Roma. Esta mañana, el Papa Francisco expresó su cercanía y solidaridad con el pueblo peruano. En el Ángelus del domingo de la Palabra de Dios, el Santo Padre hizo un llamado al cese de los actos violentos que apagan la esperanza de una solución justa a los problemas: «¡No a la violencia, venga de donde venga! ¡No más muertes!”, expresó.
«Invito a orar para que cesen los actos violencia en Peru. La violencia apaga la esperanza de una justa solución de los problemas», con estas palabras, Francisco se pronunció por los últimos acontecimientos ocurridos que han enlutado a nuestro país.
Animo a todas las partes implicadas a emprender el camino del diálogo entre hermanos de la misma nación, en el pleno respeto de los derechos humanos y del estado de derecho. Me uno a los obispos peruanos en el decir: “¡No a la violencia, venga de donde venga, no mas muertes!”
En el domingo en que se celebra la Palabra de Dios, el Papa Francisco nos pide dejar atrás y renunciar a ciertas cosas para decir sí a la llamada de Jesús y escuchar lo que nos está pidiendo emprender en ese momento, al igual que hicieron sus primeros discípulos que, en el mar de Galilea, lo dejaron todo para seguir a Jesús.
Francisco pone de ejemplo el evangelio del día, en el que Jesús vuelve a buscar a los pescadores allí donde viven y trabajan para dirigirles una llamada directa: «¡Sígueme!» y ellos «en seguida dejaron las redes y le siguieron». “Detengámonos en esta escena: es el momento del encuentro decisivo con Jesús, el que recordarán el resto de su vida y que entra en el Evangelio. A partir de entonces, siguen a Jesús y, para seguirle, se marchan”.
Tarde o temprano llega el momento en que es necesario tomar una decisión.
“Este pasaje del Evangelio me impactó, esa experiencia de servicio me conmovió» expresa el Pontífice, y continúa: “al igual que los primeros discípulos, tarde o temprano llega el momento en que es necesario tomar una decisión: ¿dejo algunas certezas y emprendo una nueva aventura, o me quedo dónde estoy?” pregunta. Se trata de “un momento decisivo para todo cristiano, porque en él se juega el sentido de todo lo demás. Si uno no encuentra el valor para ponerse en camino, corre el riesgo de permanecer espectador de su propia existencia y de vivir su fe a medias”.
Para realizar la vida hay que aceptar el reto de marcharse.
El Papa invita hoy a “dejar atrás lo que nos impide vivir plenamente, como los miedos, los cálculos egoístas y las garantías para mantenernos a salvo viviendo una vida mediocre”. Pero también nos pide “renunciar al tiempo que se pierde en tantas cosas inútiles”: “Qué hermoso es dejar todo esto para experimentar, por ejemplo, el arduo pero gratificante riesgo del servicio, o dedicar tiempo a la oración para crecer en la amistad con el Señor ”.
El Papa también pone el ejemplo de una familia joven, que deja atrás la vida tranquila para abrirse a la imprevisible y hermosa aventura de la maternidad y la paternidad: “es un sacrificio, pero basta una mirada a los niños para comprender que era justo dejar atrás ciertos ritmos y comodidades”. Así como los médicos o sanitarios “que han renunciado a tanto tiempo libre para estudiar y prepararse, y ahora hacen el bien dedicando muchas horas del día y de la noche, mucha energía física y mental a los enfermos”. Para Francisco, sin duda, hay que aceptar el reto de marcharse para realizar la vida y es precisamente a lo que nos invita Jesús hoy a cada uno de nosotros.