ser catequista es un llamado a compartir la alegría del Evangelio con todos, el corazón del Evangelio», explicó el Prelado.
El arzobispo de Lima recordó que es necesario plantear estrategias adecuadas para que el mensaje del catequista llegue a todas las periferias geográficas y existenciales. Solo así podemos hablar de un real compromiso que contemple la «crisis generalizada que vivimos». Para ello, tenemos que «partir de la situación y el contexto social de la persona» como punto de referencia para la evangelización.


Por su parte, Monseñor Javier Salinas, obispo emérito de Valencia, asumió la ponencia de clausura y remarcó que la misión del catequista no consiste solamente «en saber qué tiene que decir y cómo decirlo», sino que debe «aprender a vivir la Palabra», y lo que diga debe estar «habitado por el amor de Jesús, en una relación de amistad con Él».
“El catequista es artesano de la esperanza porque, con su palabra, su testimonio, su vida, va produciendo algo nuevo que será resultado de la acción de Dios en la persona. Todos podemos colaborar para que eso ocurra», enfatizó el Monseñor Salinas.
Sobre la Escuela de Catequesis 2025
La Escuela de Catequesis 2025 se desarrolló en la modalidad de estudio híbrida (virtual y presencial). Gracias a ello, fue posible la participación de más de 60 comunidades parroquiales.
El curso estuvo compuesto por tres módulos académicos, cinco talleres prácticos y siete charlas magistrales. También se organizó una gincana de confraternidad y una jornada de Adoración al Santísimo.

