Día del Migrante: Construir un futuro de hermandad

Escribe: Jessica Laurente.

“Un ángel de Dios se le apareció a José en un sueño y le dijo: «Levántate. Escapa a Egipto con el niño y con su madre, y quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.» Esa noche, José escapó a Egipto con María y con el niño, y se quedó allí hasta que Herodes murió”. (Mateo 2:13-15)

Este pasaje corresponde a la huida de José, María y Jesús a Egipto. Ellos también fueron migrantes y tuvieron que escapar para proteger sus vidas. Han pasado muchos años de este acontecimiento, sin embargo, millones de personas de diferentes nacionalidades siguen viviendo esta situación de persecución y movilización forzada.

En ese sentido, hoy celebramos el Día Internacional del Migrante, fecha en la cual se busca crear conciencia sobre la necesidad de comprometernos en respetar y dignificar los derechos de los más de 300 millones de migrantes en el mundo que se desplazan por diferentes circunstancias en favor de un mejor futuro para sus familias.

Por ello, el Papa Francisco señaló en la 108° Jornada Mundial del Migrante y Refugiado 2022 que nadie debe ser excluido y que es necesario construir el reino en comunidad: “Nadie debe ser excluido. El proyecto de Dios es esencialmente inclusivo y sitúa en el centro a los habitantes de las periferias existenciales, entre ellos, hay muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata. Es con ellos que Dios quiere edificar su Reino. Construir el futuro con los migrantes y los refugiados significa también reconocer y valorar lo que cada uno de ellos puede aportar al proceso de edificación”.

De esta manera, nuestra Iglesia de Lima, siguiendo la línea del Santo Padre, acoge a los hermanos extranjeros que viven en nuestro país a través de las diferentes pastorales, parroquias y movimientos y comunidades de nuestra Arquidiócesis de Lima, trabajando solidariamente para construir una Iglesia solidaria y de acogida para todos.

Testimonio de los Misioneros Scalabrinianos.

Nuestra Oficina de Prensa y Comunicaciones conversó con el Padre Luiz Carlos Do Arte, presidente de la Congregación de los Misioneros de San Carlos – Scalabrinianos y director de la Casa de Acogida Beato Juan Bautista Scalabrini, lugar de acogida a los hermanos migrantes en situación de pobreza extrema que llegan a nuestro país.

El padre Luiz nos indicó que la casa actualmente recibe a un promedio de 60 personas, de manera especial, a la población más vulnerable, madres y niños que se encuentren en situación de pobreza y pobreza extrema. Asimismo, el proceso de acogida es temporal, es decir, hasta que la familia pueda lograr ser estable por sí misma.

“Nosotros acompañamos cercanamente a cada hermano en la casa y vamos viendo cuáles son las necesidades y cuáles son las capacidades que tienen para que puedan estar bien y puedan salir de la casa ya construyendo algo y protegiendo a su propia familia”, reafirmó el director de la casa.

De esta manera, a diario, en el albergue todos los residentes reciben sus alimentos, pero, además, cuentan con diversos espacios para que puedan aprender y potenciar sus capacidades tanto adultos y niños. Cuentan con talleres de pintura, sesiones de soporte psico-emocional, charlas motivacionales, entre otras, con el fin de que puedan salir adelante, buscando nuevas posibilidades de crecimiento.

Asimismo, el padre Luiz nos comentó que este servicio es parte del carisma de su congregación, la cual es acompañar a los migrantes en el mundo y, también siguiendo el llamado que hace el Papa Francisco a la Iglesia universal: acoger, proteger, promover e integrar a todos los hermanos a los migrantes y refugiados sin distinción.

De igual manera, el presidente de los misioneros scalabrinianos, nos dijo que este servicio de acogida lo vienen desarrollando con el apoyo y la colaboración de la Comisión Permanente de DD.HH.& JPIC de la Conferencia de Religiosas y Religiosos en Perú; de organismos internacionales como ACNUR y el OIM; profesionales en general y la sociedad civil.

Ahora, compartimos el testimonio de dos familias que han pasado por la casa de acogida.

