Pequeño de estatura, pero grande de corazón y testimonio. Así fue Gustavo Gutiérrez, defensor incansable de la opción preferencial por los pobres hasta el último día de su vida.
Al promediar la 1 de la tarde, más de mil personas se congregaron en la Basílica del Santísimo Rosario, ubicado en el corazón de la capital peruana, para participar de la Misa de Exequias oficiada por el cardenal electo Carlos Castillo. Durante la emotiva ceremonia, se compartieron las sentidas palabras de pésame del Papa Francisco: «Gustavo Gutiérrez, un grande, un hombre de Iglesia» que «supo llevar adelante tanto fruto apostólico y tanta teología rica», expresó el Santo Padre.
Posterior a la misa, el féretro del Padre Gutiérrez fue trasladado a la Parroquia Cristo Redentor, en el Rímac, donde fue despedido entre lágrimas y aplausos por la Provincia Dominicana de San Juan Bautista del Perú, las comunidades parroquiales donde sirvió, religiosos, amigos de toda la vida y cientos de fieles.
El arzobispo de Lima recordó que, desde muy joven, Gustavo Gutiérrez se dejó interpelar por la realidad y se dispuso ante el Señor con gran espíritu de servicio, reconociendo la presencia de Dios en el corazón de la vida de los seres humanos: “Hoy día venimos todos: cristianos, amigos de la Iglesia, inclusive, personas muy lejanas que tal vez no sean creyentes, pero que sintieron pasar en sus vidas la santa humanidad de nuestro querido Gustavo”, añadió.
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El Primado del Perú sostuvo que, si bien la “opción preferencial por el pobre” y la “gratuidad del amor de Dios” han estado presentes en la historia de la Iglesia desde siempre, “es importante que el Padre Gustavo haya tomado esto como fundamento para caminar en este mundo donde la injusticia, la miseria, la marginación, la intolerancia, la dictadura, el desprecio y el maltrato se quieren imponer”.
Gustavo entendió que la teología es un instrumento de la caridad, del servicio y la solidaridad.
El cardenal electo reiteró la importancia de “sentirnos interrogados por la realidad”, que “nos llama a actuar y a servir como lo hizo el Padre Gutiérrez”. Tenemos la necesidad profunda – agregó – de una fe cristiana que se preocupe no solo por salvar el alma individual, “sino todo el ser humano y toda la sociedad y la historia”. Y recordó una de las frases más icónicas de Gustavo: «Nosotros vamos a evangelizar y salimos evangelizados».
Gustavo nos deja un legado: llenar de gratuidad este mundo.
Finalmente, el obispo de Lima indicó que todos tenemos la misión de vivir una fe comprometida con la justicia, la paz y la solidaridad con los pobres. “Su obra perdurará e inspirará a las futuras generaciones”, concluyó.
La Misa de Exequias contó con la presencia del Nuncio Apostólico en el Perú, Monseñor Paolo Rocco; obispos de la diócesis de Lima y Chosica; fray Rómulo Vásquez Gavidia, OP, prior de la Provincia de San Juan Bautista del Perú; clero de Lima, comunidades parroquiales y amigos cercanos del Padre Gustavo.
Pesar del Papa Francisco por la muerte de Gustavo Gutiérrez
En pleno desarrollo de la segunda sesión del Sínodo de la Sinodalidad, el Santo Padre hizo una pausa a sus actividades para recordar al sacerdote peruano: «Hoy pienso a Gustavo Gutiérrez, un grande, un hombre de Iglesia que supo estar callado cuando tenía que estar callado, supo sufrir cuando le tocó sufrir, y supo llevar adelante tanto fruto apostólico y tanta teología rica. Pienso en Gustavo, todos juntos recemos por él. Que en paz descanse», ha expresado Su Santidad.
Por su parte, la Secretaría General del Sínodo anunció en sus redes sociales que «durante la oración de la mañana, la Asamblea sinodal recordó a Gustavo Gutiérrez, padre de la teología de la liberación, fallecido a los 96 años. Descanse en paz».