Eliazar Coronel: “Admiro y valoro la capacidad de trabajo y dedicación del pueblo peruano”

Eliazar Coronel, hermano venezolano, profesional en Medicina, llegó al Perú junto a su familia un 11 de setiembre de 2018, a raíz de la inclemente situación que vivía en su país, razón por la cual decide migrar.

Eliazar señaló que se siente muy feliz de vivir en nuestro país y está muy agradecido: “Estoy muy agradecido, porque he sido respetado, valorado como profesional, ya que, al mes de haber llegado, encontré trabajo y esto se lo agradezco a Dios”.

Sin embargo, al igual que otros hermanos migrantes, al comienzo, le costó mucho trabajo salir adelante: “Tuve algunos momentos en los cuales me sentí vulnerable, sobre todo, por el hecho de haber llegado al país sin dinero y para encontrar alojamiento los primeros días fue bastante difícil y, sí, pues, fui víctima de desprecios y xenofobia en algún momento, sin embargo, la caridad de Dios a través de muchos hermanos que me ayudaron hizo posible que hoy este bien”.

De esta manera, Eliazar sostuvo que solo tiene palabras de agradecimiento con Dios y el Perú: “Quiero agradecer al pueblo peruano por su apoyo y, además, admiro a Santa Rosa de Lima y San Martín de Porres, es una dicha caminar por las calles donde estos santos estuvieron. Yo admiro y valoro del pueblo peruano su capacidad para el trabajo y dedicación, en verdad, doy muchas gracias a Dios porque me ha bendecido”.

Robert Quintero: “Estamos encantados con el Perú, porque nos ha dado la oportunidad de trabajar y crecer”

Robert Quintero, al igual que Eliazar, es de nacionalidad venezolana y vino al Perú hace un año junto a su familia en búsqueda de un futuro mejor: “Nosotros salimos no solamente por la situación económica y social que se vivía, sino también por persecución política, ya que, somos periodistas y trabajábamos en medios de comunicación y tuvimos que salir, porque recibíamos amenazas de secuestro”.

En ese sentido, Robert y su familia estuvieron en Colombia por 7 años, tiempo en el cual realizaron un emprendimiento, el cual les fue muy bien. Sin embargo, la experiencia en dicho país no fue del todo amigable, por lo cual, decidieron venir a Perú.

“Con los ahorros que juntamos, decidimos venirnos a Perú, compramos los pasajes, fueron 7 días largos de viaje, en los cuales pasamos momentos muy difíciles porque nos robaron en el camino, sufríamos amenazas de muerte constantes, bastante traumático el viaje, no se lo recomiendo a nadie”, refirió Robert.

Finalmente, arribaron a Lima y, luego a Tacna, donde viven actualmente y agradecen a los misioneros scalabrinianos por acogerlos en la casa Santa Rosa, ya que le permitió a él y a su familia vivir dignamente: “Les agradeceremos toda la vida, porque gracias a ellos, podemos ser lo que somos ahora. Gracias a ellos mis hijas no pasaron hambre, no pasaron necesidad, tuvieron un techo para dormir”.

“Estamos encantados con el Perú, porque nos ha dado la oportunidad de trabajar y crecer. Nosotros, gracias a Dios, no hemos sufrido xenofobia ni discriminación, porque trabajamos muchísimo y nos hemos metido en el corazón de nuestros hermanos peruanos y ellos en el nuestro, son muy especiales para nosotros. Perú es un excelente país, con una cultura hermosa y con mucho por explotar”, finalizó Robert.

De esta manera, el padre Luiz, en el Día Internacional del Migrante nos motiva a ser todos uno para construir el reino de Dios: “Construir el futuro con los migrantes refugiados es darnos cuenta de que estamos de paso en este mundo, que no somos islas, sino que conformamos la misma humanidad. Entonces, juntos vamos construyendo este futuro y, en la construcción, nadie puede ser excluido, sino que, más bien, todos podemos trabajar juntos en edificar el Reino de Dios”.

¿Sabías qué?
Los misioneros scalabrinianos tienen una red de casas de acogida en 33 países. En el Perú cuentan con dos en los departamentos de Lima y Tacna. La casa de acogida en Lima fue fundada en el año 2018 y se encuentra ubicada en el distrito de San Miguel, donde, a la fecha, ya han brindado ayuda a más de 2000 hermanos migrantes de 18 nacionalidades.